Volvía la Segunda B y con ella el público a los estadios. Con aforos reducidos, distancia de seguridad, mascarillas y controles de temperatura, la nueva normalidad empieza a coger color desde abajo, en el fútbol modesto español. En el Estadio de Navalcarbón cerca de 400 espectadores se acercaron a disfrutar del partido entre Las Rozas y Real Madrid Castilla, que terminó con victoria de los de Raúl por 1-2.
Más allá del buen partido disputado por el filial madridista, la noticia estaba en las gradas y, por fin, no porque estuvieran vacías. Las nuevas medidas se ponían a prueba en el estadio roceño y, bajo estrictos controles de seguridad, el público cumplió y superó el examen. A la entrada al estadio, se tomó la temperatura a cada uno de los asistentes, denegando la entrada a todo aquel que superase los 37,2º de temperatura.
La preocupación existente de inicio sobre las posibles aglomeraciones en la entrada y la salida no fueron un problema. Desde el club anfitrión se controló la entrada de los abonados a las gradas, evitando que se formaran colas a la hora de acceder al estadio. Al término del partido, los aficionados abandonaron las inmediaciones rápidamente, excepto un reducido número de espectadores que esperó la salida de Raúl González para fotografiarse con él.
Una vez dentro de las instalaciones, la movilidad estaba restringida y la distancia de seguridad de 1,5 metros era obligatoria. Además, para evitar riesgos, no se permitía comer en la grada. Había seis zonas habilitadas en la tribuna principal del estadio para acoger espectadores, en las que los aficionados debían estar separados, respetando dos huecos libres entre cada uno, excepto si eran miembros de la misma familia. La presencia constante de miembros de seguridad desplegados por la grada garantizó que en todo momento se cumpliese con las medidas sanitarias sin que se registrasen incidentes.
Pese al aforo reducido en torno al 15%, la afición se hizo notar. Había ganas de fútbol y un grupo de aficionados, ubicados en uno de los extremos de la grada, acudió equipado con todo tipo de utensilios de animación. Manteniendo las distancias requeridas no cesaron de alentar a los locales durante los 90 minutos, aunque no pudieron evitar la derrota de Las Rozas ante el filial madridista.
La nueva normalidad empieza a asomar en el fútbol español. A la espera de que se autorice la entrada de espectadores en las categorías superiores, siete meses después por fin se ve público en los estadios. El fútbol modesto regresó y lo hizo a lo grande, con la animación de sus aficionados desde donde deben estar, desde las gradas.