Con la eliminación del Real Madrid ya consumada tras un partido loco en el Bernabéu (3-4), el único brote verde que se encuentra más allá de buen hacer de Vinicius que mantuvo en vilo la remontada, fue Martin Odegaard. El jugador blanco cedido en Anoeta fue uno de los grandes ejecutores de la eliminación merengue mientras aguantó sobre el césped. El noruego fue el que inició el K.O., la caída de naipes, de los locales en estos cuartos de final coperos.
Odegaard demostró desde muy pronto porque es en estos momentos el centrocampista más destacado de LaLiga. El noruego comenzó el duelo dirigiendo a los suyos desde una medular en la que Mikel Merino y Zubeldia le cubrían las espaldas. El Madrid impuso su juego y el dominio desde bien pronto pero siempre que la pelota pasaba por los pies del nórdico el fútbol de los txuri-urdin se disparaba hacia arriba. Era el motor y el primer paso al frente de la Real.
Cuando la Real se soltaba era Odegaard el que la ponía en marcha. El noruego fue el que apareció en la frontal, en el lugar indicado, cuando Isak erró su primera gran ocasión. Areola repelía muy centrado el disparo del delantero y el esférico le quedaba a placer al aún jugador blanco. Su disparo fue centrado pero al meta francés no le dio tiempo a reaccionar y el 0-1 subía al marcador. El noruego, en un gesto hacia el Real Madrid, no celebró el tanto con sus compañeros.
A la media hora, un encontronazo entre Modric y el noruego dejó al cedido en la Real tocado. Fue un golpe rodilla con rodilla que obligó a parar el juego y necesitar de las asistencias a Odegaard. De hecho, parecía que la sustitución del jugador se iba a dar pero se recuperó en tiempo récord y continuó sobre el terreno de juego. Duró un hora en el campo por este contratiempo con el balcánico.
No fue lo único tangible en el marcador que logró Odegaard… aunque fuera por poco tiempo. Ya en la segunda mitad, el centrocampista volvía a conectar con Isak, esta vez asistiéndole para que marcara a placer el delantero sueco. Sería desde la Sala del VAR los que determinarían que era en fuera de juego el gol, por lo que no subiría al marcador y no se contabilizaría la asistencia.
Tras el gol anulado, Isak se desataría para colocar el 0-3 y Marcelo recortaría poco después (1-3). Con ese resultado se acabó la gasolina de Odegaard en el Bernabéu, que tuvo que ser atendido en el banquillo por los servicios médicos de los vascos por el golpe en la rodilla. En su sustitución por Guevara, el templo merengue se pondría en pie para ovacionar al que dentro de no mucho volverá a vestir la elástica blanca.