El Real Madrid sufrió su derrota más dolorosa este jueves ante un Fenerbahce liderado por un inmenso Nigel Hayes-Davis (33 puntos en una actuación memorable), que anotó más de un tercio de los puntos de su equipo para hundir a los blancos (70-82). La situación ya es muy peligrosa para los de Chus Mateo, que entran en terreno pantanoso a nivel de clasificación pero con 16 jornadas por delante para remontar el vuelo. Por destacar algo del cuadro local, el mejor fue nuevamente Facundo Campazzo con 14 puntos, cinco rebotes y seis asistencias.
No fue una paliza, pero dolió como si lo fuera. La sensación de, por momentos, no poder competir contra la magnitud del rival, tercero de la fase regular, y tampoco contra las elecciones arbitrales, amargó la noche al WiZink Center, que se volcó con los suyos creando un ambiente de día importante. Segunda derrota en casa en Euroliga, tercera consecutiva y octava en Europa… cifras inadmisibles para el Real Madrid cuando se cumple un tercio de la temporada.
En un inicio de partido tenso y de baja anotación (20-10 en el primer parcial) se detectó que el Real Madrid tenía mucho más en juego que el resultado. El subcampeón de Europa se jugaba su orgullo herido y se mostró serio y decidido a por la victoria desde el balón al aire. Los cinco titulares se repartieron la anotación, con contribución de dos triples de Sergio Llull para conseguir que la parroquia blanca se fuera calentando.
Pero como era de esperar, los otomanos se acercaron y empataron el duelo (20-20) a 7:33 minutos del descanso, lo que originó un tiempo muerto obligado de Chus Mateo. Pero el parcial no murió ahí, sino que se alargó hasta los 11 puntos de diferencia con un triple de la estrella de Saras Jasikevicius, Hayes-Davis, en un arranque explosivo de segundo cuarto.
Incapaces de reaccionar
El Real Madrid estaba siendo incapaz de reaccionar, abrochando apenas cuatro puntos en más de seis minutos de parcial (24-32) mientras que el Fenerbahce se escapaba hasta la treintena anotadora. Chus movió el árbol y metió a Dzanan Musa, que cogió confianza con una canasta nada más pisar el parqué. Con el bosnio en cancha llegó el despertar blanco, que gracias a la racha del principio consiguió tener a su rival a tiro de seis puntos al filo del descanso.
Esa fue la ventaja con la que el cuadro local se marchó a vestuarios tras un dueto de triples con la firma de Hayes Davis (14 puntos en la primera parte) y de Campazzo. Y como la distancia era corta, los blancos se vinieron arriba en el inicio de la segunda mitad para meter presión a los visitantes. Tras un intervalo en el que Fenerbahce volvió a estirar la goma y en el que al Real Madrid le estaba costando horrores lidiar con el estadounidense en ambas parcelas, los árbitros se decantaron por los turcos en todas las acciones grises y eso mermó la moral de los de Chus Mateo.
El WiZink se quedó mudo con un parcial de 16-23 en el tercer cuarto que dificultaba mucho la complicada tarea al Real Madrid de derrotar al Fenerbahce (47-60 al último asalto). Con el cuarto triple de Hayes-Davis, los turcos se iban hasta casi la veintena de ventaja, por lo que Campazzo tuvo que acudir, otra vez, al rescate.
Los robos le dieron alas al Real Madrid, que a 5:10 minutos del final se lo comenzó a creer por primera vez (58-67). La activación de Musa, Walter Tavares y Mario Hezonja, la persistencia de Usman Garuba en el rebote y la excelencia de Campazzo dieron un plus de vitamina al WiZink que parecía perdido. Pero la esperanza se escapó de un plumazo con dos buenas defensas seguidas del Fenerbahce, o dos cortocircuitos de los blancos en ataque, según se mire, y con el enésimo triple de Hayes-Davis.
Hezonja acaba expulsado en el Real Madrid-Fenerbahce
Y lo peor más allá de la derrota, si es que hay algo más dañino que caer en casa, fue la forma en que se hizo, con Hezonja expulsado a 1:55 del final tras un estallido del croata tras una docena de acciones dudosas que siempre cayeron del lado turco. El broche de tristeza lo puso, quién si no, Hayes Davis, con un triple con el partido ya muerto a orden de Jasikevicius para enfado general y recriminación del capitán Llull.
