Cuando Haaland enfile este miércoles por la noche el túnel de vestuarios y deslice su mirada hacia un lado, su pasado y presente convergerán en una persona y un escenario. Antonio Rüdiger y el Santiago Bernabéu, las dos némesis del delantero noruego. El delantero noruego volverá a tener la sombra del central alemán en un estadio que se resiste a su olfato goleador.
Vayamos por partes. La presión y el estrés alcanzan cotas máximas para Haaland cuando tiene que enfrentarse al Real Madrid. Hasta 13 remates en cuatro partidos tuvo que realizar para marcar su primer gol. Fue en el partido de ida de la pasada semana, en el que firmó un doblete de penalti. Aquel encuentro tachó al Real Madrid de la lista de equipos a los que no había logrado batir.
Nunca antes había disparado tantas veces en vano contra un mismo equipo. Pero aquel reto es cosa del pasado, de un tiempo que ya parece lejano porque la vorágine del fútbol así lo dicta. Ahora tiene un nuevo reto, porque el fútbol también posee la cualidad de presentar desafíos constantemente. El de Haaland está directamente relacionado con el Bernabéu, estadio en el que nunca ha logrado ver puerta.
De hecho, ya no es que no haya materializado, es que ha pasado de puntillas por el mencionado feudo. Lo intentará de nuevo un noruego que esta temporada está siendo la más pobre en cuanto a sus registros goleadores desde que llegó al City. Claro que tampoco le ayuda el nivel de su equipo en general. El ariete está aislado en punta, entra en contacto con la pelota por partido menos veces que cursos pasados y eso repercute en su productividad goleadora.
La misma que en el partido de ida se mostró intacta. También le ayudó la defensa de circunstancias del Real Madrid. Un joven Asencio, el inseguro Tchouameni y un tocado Mendy. Este miércoles volverá a tener su pareja de baile habitual. Rüdiger se ha recuperado a tiempo y está listo para la batalla definitiva del playoff continental. Positiva noticia para el madridismo, negativa para el ariete del City, al que ha secado cuando se han enfrentado.
El alemán es un defensa al que le apasiona competir contra delanteros corpulentos. Disfruta de la refriega física y los balones aéreos, pero no sólo del cuerpeo dependen el devenir de los duelos individuales, también de la inteligencia posicional de cada futbolista. Y en eso Rüdiger le sabe ganar la partido. En su primer careo redujo a Haaland a sólo 21 intervenciones en el partido, ningún jugador, ni siquiera los porteros, lo hicieron menos que él.
Este miércoles el aura será diferente para el noruego, que viene de estrenar capitanía ante el Newcastle en un partido del que salió tocado. «Que haya viajado es una buena noticia, veremos si juega. Haaland ha sido muy importante desde que llegó», aseguró Guardiola. El ariete se enfrenta este miércoles a su pasado y presente, con Rüdiger como pareja sobre una tarima en la que se resbala.
