Como en las grandes ocasiones, el estadio Santiago Bernabéu se engalanó para la ocasión en los prolegómenos del encuentro contra el Manchester City de la sexta jornada de la fase liga de la Champions. El himno de la Décima sonó con fuerza y fue cantado a capella por la afición madridista, mientras que en el fondo sur del coliseo madridista se desplegó un gran tifo en el que se pudo ver a un conquistador, con cuatro barcos y la frase: «Ya ataca mi Madrid».
Este partido es un todo o nada para Xabi, que apostó por Gonzalo ante la baja de Mbappé. Después de la derrota ante el Celta, el Real Madrid decidió no hacer movimientos en el banquillo hasta después del duelo frente al Manchester City. Tras ese partido, la tensión se apoderó de la directiva madridista, empezando por un Florentino Pérez que, según testigos, mostró un enfado evidente por la actuación del equipo. El Real Madrid quedó muy lejos de su nivel habitual, completando una hora de juego lamentable, llegando a ir 0-2 y terminando el encuentro totalmente fuera de control.
Tras el choque, la cúpula del club mantuvo varias reuniones informales para analizar el presente del equipo y, especialmente, la situación del banquillo. El nombre de Xabi Alonso estuvo en todas las conversaciones, así como su continuidad. Finalmente, se acordó que se debía esperar hasta el miércoles, fecha en la que el técnico se jugará su futuro. Cualquier resultado que no sea una victoria ante el Manchester City de Pep Guardiola lo dejaría al borde del despido.
Si el triunfo frente al Athletic le había dado algo de oxígeno, este se ha esfumado por completo con la derrota ante el Celta en el Santiago Bernabéu. Un golpe duro que lo deja sin margen de error. Tras ganar en San Mamés, una derrota digna frente al Manchester City aún podía haberle sostenido, pero ahora todo lo que no sea puntuar lo colocará en una situación crítica. Caer contra el equipo de Guardiola desencadenaría un jueves muy agitado en las oficinas de Valdebebas, pues el donostiarra sería destituido.