CDC ocultó su fundación Nous Catalans al Tribunal de Cuentas

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Imagen de la página web de la fundación Nous Catalans

La Fundación de CDC Nous Catalans no existía para el Tribunal de Cuentas, que nunca pudo fiscalizarla por la sencilla razón de que la formación presidida por Artur Mas jamás informó de su existencia al organismo que controla la contabilidad de los partidos políticos. La fundación y CDC compartían tesorero, el ahora encarcelado Andreu Viloca, pero el Tribunal de Cuentas lo ignora todo de Nous Catalans. Nada sabe de sus ingresos y pagos. La fundación ha recibido donaciones, gran parte de las cuales, como en el caso de Catdem y Fórum, acabaron en las arcas de CDC según la investigación judicial. Un desvío de dinero que permitió al partido de Mas ingresar 25 millones de euros procedentes de comisiones ilegales.

El Tribunal de Cuentas ha fiscalizado año tras año la contabilidad de Catdem y Fórum, que oficialmente recibieron más de 11 millones de donativos del 3%, desviando más de siete a las arcas de CDC a través de consultorías falsas.

Pero el organismo no pudo ejercer ningún control sobre los ingresos y pagos de Nous Catalans al no informarle CDC de su existencia, a pesar de que la ley obliga a los partidos a consignar al Tribunal de Cuentas toda fundación con la que tenga algún vínculo. Y CDC ocultó su existencia pese a que Nous Catalans tiene un logo de Convergència, otro de Catdem y un anunció de la Generalitat. Y, por si fuera poco, el mismo tesorero que CDC y que las otras fundaciones vinculadas al partido. Su web dice que tiene un laboratorio de radio y una consultoría pero no vierte sus cuentas.

Paradójicamente, la Sindicatura de Comptes, el Tribunal de Cuentas catalán, sí sabía de su relación con CDC, pero sólo emitió leves reproches sobre su contabilidad. Que entregaba cuentas fuera de plazo, que no tenía informe de auditoría, que no publicaba sus cuentas en la web, que su contabilidad no se ajustaba a lo establecido por la Generalitat. El informe accesible no detalla sus cuentas, a diferencia de lo que hace su hermano mayor en Madrid.

Naderías con respecto a lo que manifestaba en esos años el Tribunal de Cuentas estatal: había detectado un flujo continuo de dinero desde las fundaciones que presentaba indicios de financiación irregular de CDC. Su denuncia se basaba en que pese a solicitar reiteradamente comprobación de tales pagos, CDC, es decir cualquiera de los tesoreros ya detenidos, se limitaban a enviarle meras «notas internas» para justificar los abonos. Pero nada que sirviera para probar que lo abonado correspondía a servicios reales prestados.

Ni Daniel Osàcar ni Andreu Viloca le dieron tal documentación al Tribunal de Cuentas, por eso denunció por escrito, año a año desde 2007, que esta mecánica de pagos podía encubrir un mecanismo perfecto para ocultar el trasvase de donaciones ilegales al partido. Ilegales porque procedían de contratistas de la administración convergente, ilegales por su cuantía, e ilegales porque se ocultaban tras la pantalla de las fundaciones. Esta operativa para los investigadores tiene un nombre penal: cohecho y blanqueo de capitales.

Los independentistas ven otra cosa. Mientras que Anticorrupción busca erradicar una vía de generar sobrecostes en obras que se desvían a un partido ilegalmente como comisiones, los seguidores convergentes ven en estas detenciones las «primeras víctimas del proceso» independentista.

En consecuencia, Viloca no es un presunto delincuente que pide, controla y reparte comisiones. No, es un patriota. Nous Catalans lo resume así en su web: “Estamos contigo, patriota Andreu Viloca”.

El respaldo del PP nunca llegó tan lejos con Bárcenas. «Luis sé fuerte», en la intimidad de los sms de Rajoy; o «confiamos en su inocencia». Pero patriota, no le llamaron.

 

 

 

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