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Tenis: Roland Garros

Alcaraz alcanza la plenitud en Roland Garros: un triunfo que espanta las críticas

El triunfo del murciano en París refuerza su filosofía de entender la competición

Tenísticamente ofreció a lo largo del torneo una solidez mental nunca antes vista en él

Alcaraz cerró dos semanas en París mordiendo metal y con una inmensa sonrisa. Casi 14 días de competición culminados con el cenit de la tensión ante Sinner en la Philippe Chatrier. Firmó Carlitos un ejercicio de pasión, fe y remonta como sólo él es capaz de hacer, aunque nunca hubiera hecho antes lo de levantar dos sets de desventaja. Arrodilló (4-6, 6-7, 6-4, 7-6, 7-6) a un Sinner que por momentos fue una máquina perfecta, pero acabó superado por el murciano.

El deporte en general y el tenis en particular inscriben el 8 de junio de 2025 con letras de oro. El día que el campeón revalidó su corona en Roland Garros de la manera más épica posible. También a su manera, esa tan criticada cuando publicó su documental. Alcaraz se mostró transparente y enterró el arquetipo de tenista clásico, basado en el éxito a través del sacrificio con sangre.

La filosofía de Carlitos pasa por ganar disfrutando, para él la mayor victoria es ser feliz. Se expresa alegre y vacilón fuera de la pista, y traslada esa teoría cuando tiene la raqueta en la mano. Como cuando en medio del caos en la final se apuntó el tercer set, el primero que perdía Sinner en todo el torneo, y se llevó el dedo a la oreja. Era momento de divertirse. Show time. Y fue cuando se soltó y le entraron las dejadas. Alcaraz necesita estar cómodo y tener sus parcelas de desconexión para mantener la concentración cuando empuña la raqueta.

Es su manera de entender la vida y el deporte, más cercana de la tendencia brasileña que la mediterránea, con mayor importancia hacia la salud mental para mantener calmados los demonios. «No llegará a ganar muchos Grand Slams acostándose a las siete de la mañana», le aconsejaban tras el documental. Las críticas fueron feroces y, para más inri, el timing no fue el adecuado.

Chocó con su baja en el Mutua Madrid Open por lesión, por lo que culaquier aparición pública tenía la lupa puesta. Al ganar en Roland Garros, Carlitos lo tenía claro. «Ahora es momento de disfrutar. Ha venido mucha gente de Murcia, familia y amigos, y es momento de estar con ellos, de reírnos, de pasarlo bien. Mañana no voy a ver el partido, no me apetece ponerme cinco horas y media. Me dejaré llevar un poco, descansar y sobre todo disfrutar».

Y ese dejarse llevar, que lleva tiempo instalado en su mantra, le ha permitido alcanzar la plenitud en París. Una fortaleza mental pocas veces o nunca vista en él. Nunca antes había remontado dos sets de ventaja y lo tenía que hacer contra el número uno del mundo en una final de Grand Slam y con tres pelota de partido en su contra. Casi nada. Se mantuvo sólido el murciano para capear el temporal y esperar su oportunidad.

Tampoco se quebró cuando Dzumhur, tenista desconocido para la mayoría de aficionados, le quitó un set y castigaba. Supo reaccionar Carlitos. También cuando Shelton amagó con sumergirle en la espiral de dudas. Supo reaccionar Carlitos. Y cuando Musetti se llevó la primera manga, supo reaccionar Carlitos. Roland Garros 2025 supone un antes y un después para él. No por ganar, sino por la forma de hacerlo.