Tipos de celulitis: ¿Qué tipo de piel de naranja tengo?
Aunque seguro que sabes reconocer la piel de naranja cuando la ves y sabes más o menos cuales pueden ser las causas de que esta aparezca, puede que hasta ahora no te hayas parado a analizar tu piel y a descubrir entre los tipos de celulitis que puedes tener. Eso es porque la mayoría de personas ni siquiera saben que existen diversas clases, pero estás a punto de descubrir la diferencia entre ellas.
Te explicamos exactamente a qué nos referimos al mencionar cada uno de los tipos de celulitis que existen.
Esto no solo te será de utilidad para poder identificar las señales de tu cuerpo y conocerlo mejor, sino que es el paso definitivo para poder tratar este problema estético que a veces tanto nos molesta de la manera adecuada, pues efectivamente no todos los tipos de celulitis deben tratarse de la misma forma. ¿Te animas a seguir leyendo para descubrir los secretos de la llamada ‘grasa blanca’?
Lo que debes saber sobre la celulitis
En primer lugar, lo que debes tener claro es que nada tiene que ver el común problema dermoestético que sufre el 99% de las mujeres (del que hablaremos), con la infección cutánea bacteriana para la cual se usa el mismo nombre, pues mientras que esa es potencialmente seria (y presenta otros síntomas como la alta temperatura al tacto o la inflamación y enrojecimiento de una zona de la piel).
La primera no representa un riesgo para la salud y aunque aparece más a menudo en personas con sobrepeso y obesidad, también puede afectar a personas delgadas debido a su relación con las fluctuaciones hormonales.
En medicina estética, se la conoce como lipodistrofia ginecoide, paniculopatía edemato fibro esclerótica (PEFE) o dermopaniculosis, un concepto que se emplea para referirnos a los nódulos de grasa que se forman sobre todo en áreas como los glúteos, la cara posterior y lateral de los muslos y el abdomen y con el que deben convivir 9 de cada 10 mujeres, sea cual sea su constitución.
¿Cuáles son sus causas?
Las causas de su aparición van desde una inflamación del tejido subcutáneo, hasta una alternación vascular o del sistema linfático (que suele producir también una acumulación de toxinas, células de grasa y líquidos), e incluso podríamos decir que la alteración estructural que conlleva a la herniación de grasa hacia las capas superficiales de la piel también podría ser una de las causas ¡aunque parece que en general se debe a la actividad de las hormonas en la mayoría de los casos!
Los tres tipos de celulitis
Y es por ser una condición tan común que no deberíamos preocuparnos en primera instancia, aunque sí que será importante identificar que clase de celulitis padecemos para, como decíamos al principio, poder tratarla de la manera más efectiva.
Las tres clases de celulitis se identifican según la gravedad de las protuberancias y del sitio donde las podemos encontrar, pudiendo por ello dividir este problema estético entre las llamadas celulitis blanda, celulitis compacta y celulitis edematosa.
Empezando por la primera por ser la más común, podemos decir que la celulitis blanda se distingue por tener ese aspecto gelatinoso que genera la flacidez de la piel que, habitualmente, se hunde si la tocamos ya que no tiene consistencia.
En la mayoría de los casos se encuentra en muslos y glúteos y empieza a aparecer a partir de los 40 años sobre todo en mujeres que no practican deporte o que han tenido cambios muy drásticos de dietas y cambios de peso.
La celulitis compacta o dura por su parte, suele ser la que aparece en chicas jóvenes acompañada de estrías y tiene un aspecto endurecido y consistente, con protuberancias a menudo dolorosas y con alteraciones de la temperatura cutánea, causando sensación de frío o calor en la zona afectada.
Por último, pues, tenemos la menos frecuente celulitis edematosa, considerada la más sencilla de tratar y siendo por ello la antítesis de la celulitis compacta, es la que tiene características de la blanda y la compacta y que se sitúa exclusivamente en las extremidades inferiores.
Dedica unos minutos a analizar tu cuerpo, identifica qué tipo de celulitis tienes (o si estás de suerte y has logrado esquivar su aparición) y empieza ya un tratamiento que te permita suavizarla al máximo ¡algo que habitualmente se consigue con buenos hábitos alimenticios, un poco de deporte y alguna crema anticelulítica o con un tratamiento profesional!
En cualquier caso, evita que suponga para ti un motivo de baja autoestima pues como ves, la mayoría de mujeres la tienen y en mayor o menor medida es un problema estético que puede tratarse y que no pone en riesgo tu salud.
Simplemente cuídate, lo recomendamos, ama tu cuerpo y trata poco a poco aquellos detalles que te gusten un poco menos ¡y es que la salud es lo primero!
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