La guerra de los Imperios
Días veraniegos. Unos haciendo el Camino de Santiago, otros el Camino Lebaniego por tierras cántabras, algunos recorriendo Es Cami de Cavalls como singular ruta menorquina, muchos cumpliendo con el peregrinaje turístico y, cómo no, el resto trabajando para sumar al producto interior bruto que va bien pero no tanto como querríamos. Y el consumo, al menos el gasto de las familias y particulares en automóviles no tira como se esperaba con un mes de junio de caída de ventas, mientras el despertar de las rebajas no lo hace con el ímpetu deseado.
Tanta venta promocional, descuentos permanentes, el comercio electrónico y la ola de calor, junto con el repunte del endeudamiento por crédito a consumo, restan potencia al vigor de las rebajas de verano. Aunque el calor, en principio, invita a salir y salir es aliado de gasto menudo y tal vez el consumo, puro, con el mercurio subiendo, se contagie. Al menos, esa es la impresión cuando uno va pisando nuestros aeropuertos y descubre los gentíos que van y vienen. Gasto turístico acelerándose si bien su calidad está por ver.
Entre tanta alternativa viajera, Osaka por allá y Madrid por acá, con gobierno en funciones y la economía, pues, también en funciones y funcionando. Veremos qué pasa. Lo indudable es que cuando no hay gobierno, igual la economía se relanza. El mundo empresarial español ya está vacunado, como el italiano, ante lo que es la epidemia de ausencias gubernamentales. Y llega un momento en el que igual sin gobiernos las cosas van mejor que con ellos.
Y mucho calor, aunque baje la temperatura de la fiebre por la lucha de los imperios, entre el dominante, Estados Unidos, y el que dominará, China. La bajada del calentón de Trump, que hace las paces en Osaka como pasó en Buenos Aires, con Xi Jiping, y ahora bendice a Huawei, que deja de ser mala – pese a que la hija de su jefe y fundador siga con su libertad restringida en Canadá -, permite a los proveedores norteamericanos seguir vendiendo a Huawei.
Fumar la pipa de la paz, al menos por el momento, respondiendo a indudables juegos de intereses, dan un respiro al comercio mundial cara al segundo semestre de 2019, con cielos despejados de aranceles para que la economía coja algo de aire fresco… Quizás esta sea la gran noticia para afrontar la segunda parte de este ejercicio: la templanza de los furibundos ramalazos de Donald junto a la finura de Xi Jiping, ofrecen como una suerte de fumata blanca en el frente comercial que beneficia a todas las partes.
Y Europa, que pierde posicionamiento como el tercer gran eje del mundo, la gran ausente, por deméritos propios, en la guerra de los imperios, se congratula del acuerdo firmado con Mercosur y que refuerza su estrategia comercial como meses atrás hizo con Japón y Canadá… Unos 4.000 millones de euros de beneficios para los Estados miembros de la Unión Europea en su comercio con América Latina… Con toda probabilidad, el conflicto arancelario con Estados Unidos está acelerando acuerdos comerciales entre los otros grandes bloques comerciales a fin de rebajar la dependencia del humor del inefable Donald Trump…
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