Aleksander Ceferin ha tenido que recoger cable en su afán por sancionar a Real Madrid, Barcelona y Juventus por la Superliga. El presidente de la UEFA utilizó todas las herramientas posibles dentro de su organización para amedrentar a los tres clubes que resisten dentro de un proyecto alternativo a la Champions League abriéndoles un expediente sancionar que no ha llegado a ninguna parte «por el momento», tal y como aseguró la organización.
La UEFA comunicó el pasado 25 de mayo que abría expediente a estos tres clubes tras dos semanas de «trabajo e investigación de inspectores de ética y disciplina de la UEFA en relación con el proyecto de la llamada ‘Superliga’». Ceferin había proyectado una sanción a la carta después de haber cobrado 15 millones de euros de cada uno de los nueve clubes que se bajaron del proyecto inicial para revolucionar el fútbol europeo.
El esloveno deslizó que la sanción sería ejemplar y muchos se pusieron en un escenario de dos años fuera de la Champions League. Finalmente, Ceferin ha tenido que echarse para atrás porque la medida cauteralísima tomada en un juzgado de Madrid y elevada a los tribunales europeos y suizos ha sido un éxito. Los equipos de la Superliga se han protegido de sanciones contra el monopolio de la UEFA y ni mucho menos era papel mojado como habían defendido, entre otros, el presidente de la Liga Javier Tebas.
Las autoridades suizas notificaron a Ceferin que tendrá que esperar –al menos un año en el escenario más optimista– para hacer su ‘justicia’ contra los equipos rebeldes de la Superliga. De no haber hecho caso al escrito judiciales, el presidente de la UEFA y su organización se enfrentaban a un delito de desobediencia y desacato judicial que podría desembocar en el embargo de propiedades y bienes de la organización.
En ese escenario de guerra civil total, Ceferin ha decidido levantar completamente el pie porque era consciente de que incluso su puesto de presidente de la organización corría peligro. La UEFA ha justificado su retirada en obediencia a los dictámenes judiciales y parece que se abren dos vías para solucionar el conflicto: sentarse a negociar entre Superliga y UEFA o esperar a que la Justicia Ordinaria resuelva.
