Andriy Lunin podría tener su oportunidad ante Osasuna. El Real Madrid regresa este miércoles al Bernabéu y lo hace con la duda de quién ocupará la portería. Carlo Ancelotti tiene claro que, de momento, no hay rotaciones bajo palos y que Thibaut Courtois es intocable, salvo en la Copa del Rey. Sin embargo, el belga acabó tocado el Clásico, se ejercitó al margen del grupo el lunes y, aunque completó el último entrenamiento sin problemas, puede quedarse en el banquillo por precaución.
Las dudas acerca de la presencia de Courtois hacen que pueda producirse el debut del meta ucraniano en Liga con el Real Madrid. Desde su fichaje por el club en el verano de 2018, únicamente se ha puesto la elástica madridista una vez, el pasado curso en Copa. Con los blancos vivos en Liga y Champions hasta el final y con el mejor portero del mundo sano durante toda la temporada, los minutos de Lunin se limitaron al único partido de los madridistas en el torneo del K.O., del que fueron precisamente víctimas ante el Alcoyano.
Ahora, con Courtois entre algodones, Ancelotti puede optar por no arriesgar y apostar por el ex de Leganés y Valladolid. Serían sus primeros minutos en Liga con el conjunto blanco, pero no su estreno en la máxima categoría, donde ya disputó cinco partidos con los pepineros, aunque no con el Pucela. También jugó en Segunda, a préstamo en el Oviedo, un total de 20 encuentros, en los que encajó 20 tantos y mantuvo su portería a cero en seis ocasiones.
El de Osasuna puede ser un partido que quede en el recuerdo de Lunin para siempre. Después de cuatro años perteneciendo al Real Madrid, aunque afrontando su segunda temporada como futbolista del primer equipo, puede llegar su debut en la Liga Santander. De producirse, sería en casa, en el Santiago Bernabéu, que volverá a acoger un encuentro un mes después. Además, sería ante un equipo que llega lanzado a la capital, tras un gran inicio, en el que se han confirmado como la gran revelación del campeonato.
Ancelotti tiene mucho que perder
La duda en la portería de cara al encuentro contra Osasuna es más que evidente, debido a que Carlo Ancelotti tiene mucho que perder si arriesga y Thibaut Courtois se resiente de los problemas que sufrió en el Clásico. El meta terminó tocado, después de un extraño movimiento que le hizo la rodilla al despejar un balón con el pie. El colegiado tuvo que parar el encuentro y dar entrada a las asistencias y todo hacía pensar que Lunin entraría para afrontar los últimos minutos. Sin embargo, el belga aguantó como pudo hasta el final.
El propio técnico confirmó después que había «tenido una molestia, pero después se encontraba bien». Sin embargo, ya en Valdebebas, saltaban las alarmas en el primer entrenamiento tras el duelo ante el Barça. Courtois, junto a Benzema y Valverde, se ejercitaban al margen del grupo, en el interior de las instalaciones de la ciudad deportiva. En la sesión previa al duelo frente a los rojillos, volvió con el resto de sus compañeros, pero no está asegurada su presencia.
El propio jugador reveló que esperaba que no fuese «nada grave» y, por lo que parece, no lo es. Aún así, Ancelotti esta temporada está optando por no correr el más mínimo riesgo con ninguno de sus jugadores. Al más mínimo problema, les deja fuera del partido y espera a que estos desaparezcan. Con Courtois podría suceder algo similar y más contando con un jugador de la proyección de Andriy Lunin en el equipo.
Lunin, un portero de futuro
El ucraniano demostró en el pasado que es un diamante en bruto, motivo por el cual fichó por los blancos en el verano de 2018, cuando contaba apenas con 19 años, tras una buena temporada en la primera división de su país, donde sobresalió en el Zorya. Una temporada después se confirmó que los blancos se habían adjudicado a un portero de futuro, al llevarse el Guante de Oro del Mundial Sub-20 que ganó con Ucrania y siendo candidato al Golden Boy.
Después de temporada y media cedido en Leganés y Valladolid en la que apenas contó, se marchó a la Liga Smartbank, al Oviedo, donde se haría un hueco defendiendo la meta de los asturianos, con el que terminó certificando la permanencia. Fue allí donde se ganó su regreso al conjunto blanco de cara al pasado curso, en el que ya pasó a formar parte del primer equipo. Después de debutar bajo el mando de Zidane en Alcoy, no ha vuelto a vestirse de corto, pero ahora podría ser la principal novedad en el once del Real Madrid ante Osasuna, casi un año después de sus primeros y últimos minutos.