David Alaba es el primer fichaje del Real Madrid para la próxima temporada. Lo que era un secreto a voces se hizo oficial este viernes. El austríaco por fin está en la capital y ha firmado por cinco temporadas. Con su fichaje, el club blanco se ha hecho con el mejor tres en uno del mundo: central, lateral izquierdo y centrocampista. Puede jugar en esas tres posiciones y en las tres se desenvuelve a las mil maravillas.
Sin embargo, aunque el fútbol siempre fue su principal pasión, y a lo que se ha terminado dedicando, también destaca notablemente su faceta musical. El nuevo jugador del Real Madrid recibió clases de piano durante su infancia, toca la guitarra y habitualmente maneja una mesa de mezclas para intentar despejarse y desconectar un poco del fútbol. Esta pasión le viene de familia. Su padre era músico y su hermana pequeña, Rose, ha terminado dedicándose a la música.
Aunque no es el mejor cantante, Alaba, está listo por si en el vestuario del Madrid le hacen cantar como novatada. Lleva la música en los genes. La historia del ex del Bayern es bastante curiosa. La música no es lo único novedoso de la vida del nuevo jugador del Real Madrid. Su historia es bastante curiosa. En su DNI pone Austria, selección de la que es capitán y estrella, pero su padre, George, nació en Ogere (Nigeria), lugar del que es príncipe. Luego se fue a Austria para estudiar Económicas en la Universidad de Viena.
Más tarde ingresó en el Ejército de Austria para convertirse en la primera persona de color que lo hacía. Acto seguido vino la música y en la actualidad continúa actuando como DJ y rapero. Por otro lado destaca su madre, Gina, nació en Filipinas y fue Miss Filipinas en los 80. Poco después se fue a Austria para trabajar como enfermera. Este es el motivo por el que Alaba, tras ganar la final de Champions 2013, llevaba la bandera de Filipinas en las botas y la de Nigeria en las manos.
Además del fútbol y la música, Alaba es miembro de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, fruto de su sentimiento cristiano protestante. Nació en Viena y creció allí, un lugar donde no había mucha tradición de fútbol por lo que él sobresalió con facilidad. Allí empezó jugando en el SV Aspern del distrito de Donaustadt, que era donde vivía con su familia, hasta que con 10 años su padre le consiguió una prueba en el Austria Viena, donde por supuesto entró. Permanenció en el cuadro austríaco hasta que fichó por el Bayern en 2009 para jugar en el filial. Ni siquiera en ese momento se separó de su familia, todos se trasladaron a Múnich para estar con él.
