Este Real Madrid es indestructible y lo sabe. Los blancos han convertido el derbi en el patio de su casa. Aunque el Atlético se adelantó en el Bernabéu merced a un gol de Morata, los blancos dieron la vuelta al partido en un enorme segundo tiempo. Se replegaron los de Simeone y Rodrygo empató con un gol maradoniano. En la prórroga el Atleti, ya con diez por la autoexpulsión de Savic, sucumbió al gol de Benzema y al postrero de Vinicius que metieron al Madrid en semifinales de Copa junto a Barça, Osasuna y Athletic.
Un derbi siempre es un derbi. En Liga, en Copa, en Champions o en un amistoso de pretemporada en la Cochinchina. Y Ancelotti, que lleva más en el oficio que Jordi Hurtado en Saber y Ganar, precisamente lo sabe. Puede que para el Real Madrid la Copa del Rey sea la cosa más importante entre las que no tienen importancia, pero en el club blanco todos los títulos cuentan. Sí, vale, la Champions más, pero los demás también.
Sabedor de que con una eliminación ante el Atlético en el Bernabéu se liaría parda, Ancelotti no quiso experimentos en su once. Regresaron al once Kroos y Modric, descansados de San Mamés. Los rescatadores Ceballos y Asensio se caían del equipo. No faltaba ninguna vaca sagrada en los blancos –sin contar a los lesionados Carvajal, Tchouaméni y Alaba–, desde Courtois a Benzema, así que el once de Carletto para el derbi sonaba así: Courtois; Nacho, Militao, Alaba. Mendy; Camavinga, Kroos, Modric; Valverde, Vinicius y Benzema.
Enfrente Simeone sabía que a su Atlético sólo le queda una bala para ganar un título esta temporada y es la Copa. Por eso, el técnico argentino también fue con todo. Le faltaba el lesionado Marcos Llorente y le suplía De Paul, liberado sindical en el Atleti y empleado del mes en la selección argentina. Sí que estaban arriba Correa, Griezmann y Morata, un temible tridente que demuestra que los rojiblancos tienen armas de sobra para que en los frentes de la Liga y la Champions les hubiera ido mejor. El once del Atlético que saltó al Bernabéu lo formaban Oblak; Molina, Hermoso, Savic, Reinildo; Lemar, De Paul, Koke; Correa, Griezmann y Morata. Casi nada.
En los prolegómenos el Bernabéu se volcó en Vinicius, víctima una vez más de los intolerantes, los racistas, los xenófobos y, sí, los cenutrios, en la previa del derbi. A eso de las nueve echó el balón a rodar, así que al fútbol. Intensidad e imprecisiones a partes iguales dominaron los primeros minutos de juego. Los dos equipos perdían balones sin ton ni son. Vinicius la pedía y el Bernabéu vibraba. Resistía el Atlético con más orden que presión, sin haber roto a sudar siquiera.
Vinicius chupa cámara
El derbi orbitaba en torno a Vinicius, que agitó el partido en el 8 con una galopada vertiginosa, que culminó con un mal control en el área que ayudó a Reinildo a abortar un gol cantado. Dominaba el Real Madrid y se replegaba y protegía el Atlético. El derbi que tantas veces hemos visto en la era Simeone. Pero no estaban incómodos los rojiblancos, acostumbrados a sufrir más que la Infanta Elena con Froilán.
Con el Real Madrid desatado y Vinicius más enchufado que el marido de Nadia Calviño, Hermoso sacó en el área pequeña un pase de la muerte para Modric. Los de Ancelotti cocinaban el gol a fuego lento. Simeone no se tiraba de los pelos por aquello de los injertos y tal. Su equipo intentó sacudirse el acoso blanco con alguna posesión larga, pero no estaban finos con la pelota. Un disparo cruzado de Correa que se marchó fuera fue la primera aproximación rojiblanca a Courtois.
Y a la segunda llegó el gol. Una buena combinación entre Correa y Koke permitió a Nauel Molina infiltrarse en el área. Culminó su desmarque con un pase de primeras al área donde Morata, que había ganado la espalda a un despistado Militao, embocase casi sobre la línea. El Atlético golpeaba primero.
El gol hiperventiló a Morata, que tuvo esos 15 minutos al día en los que se cree Van Basten, se vino arriba y le metió un viaje a Camavinga que debió ser amarilla. Se fue de rositas. El Real Madrid acusó el sopapo y comenzó a languidecer. Kroos y Modric, en lugar de gobernar el partido, abdicaron del derbi y Vinicius no era suficiente. Había runrún en el Bernabéu.
El Atleti golpea primero
A la media hora el Madrid acarició el empate en una acción a balón parado que Militao sacó sin querer con un cabezazo forzadísimo sobre la línea que se marchó arriba. El Atlético, con viento a favor, ya tenía la mitad de la semifinal en el bolsillo. Sólo le quedaba aguantar la puerta a cero. Vinicius era una amenaza en forma de mosca cojonera, a pesar de que le faltaba un punto de inspiración para acabar jugada.
En e 38 siguieron las malas noticias para Ancelotti. Se rompió Mendy. Entró por él Ceballos y se desplazó Camavinga al lateral zurdo. Como con Francia. Lo mismo la enfermedad provocaba un buen remedio. El Atlético comenzó a manejar el derbi a sus anchas. El Real Madrid se ahogaba en su propia pereza. Ancelotti e hijo debatían sobre cómo sacar al equipo del entuerto. Y en esas y otras disquisiciones sobrevino el descanso.
Del que regresamos sin cambios. Ni de jugadores ni de actitud. Trató de estirarse algo el Real Madrid, que mostraba síntomas de impotencia. El Bernabéu animaba con timidez y sin gritos. En el 52 un venenoso pase al área de Nacho lo desvió Valverde y evitó que embocaran primero Benzema y después Vinicius en el área pequeña.
Espabiló el Real Madrid, que tuvo el empate en el 56 en un disparo de Benzema que sacó Oblak. Vinicius se durmió en el rechace y le penalizó su mal control para que no marcara el 1-1 que el equipo de Ancelotti empezaba a merecer. Ceballos había revitalizado al Madrid. Otra vez. Y Vini insistía en cada jugada para asomarse al área del Atlético. Respondió Simeone con un cambio defensivo: Witsel por Morata.
El cambio, defensivo donde los haya, era un mensaje a su equipo de que protegieran el 0-1 con su vida. La respuesta, quizá algo tardía, de Ancelotti fue meter a Rodrygo por Fede Valverde. Y Modric seguía en el campo de cuerpo presente. Cambio difícil de comprender y más difícil aún de explicar. El Atlético resistía pero el Real Madrid seguía rondando el gol. El cántaro estaba harto de ir a la fuente.
El gol imposible de Rodrygo
En el 72 pudo llegar la sentencia del Atlético en una falta directa que Griezmann tiró a romper. Iba con mucha mala leche pero se topó con las manos firmes de Courtois, que mandó el remate a córner. Ancelotti decidió hacer un tercer cambio: Asensio por Kroos. Simeone metía a jugar a Carrasco y Memphis.
El Real Madrid, destapado atrás, había tocado a rebato. Pero le faltaba acierto para terminar las jugadas. Benzema, en un partido canalla, no aparecía en el derbi. El que sí emergió con una jugada que podrían haber firmado Pelé, Maradona, Zidane o Messi, o los cuatro a la vez, fue Rodrygo, que sentó a un millón de defensores del Atlético, quiebro va, quiebro viene, para definir con el exterior ante Oblak. Un golazo espeluznante.
El gol animó al Bernabéu y Rodrygo se sintió Neymar. La pedía, se le jugaba y le salía. Mediapunteaba con confianza y estilo. Era el 82 y Simeone metió a Saúl y Kondogbia por De Paul y Koke. En el 83 Griezmann perdonó un gol cantado (que habría sido fuera de juego) al mandar a las nubes un disparo en el mano a mano con Courtois.
El derbi empezaba a despedir un peligroso tufo a prórroga. Que casi evita Memphis con un disparo raso que sacó abajo Courtois en el palo corto. Era el 90 y también la tuvo en el 91 con otro disparo que se fue arriba. También tuvo alguna contra el Madrid, una de Militao estremecedora, pero no se alteró el marcador, así que lo dicho: prórroga.
La prórroga infinita
Que comenzó con un cambio en el Atlético: Barrios, el la gran esperanza rojiblanca, por Griezmann. A Ancelotti la prórroga le daba una ventana extra , pero ya no le quedaba gente fiable en el banquillo. Apretaba el Real Madrid y resistía el Atlético. Vinicius tiraba caños y regates a diestro y siniestro, pero le faltaba el último toque. El derbi empezaba a teñirse de blanco.
El Atlético, demasiado metido atrás, se quedó con diez por la torpeza de Savic, que vio dos amarillas en un minuto. El montenegrino se autoexpulsó antes del minuto 100 y dejó vendido a su equipo. El Real Madrid se fue en tromba a por el segundo. Parecía cuestión de tiempo… y no tardó mucho en llegar. Asensio remontó la banda derecha y puso un pase raso que atravesó todo el área pequeña rojiblanca sin que ni un defensa despejara ni un delantero rematara. La pelota llegó a los pies de Benzema, que aprovechó el regalo para hacer el 2-1 en el 104.
El Atlético, que llevaba más de una hora colgado de su área, pagaba cara su racanería. El Madrid obtenía el premio a su insistencia. Los rojiblancos intentaron apretar en la segunda parte de la prórroga pero se toparon esta vez con la solidez de los blancos. En el 113 Ancelotti metió a Odriozola y el canterano Martín por Nacho y Rodrygo, que se fue lesionado.
El Real Madrid supo aguantar los minutos finales de un derbi roto que se había convertido en un correcalles. Lo intentó el Atlético con más fe que acierto pero todo fue en vano. Hasta Vinicius supo abrochar su notable partido con un postrero gol en el 121 que sentenció el derbi y selló el definitivo 3-1 a favor del Real Madrid.