Después de una derrota inesperada no siempre es fácil regresar a la competición ganando, pero el Real Madrid supo bajar al barro y conseguir un nuevo triunfo (91-69) en Liga Endesa ante CarPlus Fuenlabrada. El derbi madrileño marcó la matinal del domingo y el Wizink Center vio como los suyos, pese a la pequeña crisis que atraviesan, siguen dominando en la competición doméstica, en este caso vestidos de superhéroes debido a la colaboración de la entidad con Marvel.
Entre los héroes de la mañana estuvieron varios jugadores que pudieron redimirse después de un comienzo de temporada peor de lo que decían las expectativas. Si hay alguien al que se le pueda asemejar con una capa sería Sergio Llull, quien con 16 puntos demostró que la puntería va y viene, pero su calidad ofensiva es innegable, sobre todo en Liga Endesa. También destacó Vincent Poirier, otro de los señalados, con un último cuarto en el que lideró al equipo después de las dudas en el tercero. Cornelie, en su faceta de tirador y reemplazo de Thompkins, también estuvo entre los líderes, como también un Gaby Deck que es el mejor madridista de lo que llevamos de año, en términos de guía y de mero rendimiento sobre el parqué.
Con un primer cuarto muy destacado, tanto en lo ofensivo como en la retaguardia, el Real Madrid puso tierra de por medio ante el Fuenlabrada, que con José Luis Pichel en el banquillo habían recuperado los objetivos para la presente temporada. El 26-12 vino respaldado de acierto en el tiro y, como decíamos, de una gran actitud defensiva, aunque con Tavares como ancla todo es más sencillo.
El buen rendimiento del primer cuarto en la ofensiva vino respaldado en el segundo, con Cornelie enchufando y mostrando capacidad de sobra para contar con minutos y Llull haciendo lo propio en su mejor día desde que la crítica se lanzó hacia él. Al descanso, el choque estaba más que controlado por el conjunto de Chus Mateo, posiblemente el que más necesitaba un día tranquilo.
Poirier lidera la ofensiva final
El tercer cuarto continuaba por los mismos derroteros, pero, paradójicamente, un doble fallo de Tavares en un mate, para ver repetido, acrecentó la relajación del Real Madrid y llevó a Fuenlabrada a un parcial de 8-24 que volvía a meterles en el partido. Las alarmas sonaban moderadamente al ritmo del run run del Palacio, que obligaban a Mateo a parar el partido.
Se necesitaba un nuevo acelerón para ganar con calma el partido y fue Vincent Poirier, con Tavares en el banco con un pequeño problema, el que tomó la alternativa y se hizo con el peso de la zona para recuperar el ritmo anotador y devolver la tranquilidad al Palacio. El choque pasó a ser un toma y daca de acciones en las que el plus de calidad madridista se impuso hasta sellar la victoria final por 91-69.