Las Cortes bolivarianas de Podemos
Los populistas de Pablo Iglesias están degradando una institución como el Congreso de los Diputados a un nivel desconocido hasta la fecha. Y no es sólo por los circos que montan en las butacas o por las algarabías puño en alto que acostumbran protagonizar en el hemiciclo. Lo del decoro parlamentario ya se da por descontando entre quienes no se respetan ni a sí mismos. El problema está en que desde que se constituyeron las Cortes salidas del 28-M y lograron el control de la Cámara baja junto al PSOE, vienen colonizándola progresivamente, utilizándola a su antojo con el permiso de los socialistas, saltándose normas internas y pautas de cortesía ya asentadas, coartando la libertad de información a la Prensa y sobre todo burlándose de los ciudadanos que han elegido otras opciones políticas distintas.
El “aquí ya vale todo” corre estos días de boca en boca no sólo en los partidos de la oposición, sino especialmente entre el personal de la Casa que no vive de la política y que asiste atónito a cómo la extrema izquierda hace de su capa un sayo con el funcionamiento de la sede de la soberanía nacional. Hacía tiempo que un grupo parlamentario con sólo 42 diputados (incluyendo las confluencias) no campaba tan a sus anchas por la Carrera de San Jerónimo como lo hace Podemos, cuyos Elizos y Pisarellos se creen los reyes del mambo desde el 23 de mayo.
En la primera semana de actividad tras las vacaciones de agosto, ha quedado de manifiesto cómo los podemitas han logrado pervertir el Parlamento con la complicidad de los socialistas, con quienes negocian un acuerdo de Gobierno antes del 20 de septiembre. Los socios impidieron a la prensa cubrir qué diputados y diputadas, feministas muy ellas de puertas para fuera, recibían a los teócratas iraníes, los mismos que quisieron imponer un saludo machista y que financian la tele donde Iglesias presenta una tertulia. La Cámara tampoco distribuyó foto de esta reunión pese a tenerla.
El otro sarao llegó el jueves, precedido de una mentira y una manipulación como una catedral. Unidas Podemos pidió a la Mesa del Congreso, de la que es miembro Pisarello, tucumano y separatista catalán, que autorizara la celebración de una conferencia sobre ‘Nuevos horizontes económicos en América Latina y Europa’. Sin embargo, bajo esta petición se escondía la asistencia del candidato peronista a las próximas elecciones en Argentina, Alberto Fernández. El acto estaba co-organizado por la Facultad de Políticas y Sociología de la Complutense, germen y cortijo de Podemos, y terminó convirtiéndose en un mitin con gritos de «¡Presidente, presidente!» y «¡Vamos a volver, vamos a volver!». La Sala Constitucional, tomada por barras bravas de la política y convertida en una asamblea de facultad.
Poco antes, los morados también ordenaron que los servicios de la Cámara impidiesen cualquier imagen de sus negociadores llegando a la reunión con el PSOE o ya sentados en el ‘comedor de gala’ del número 36, donde no hubo avances para formar Gobierno. Vaya imagen la de los ujieres sometidos a la locura de Planenin y los suyos. Aturdidos, seguían órdenes de arriba y ni dejaban acceder al lugar al fotógrafo de Podemos. Las Cortes empiezan a normalizar tics propios la Asamblea bolivariana de Venezuela. Chavismo parlamentario. Preocupante.
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