Un Valencia Basket desatado, un Real Madrid bajo mínimos y una serie que se marcha al tercer partido. El conjunto taronja hizo buena su condición de local y pasó por encima del Madrid (85-67) en un encuentro en el que los blancos, esta vez sí, echaron de menos las múltiples bajas por lesión y covid de la plantilla. Sólo hubo un equipo sobre el parqué a partir del segundo cuarto de una eliminatoria que se decidirá sin red el jueves en el Palacio.
Después de la brillante victoria del primer partido de la eliminatoria, el Real Madrid viajaba a Valencia con el mismo cuadro de bajas y sólo la buena noticia de que Rudy y Garuba, que se marcharon tocados del duelo del Palacio, estaban disponibles para una nueva batalla. La dupla de bases, con Alocén (20) y Juan Núñez (17) debía sostener de nuevo a un equipo machacado por las lesiones, pero con el colchón del 1-0.
Valencia Basket, por su parte, llegaba al partido sin margen de error, pero con el público a su favor para tratar de derrotar al líder de la fase regular. Los taronja empezaron espoleados por sus aficionados y se aprovechaban de los errores del Real Madrid tanto dentro como fuera de la zona –bajísimos porcentajes en tiros de 2– para colocarse desde el primer momento por delante en el marcador.
La defensa de Tavares sobre los pívots del conjunto valenciano hizo que los destacados tuvieran que llegar desde otras posiciones. Así las cosas, Martin Hermansson y Louis Laberyie se las ingeniaron para postularse como potenciales MVPs en una ventaja que fue en progresión con el paso de los minutos en la primera mitad. En el Madrid, sólo Carroll y en menor medida, Garuba, aportaban en ataque lo necesario para competir, pero se quedaba muy corto con sólo 29 puntos al descanso.
Hermansson dinamita el partido
Valencia tampoco estaba logrando una puntuación para tirar cohetes, pero el arreón final antes del descanso fue culminado con un triple en escorzo y sobre la bocina de Hermansson, que dejaba una ventaja nada desdeñable de 15 puntos. La remontada debía llegar con la épica como aliada por parte de los de Pablo Laso.
El físico no estaba el lado de los madridistas, mermados por las bajas y el esfuerzo de los disponibles durante muchos minutos en los encuentros previos, pero la insipración tampoco acompañaba al equipo en un momento clave de la temporada. Una victoria hubiera significado el pase directo a la finalísima de la ACB, pero sin llegar al 50% en tiros de 2 ni al 35% en triples es muy complicado competir con un equipo de primer nivel.
El tercer partido dictará sentencia
Si encima Valencia tiene el día y le entra todo, ejemplificado en el partidazo de Layberie, el Madrid tiene poco que hacer. Adolecidos de bajas muy graves en la posición de base, la dirección de campo de Laso no pudo solucionar los déficits de un equipo al que las cosas se le pusieron cuesta arriba y, sin remedio, entró en los últimos diez minutos sin prácticamente opciones de victoria.
El último cuarto no dejó demasiado para lo tangible y sí en forma de minutos de la basura. Los blancos lo intentaban sin prácticamente fe y pensando más en el tercer partido, el que decidirá de forma irremediable a uno de los finalistas de la ACB, y con el Real Madrid bajo mínimos.