«No hemos tenido suerte de nuevo con Hernández Hernández». Palabras del director de relaciones institucionales del Real Madrid. Emilio Butragueño es, posiblemente, la persona con mayor templanza y un discurso más comedido entre los dirigentes del fútbol español. Pero su labor, y deber, es proteger a su club tras una situación considerada de forma interna como surrealista, por lo claro de la acción y la actuación del VAR.
Felipe Monteiro golpeó un balón con la mano dentro del área, con el brazo separado del cuerpo y evitando, en el área pequeña, un remate a bocajarro de Casemiro. Evitó un gol, con el brazo en posición antinatural y «ocupando más espacio» del debido. Ingredientes más que suficientes como para señalar el punto fatídico. Pero Hernández Hernández, pese a la llamada del VAR para revisar una acción «clara y manifiesta» según su criterio, se mantuvo en sus trece y decidió sumar un nuevo capítulo a la lista de motivos por los que el madridismo no quiere verle ni en pintura.
La actuación del colegiado canario se resume en una acción que marcó el partido. El antes y el después de esta ni se acercan al interés del brazo de Felipe, que provocó que Hernández Hernández se saltara las normas. Lo hizo según el criterio del Comité Técnico de Árbitros, que en su reciente comparecencia con Velasco Carballo a la cabeza especificó los criterios por los que se pita o no mano y en los que el VAR intervendría.
Entre ellos, destaca la condición de posición no natural del brazo en el momento del impacto, algo que se da por descontado en la acción de Felipe toda vez que González González, desde el VAR y tras revisar con detenimiento la acción, vio la separación de la extremidad de Felipe, en el momento del impacto.
Una mano «clara y manifiesta»
Según la explicación del CTA, las manos en posición no natural son consideradas como infracción, en primer lugar, «si el jugador tiene el brazo en posición antinatural». Esta explicación por parte del organismo arbitral se complementa con la siguiente directriz. «Ocupa un espacio mayor, su cuerpo ‘se hace más grande’». Esto es algo que, de forma voluntaria o involuntaria, realizó Felipe, cuyo brazo está separado considerablemente del resto del cuerpo.
Las consecuencias de la acción también corren en contra de Hernández Hernández. «¿Evita un gol? ¿Un disparo?», expone el informe del CTA a modo interrogativo. La respuesta, sí, evita un disparo inminente de Casemiro, libre de marca y cuya probabilidad de convertirse en gol es alta. Una ocasión manifiesta de gol.
Si bien las «opciones de evitar la mano» de Felipe, son escasas, pues no ve el balón, la distancia entre la mano y el adversario, en este caso Casemiro, tampoco beneficia la decisión de Hernández Hernández. El central del Atlético no está impedido por ningún jugador que pudiera hacer que la mano fuera perdonable. La velocidad del balón tampoco era extremadamente amplia, proveniente de un centro desde el córner de Toni Kroos.
Hernández se salta las reglas
La regla 12 de la circular enviada por el Comité Técnico de Árbitros al comienzo de la presente temporada especificaba las condiciones de una mano sancionable o no. En la explicación se especificaba que sería punible la acción «cuando la mano o el brazo se posicionen de manera antinatural y consigan que el cuerpo ocupe más espacio», como es el caso de la acción de Felipe.
Hernández Hernández, sin embargo, decidió saltarse todas las directrices del CTA y continuar con su propio criterio incluso tras la revisión y posterior llamada del VAR. El colegiado, en primera instancia, no señaló nada al hilo de la acción, pese a que su colocación, como en toda acción a balón parado, debía ser óptima. Sin embargo, la advertencia desde la sala VOR le hicieron, por primera vez en sus 11 carreras a la pantalla, mantener su opinión por delante de lo que se consideró desde el asistente de vídeo como una jugada clara y manifiesta, y que marcó el derbi.