Celos, cuentas pendientes y un informe médico extraoficial: toda la verdad del despido de Laso
Una gran lista de desencuentros entre Juan Carlos Sánchez y Pablo Laso han acabado con el despido del entrenador del Real Madrid
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Una guerra abierta desde hace muchos meses y cuyo inicio obliga a retrotraerse al comienzo de una era que el 4 de julio de 2022 llegó a su fin de manera abrupta y con maneras cuanto menos dudosas. Juan Carlos Sánchez, director de la sección de baloncesto del Real Madrid, llegó al desencuentro definitivo con Pablo Laso y tomó la medida de despedirle después de muchos años de enfrentamientos, dudas y una lista de discrepancias más allá de lo médico que mantuvieron a una figura histórica en el alambre hasta su caída final.
Los motivos, «exclusivamente médicos», que alega el Real Madrid en un comunicado oficial que no deja en buen lugar al mejor entrenador de la historia reciente de la sección no pueden esconder la mala relación entre Juan Carlos Sánchez y Laso, quienes han tenido numerosas discrepancias y un deseo, el del directivo, de reemplazar al técnico por alguien más afín a sus ideas.
Ni los informes médicos son oficiales, ya que no cuentan con el aval del médico de la sección, despedido entre el caos, ni del cardiólogo de Laso, ni resultan el motivo principal del cese de Laso. Todo empezó en 2011, semanas antes del anuncio de la contratación de Pablo Laso. El técnico vitoriano era la primera opción del director deportivo, Alberto Herreros, mientras que Juan Carlos Sánchez prefería lanzarse a por el croata Jasmin Repesa. Este estuvo incluso en las instalaciones del club y su fichaje estaba casi atado, pero finalmente no pudo cerrarse por cuestiones burocráticas y Laso fue el elegido. Comenzaba, sin saberse, una etapa histórica en el Real Madrid.
Laso, al borde del despido de 2014
Laso no entró con toda la confianza pero los resultados comenzaron a respaldarle… hasta que en 2014 todo se cayó. Un inicio de temporada propicio fue respondido por una de las mejores versiones del Real Madrid hasta el cese de actividad de un equipo hundido por la derrota en la final de la Euroliga ante Maccabi. Era la segunda consecutiva y el equipo no pudo responder.
Semanas después, el Madrid caía ante el Barcelona en la final de la Liga Endesa y JCS encontraba el momento ideal para convertir las dudas con el entrenador en cese, pero el fallecimiento de Alfredo di Stéfano obligó a una pausa en todo el club, de luto por la muerte de uno de los mejores de su historia. Cuando se quiso reactivar todo, la principal opción del club, Fotis Katsikaris, ya había solucionado su futuro y Laso se salvó, aunque por el camino caían sus dos ayudantes. Hugo López y Jota Cuspinera eran despedidos, poniendo en su lugar a Chus Mateo y Zan Tabak.
Lejos de amilanarse, Laso se empeñó en reflotar el proyecto y lo consiguió con inmediatez. Apoyado en sus nuevos ayudantes y en casa, en el Palacio de los Deportes, el Real Madrid conquistaba a la tercera la ansiada Euroliga, elemento confirmatorio de que Pablo Laso era el entrenador indicado para comandar un proyecto ganador de blanco. Este triunfo confirmó también a Laso a ojos de Florentino Pérez, que desde ahí se convirtió en el líder de su lista de valedores.
La guerra por los fichajes
La tempestad llevó a la calma obligada por los éxitos de un Real Madrid que mandaba en Europa –otro título en 2018– y en España, con cuatro entorchados de campeón en cinco años. Sin embargo, la relación entre Juan Carlos Sánchez y Laso estaba marcada, principalmente por la disparidad de criterios entre ambos. Los fichajes pasarían a ser fuente de conflicto con el directivo optando por nombres que no convencían al entrenador, quien no fue tenido en cuenta todo lo que le gustaría.
El regreso de Sergio Rodríguez, prolongación de Laso en el parqué en medida del baloncesto que quería proponer el técnico, resultó infructuoso en varias ocasiones pese a la voluntad del técnico de tenerle de vuelta. Sánchez no perdonó la marcha del Chacho a la NBA y vetó su llegada mientras firmaba a Laprovittola pese al conocimiento de que no era del gusto de Pablo. Heurtel, en menor medida, también llegaría sin el ok del ya ex técnico madridista, quien durante años tuvo que luchar para que jugadores de su plena confianza como Trey Thompkins y, sobre todo, Jeff Taylor, se mantuvieran en el equipo y no fueran reemplazados por la directiva.
Relaciones rotas y despido de Laso
Este clima fue desgastando sobremanera una relación que pudo romperse hasta en dos ocasiones en los últimos meses. El pasado verano, Laso acababa contrato con el Real Madrid y su renovación tardó demasiado en cerrarse. El técnico, ya de vuelta con el jefe de la sección, necesitaba certezas para continuar vinculado al club y desde la entidad, aunque se filtraron facilidades para renovar, no se dio todo para que el jefe del banquillo siguiera con la máxima confianza.
Finalmente se llegó a un acuerdo por dos temporadas que ya es historia, y que pudo romperse antes por la crisis vivida por el equipo a comienzos de 2022. Una racha indigna provocó el regreso de Laso al alambre, con el plus del escándalo vivido en Grecia y que terminó con Thompkins y Heurtel, fichaje este último de Juan Carlos Sánchez, apartados de forma indefinida.
A Laso, que tuvo que dar marcha atrás e indultar a Trey y Thomas, le salvó entonces la meritoria resurrección del equipo, que incluso tras el infarto sufrido por el entrenador pudo coronarse como campeón de Liga y quedarse, anteriormente, a dos puntos de conquistar una nueva Euroliga. Las dudas deportivas quedaban de nuevo despejadas pero los informes médicos abrían la posibilidad de optar por un cese sobre el que se vislumbran polémicas, celos y cuentas pendientes.
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