Diego El Cigala no tiene su mejor noche en el Festival Sonorama de Aranda de Duero
Eran muchas las expectativas puestas en la actuación de El Cigala en el Sonorama y sus «Lágrimas Negras» para traer son cubano, salsa y flamenco a la Ribera del Duero. Pero Diego ha dejado fríos a los «sonorámicos». Cuarenta minutos de concierto con cierto caos y solo algún destello.
No ha sido la mejor noche de El Cigala. No era fácil. Un recinto al aire libre, con varios escenarios en los que se suceden los conciertos y donde reina la algarabía propia de cuando se reúnen 25.000 personas para disfrutar de un festival veraniego en el que actúan Bunbury, Rozalén, Neuman, Elefantes o Lagartija Nick, entre muchos otros.
Pero la expectación y las ganas de ver al «Sinatra del Flamenco» se han ido disipando desde el primer momento, al comenzar su actuación con media hora de retraso y con la sensación de que algo ocurría.
Poco antes de las nuevas de la noche, con las últimas luces del día, la Cali Big Band de Colombia y el pianista Jaime Calabuch, un profesional que junto a los percusionistas han sido de lo mejor de la noche, han salido a escena para calentar a un público ansioso por rememorar ese «Lágrimas Negras» que El Cigala grabó hace quince años con Bebo Valdés y que dejó uno de los mejores discos de música latina de todos los tiempos. Dato: un millón de copias vendidas.
El Cigala, un tipo alegre que cae bien, ha salido inmaculado con un traje gris, camisa blanca y pañuelo rojo en la solapa, lo que ha provocado la ovación de los «indies», que no han parado de jalear cada vez que daba un sorbo a su vodka naranja.
«Si te contara mi sufrimiento. Si tú supieras la pena tan grande que llevo yo adentro. La triste historia de noche tras noche de dolor y pena», ha comenzado a cantar El Cigala, que a base de ritmo songo y salsa ha arrancado algún baile a los «sonorámicos», que han querido así dar una oportunidad a Diego, quien salvo destellos no ha cumplido las expectativas.
Tras ensalzar a la Cali Big Band y dar las gracias a los presentes, El Cigala ha interpretado correctamente «Inolvidable», pero ha seguido perdido, dejando tocar a la banda más de lo normal, con mirada ida a veces y con la lucidez de un genio, que lo es, otras, pero que hoy no ha encontrado su camino.
Pero el público no se ha resignado. Ha seguido animando y ha bailado los mejores momentos, que los ha habido, especialmente con «Lágrimas Negras», pero no los esperados para la expectación creada.
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