Euroliga: Panathinaikos 75 - Real Madrid 87

Randolph y Tavares alcanzan el Olimpo en Atenas

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Randolph fue dueño y señor de Atenas.

El Real Madrid vive un momento dulce en la Euroliga. 11 triunfos consecutivos en la máxima competición europea hablan de la superioridad de los pupilos de Pablo Laso. Randolph y Tavares destrozan a un Panathinaikos que no tuvo respuesta a su superioridad en ambos lados de la cancha. El americano fue un cuchillo desde la línea de tres, mientras el caboverdiano dominaba la zona a voluntad.

El equipo local empezó inspirado tirando de un Fredette que anotó ocho puntos con mucha facilidad. El Madrid estudió al rival y poco a poco entró en calor con un Randolph que daba un clínic a Thomas sobre cómo un ala-pívot debe hacer daño en el baloncesto moderno. Sus 22 puntos hablan por si mismos.

Los blancos tomaron la primera gran ventaja en el segundo cuarto. Asfixiaron al Panathinaikos flotando sistemáticamente a Calathes y puntuando las opciones de tiro de Fredette. Los griegos, el mejor equipo anotador de la competición, encallaron en ataque y vieron llegar el descanso con 10 puntos por debajo en el marcador.

Laso no quiso confianzas con los griegos, porque saben cómo se las gastan en casa. El Real Madrid supo encontrar a Randolph (5 de 11 en triples) abierto todo el tiempo y castigó con el norteamericano hasta niveles insospechados. Por si fuese poco, cuando rara vez fallaba allí estaba Tavares para capturar ocho rebotes ofensivos que fueron puro oxigeno para los blancos.

El Madrid no dejó acercarse más allá de los ocho puntos a un Panathinaikos que hasta la fecha había perdido un único partido en casa en la competición. Los blancos durmieron el encuentro en el último periodo en los brazos de un Campazzo que con ocho asistencias funcionó como un metrónomo. Laso, pese a haber el domingo Clásico, no dudo y forzó a Tavares hasta los 31 minutos, una cifra inusual, pero necesaria para ascender al Olimpo en Atenas.

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