Isabel Núñez, o Inuñez, como se llama su marca y como todo el mundo del sector la llama, es una las diseñadoras más prolíficas del sector. Con sus novias eclécticas pero elegantes, con sus diseños llamativos pero serenos, Isabel conquista a prescriptoras de moda, novias atrevidas pero también a las más clásicas. A pesar de su juventud, no llega a los 35 años, lleva más de diez años vistiendo a novias en el día más importante en su vida… Y si en su segundo año hizo 40 vestidos, sólo hay que hacer cálculos de todos los que lleva detrás. Su creatividad y su sofisticación no tienen fin, por eso sigue triunfando. De novias icónicas, de sus inicios, de tendencias y de las novias de hoy en día hemos hablado con ella.
Hablamos con Isabel Núñez, fundadora de Inuñez
Pregunta: ¿Cómo empezaste en el mundo de las novias? Porque eres muy joven y llevas más de diez años en la industria…
Respuesta: Empecé Inuñez hace 12 años, en mi último día de carrera, cuando una amiga de una prima mía me propuso el reto (ríe). Fue una sorpresa, una ilusión, yo en su momento no me había planteado el mundo novios, pero sí había trabajado con otros diseñadores del sector y me lancé. Me lancé a la aventura . Obviamente tenía buenos contactos de proveedores y de buena mano de obra que había conocido haciendo prácticas con otros diseñadores… Y así hicimos ese primer vestido. Y la verdad es que fue un boom, porque a raíz de ese primer encargo y del vestido de mi prima, que se casó ese año también… Al año siguiente me salieron 40 vestidos.
P: ¿Cómo fue tu primera novia Inuñez?
R: Mi primera novia, que era muy jovencita, yo también, y considero que tenía un corte un poco clásico pero con un punto súper juvenil y fresco. Creo recordar que la novia tenía 23 o 24 años, y era muy apropiado para una chica joven. Veraniego y fresco.
P: Cuando empezaste a hacer las primeras novias, ¿cómo te desmarcaste del resto de diseñadores? Porque todos los que había en ese momento eran más clásicos, de toda la vida, más tradicionales…
R: Yo considero que lo que me hizo diferenciarme del resto cuando empecé, es que se dio el escenario perfecto, ya que de aquellas no había jóvenes diseñadoras haciendo novias. Estaban las eminencias de siempre como Navascués, Sole Alonso, Ladrón de Guevara… Los clásicos, ¿no? Y lo que hizo que creciéramos muy rápido y se corriese la voz es que había una corriente de diseños más frescos, juveniles, cómodos y desenfadados… Y eso fue lo principal.
P: ¿Cómo ha cambiado el sector desde que empezaste?
R: El sector ha cambiado un montón. Cuando empecé, como te comentaba, apenas había jóvenes diseñadoras y ahora hay muchísima oferta, que es estupendo, porque hace que uno mismo quiera superarse más, ¿no? Y luego todo el tema de las redes sociales… Ha hecho que la novia quiera incluso más exclusividad, ser más única… Y eso ha cambiado para muchas cosas a bien y otras, no considero que ha cambiado a mal, pero supone una exigencia de trabajo y creatividad constante a cada minuto… Y esto es bueno pero a la vez, a los creativos, nos desgasta un poco más.
P: ¿Son las novias de hoy en día más perfeccionistas? ¿Saben más lo que quieren?
R: Con esta sobreinformación de redes y portales de inspiración no sé si la novia es más exigente, no sé si lo tiene más claro o vienen más liadas… Creo que para los diseñadores que somos creativos, y nos gusta aportar ideas nuevas y propuestas diferentes es guay. porque la novia quiere divertirse. Antes, al no haber tanta información, era sota, caballo, rey. A mis novias les digo: la información está fenomenal pero hay que saber utilizarla. No es lo mismo una imagen inspiracional a reflexionar sobre si es ese estilo es el adecuado para una misma.
P: ¿Cómo es la novia Inuñez?
R: Tengo la suerte de que es una novia actual, que busca sentirse guapa, femenina, cómoda también, que para mí es algo importante. Yo creo que veníamos de unos años, hace 15 o 20 años, en el que la novia parecía casi más una muñeca sin vida, más estática, que no se podía mover… Y ahora los novios los reales protagonistas de las bodas, todo gira en torno a ellos, ellos son los animadores de las bodas y las novias buscan este punto. Un 90% de las novias son muy afines a mi estilo, y eso resulta un trabajo muy especial y muy divertido. Cada vestido es un proyecto nuevo y súper ilusionante.
P: ¿En el mundo invitadas de Inuñez haces todo aquello que en el mundo de las novias te cuesta más?
R: Bueno, el mundo de las invitadas no creo que sea una via de escape, como trabajar cosas que la novia no me deja o no me permite, porque hay ciertas licencias que están reservadas según el papel que tengas en cada celebración… Pero es divertido, me gusta mucho trabajar el color y es algo que se ve en las colecciones. Las combinaciones de colores sorprendentes… Va más por ahí. Es el desfogue de darlo todo por el color, más que por las siluetas. Tengo la suerte de tener clientas que buscan innovar con las siluetas y buscar diferentes cortes e innovadores.
P: ¿Cómo es el proceso de una novia desde que entra el primer día hasta que sale?
R: Nosotros en el atelier no vendemos vestidos, vendemos proyectos. Y creo que hay que trabajarlo así: con mucho mimo y mucho cariño. Es un proyecto que empieza desde cero para cada una de las novias, escuchando al principio cuáles son sus ideas, sus miedos, sus preocupaciones, sus gustos, preferencias… Para, después de saber todo esto, preparar diferentes bocetos que yo presento a cada una de ellas para crear un escenario que refleja la estética que a mí me gustaría trabajar para cada una de ellas. Y así cada novia puede valorar si lo que yo les preparo es lo que están buscando. Una vez ya la novia valora la propuesta, y confirma que se hace el vestido, empezamos todo el proceso de producción… Que es bastante cercano a la alta costura porque todos nuestros patrones y todos nuestros moldes se hacen nuevos para cada una de nuestras novias. Primero creamos sobre la base de su cuerpo, para que la silueta sea la mejor, una vez definida, nos vamos centrando en detalles como los tejidos finales, detalles de costura y bordados… Y así poco a poco, la idea va madurando y va teniendo vida.
P: Si volvieras a casarte… ¿cómo sería tu vestido?
R: Creo que volvería a vestirme igual, reflejaba muy bien mi estilo y no seguía ninguna corriente ni ninguna tendencia particular… Simplemente mis gustos y mi personalidad. Entonces podría volver a ponerme el mismo sin ningún problema. Si tuviera oportunidad de hacer otro vestido de cero lo cambiaría, pero por experimentar cosas nuevas.
P: ¿Qué mujeres te inspiran?
R: Las mujeres reales, las mujeres a pie de calle, como digo yo, las que luchan por sus sueños, las que son independientes, las que son fuertes, tienen personalidad… Esas son las mujeres que a mí me inspiran. Mujeres únicas.
P: Tus tendencias favoritas en el mundo de las bodas…
R: No soy especialmente seguidora de las tendencias… Me informo y soy conocedora de ellas, pero no soy una fiel seguidora por necesidad de seguir las tendencias. Si de repente una encaja con mi estilo pues fenomenal, pero no es algo que le preste especial interés. Una cosa que me gusta, o que creo necesario incluso, es el tema de los vestidos que evolucionan y son desmontables. Es importantísimo sentirse guapa, sentirse bella pero sobre todo poder ser una misma, estar cómoda, saltar, bailar… Que no haya ningún elemento que la prenda pueda coartar la personalidad de ninguna de las chicas. Así que esto, que podría ser una tendencia, el vestido que evoluciona en la celebración, me parece necesario.
