Las semifinales ya son una realidad para el Real Madrid. El conjunto blanco se impuso a Herbalife Gran Canaria (75-81) en el segundo encuentro de la serie de cuartos y pasa por la vía rápida a la siguiente ronda de competición. Los blancos, pragmáticos en su juego y sin manejar grandes ventajas durante el encuentro, aceleraron en el momento clave para poner el 2-0 definitivo en la serie.
El rebote ofensivo y el tiro de tres fueron las claves del conjunto dirigido por Pablo Laso para imponerse, en un encuentro que, al contrario que el primero de la serie, no alcanzó anotaciones exageradas por parte de los merengues. Rudy Fernández, rejuvenecido en su visita a Gran Canaria, ejerció de líder madridista con una intensidad digna de mención y un acierto sobresaliente desde la larga distancia.
Sabedor del cansancio que podría reportar un tercer partido para el equipo madridista, Pablo Laso no especuló y desde el inicio optó por sus mejores jugadores para desatascar cuanto antes el partido. No lo permitió Gran Canaria, con la cancha de su lado, por fin con público, y la lección del primer choque aprendida. Poirier y Tyus sumaron minutos, dando descanso a unos Garuba o Tavares que deben recuperar su mejor versión física para los encuentros decisivos.
En el exterior, la dirección de Alocén tomó el testigo del acierto de Laprovittola en el primer partido y ello, sumado a la experiencia de Llull y Rudy, destacados desde la larga distancia, permitieron a los blancos ir construyendo una ventaja mínima a falta de un último cuarto que se prometía decisivo para el devenir del partido y la eliminatoria.
Gran Canaria estaba luchando de tú a tú con el líder de la competición, espoleado por la energía de Diop, clave en el inicio, y el acierto de Shurna y Slaughter en anotación. Ello, unido al trabajo de Costello bajo el tablero y cierta relajación madridista, plantaron las opciones de los insulares en el partido hasta el último momento. Ni siquiera lo que parecía el despegue definitivo, con una ventaja de diez en los primeros minutos del último cuarto, se hizo buena por el tesón de un equipo local que nunca se dio por vencido.
Remar y remar… para morir en la orilla. La energía de Poirier y Tyus, pese a la técnica de este último que complicó el cierre, fueron suficientes para culminar la victoria en la eliminatoria para el Real Madrid. Llull durmió el último balón para que los blancos pongan los dos pies en semifinales de la Liga Endesa.