Mónica Aránguez, técnico en micropigmentación y microblading, es una apasionada por la belleza y el trabajo bien hecho. Mima cada detalle con cada uno de sus pacientes y su meta es siempre la satisfacción de cada una de las personas que pasan por sus manos. En COOLthelifestyle tuvimos la oportunidad de abordar con la experta uno de los grandes desconocidos en el mundo de la micropigmentación reconstructiva: la micropigmentación de areolas. Un ejercicio y tratamiento con el que muchas mujeres consiguen poner fin a una etapa y vuelven a mirarse al espejo para reencontrarse con su feminidad. Si quieres descubrir más sobre el lado tan desconocido de esta profesión, no te pierdas la entrevista completa y ¡DALE AL PLAY!
- Selvática, la firma española que trabaja con artesanos de Perú y Colombia
- Esther Segura, fundadora de Secretos del Agua
Mónica Aránguez se inició en estética de casualidad, hace 11 años aproximadamente. «Llegué al mundo de la estética por meterme en algún sitio. La micropigmentación al principio no me interesaba mucho, pero después de escuchar el testimonio de una especialista, me inspiró confianza y decidí hacer un curso más especializado».
Tras ello, continuó cultivándose en la materia con cursos de micropigmentación paramédico, microblading, eliminación de micropigmentación sin láser y micropigmentación de sombras de cejas y ojos (microshading).
Y es que antiguamente la micropigmentación no tenía nada que ver a lo que se hace ahora. «Al principio fue un poco amor odio. A mi lo que me gustaba era el cambiar y diseñar las facciones, cambiar la vida de las personas, pero no me gustaban los resultados que obtenían. Con el tiempo el mundo de la micropigmentación empezó a mejorar, empezó a mejorar las técnicas y yo empecé a formarme más y a ver que los resultados empezaban a ser realmente buenos».
Mónica empezaría por su cuenta, trabajando de esteticista, haciendo pequeños tratamientos, colaborando con otros centros. Hasta que en el año 2020 encuentra un local libre y después del confinamiento monta su propio centro en Madrid. «Empecé sola llevándome mi agenda, poco a poco fui contando con compañeras que me ayudaban en la recepción y con los tratamientos, hasta a día de hoy que somos un equipo de seis personas. Somos un centro especializado en micropigmentación en el que nos dedicamos a la micropigmentación estética, paramédica capilar, reconstructiva y despigmentación láser».
¿Y en qué consiste la micropigmentación reconstructiva? «Lo más conocido es la micropigmentación estética, que engloba las cejas, ojos, labios… Luego tenemos la micropigmentación reconstructiva, que son aquellas personas que sufren por ejemplo de alopecias en cejas, entonces nosotros las reconstruimos desde cero y se hace un trabajo más realista para crear un efecto volumen, en cuanto a los labios, tras pasar por varias cirugías, los definimos y añadimos color. Y luego tenemos el tratamiento con areolas, personas que han pasado por un cáncer, tras una mastectomía concretamente, nosotros nos encargamos de reconstruir la areola completa. No sólo tocar pequeñas cicatrices, sino el diseño entero y a través de los colores se consiguen los volúmenes. Da un efecto muy realista. Dentro de la microcirugía reconstructiva es muy reconfortante y agradecida».
Gracias a la micropigmentación de areolas, Mónica da a sus pacientes la oportunidad de poner punto y final a una etapa. «Después de pasar un periodo tan largo y tan duro, volver a verte bien y volver a ser tú misma debe ser increíble. Incluso las cejas juegan un papel fundamental a la hora de luchar esta enfermedad, ya que cuando se detecta, lo primero de todo es que los médicos nos derivan directamente a nosotras para empezar a reconstruir las cejas, para que en el momento en el que empiecen a perder la densidad no se vean tan raras. Perder densidad en la cabeza es duro, pero todo el mundo me dice que realmente perdió la identidad cuando perdió las cejas. Entonces el que sigan estando allí, que sigas teniendo color, que sigas teniendo más o menos un poco de densidad visual también ayuda a que sigas con ganas de seguir luchando».
¿Y en cuanto a la alopecia? «Las mujeres estamos empezando a tener también bastante alopecia, ya sea frontal y también afecta al tema de las cejas. Y es que haciendo un efecto visual a través de puntitos de color, pues hacemos que esté un poquito menos claro y dar una sensación de tener más densidad de pelo. En el caso de los hombres, hay quienes no pueden hacerse un injerto capilar o que no quieren, ahí estamos nosotros. E incluso después de un injerto capilar para dar un poquito más de densidad».
En el centro de Mónica Aránguez también trabajan con micropigmentaciones que vienen de fuera o que están mal ejecutadas o que tienen un color que no es el ideal. «No se puede trabajar encima nunca, ya que si se trabaja encima, al final lo que hacemos es trabajar sobre capas que con el paso del tiempo van a degradarse peor, entonces la solución es despigmentarlas, no quita el pelo para nada, que es el miedo que tenemos, no hay herida y no es nada agresivo. Lo bueno es que siempre hay opción a un cambio, no es como un tatuaje que suele durar bastante más, y si tú quieres volverte a retocar o cambiar la técnica, pues despigmentamos».
Y aunque cada persona es un mundo, ¿cuánto dura una micropigmentación? «Depende de varios factores, depende de cuánto uno se proteja del sol, ya que el sol absorbe muchísimo los colores, el sistema inmune de cada uno y sobre todo cuánta saturación se tenga. También depende de la zona. Por ejemplo, en las cejas el efecto difuminado suele durar entre un año y dos años, dos años y medio… Los ojos duran muchísimo, de cinco años en adelante, por eso es importante saber qué tipo de técnica encajar en cada tipo de ojo, porque no todos los ojos valen para realizarse cualquier técnica, como por ejemplo un difuminado o un efecto de pestañas, ya que la piel va a ir bajando poco a poco y el tratamiento con ellos. Hay que tener en cuenta cómo va envejecer ese diseño con el paso del tiempo. Los labios depende de si somos muy propensos a los herpes, por lo que suele durarnos menos, si no somos muy propensos, suele durar entre 2 a 3 años. Las areolas como es una zona que no está expuesta al sol, suele durar como unos cinco años. Las pieles grasas suelen durar un poquito menos y las pieles secas más».
Mónica nos hace hincapié en que hacerse una micropigmentación no significa que luego no debamos/podamos maquillarnos. «Yo me sigo maquillando las cejas porque cuando me doy color en la cara, el color de la base de la ceja se queda más claro. Entonces tengo que otra vez volverlas a reavivar . También es muy importante peinarlas a nivel estético, ya que el dar la dirección adecuada ayuda a que abra más el ojo. O por ejemplo, si te gusta del tono de labios que tienes con la micropigmentación, te puedes dar un brillito y potenciar más la boca. Darse rímel potencia también la intensidad que se ha dado en la mirada con un efecto de pestañas».
