Cambio climático

Conoce las 15 ciudades españolas que deberán adaptarse al calor extremo

España es el país europeo donde más aumenta la tasa de mortalidad atribuible al calor extremo

La falta de adaptación de las ciudades al calor extremo desvela situaciones de vulnerabilidad en los colectivos más desfavorecidos

Greenpeace destaca que no hay ninguna ciudad que tenga planes adecuados al calor extremo a pesar de que las olas de calor son cada vez más frecuentes e intensas

2023 año más cálido
La Organización Meteorológica Mundial predijo que se espera que 2024 sea posiblemente aún más cálido
Antonio Quilis Sanz
  • Antonio Quilis Sanz
  • Periodista especializado en información medioambiental desde hace más de 20 años y ahora responsable de OKGREEN en OKDIARIO. Antiguo director de El Mundo Ecológico y colaborador en temas de medioambiente, ecología y sostenibilidad en Cadena Ser.

El pasado 5 de julio, en plena Eurocopa 2024, muchos madrileños querían vivir en masa el partido que enfrentaba a las selecciones de España y Alemania en la plaza de Felipe II, pero el alcalde Almeida decidió suspenderlo por el calor extremo.

Una prudente cancelación que se produjo porque las previsiones apuntaban que a esa hora en Madrid se esperaban máximas de 39 ºC, en un espacio proclive a elevar la temperatura ambiente, no sólo por el furor de los fans de La Roja, también por las características urbanísticas del emplazamiento.

Un ejemplo que puede ser trasladado a muchos puntos de España y que Greenpeace ha visibilizado denunciando «la falta de adaptación al calor extremo en los entornos urbanos y la urgencia de implementar las medidas necesarias a corto, medio y largo plazo para proteger a la población y transformar los municipios ante el agravamiento de la crisis climática».

Efectos irreversibles

Según la organización ecologista, «la plaza de Felipe II es un claro ejemplo de espacio no adaptado al calor extremo, dada su amplia extensión sin sombra, donde se concentra el calor y se eleva la temperatura».

Para la organización ambientalista, «esta plaza es un símbolo de lo que sucede en muchos municipios españoles. Faltan muchos espacios públicos con vegetación, que ofrezcan refugio a las personas ante las altas temperaturas y fomenten la convivencia».

Con este ejemplo, Elvira Jiménez, responsable de campañas de Greenpeace España, advierte que «es urgente reducir las emisiones para frenar la crisis climática y a su vez adaptar los entornos ante los efectos irreversibles que ya se están produciendo».

La acción de los ayuntamientos es esencial para mitigar los efectos del calor, con medidas efectivas y urgentes, y algunas originales como la planteada por el Ayuntamiento de Madrid recientemente habilitando una campaña de refugios climáticos culturales para guarecerse del calor.

Todo ello dentro del contexto de que, tal y como confirmó la Organización Meteorológica Mundial (OMM) que el año 2023 fue oficialmente el más cálido jamás registrado en la historia desde que se tienen registros «por un margen enorme», advirtiendo que este 2024 podría aún ser todavía más caluroso.

Evidencias científicas

Esta circunstancia tiene lugar al mismo tiempo que la publicación del informe Adaptación de las ciudades al calor extremo: protección frente a los impactos en la salud, en el que Greenpeace recoge las evidencias científicas existentes sobre los graves impactos del calor extremo en la salud de las personas.

En él se visibiliza los colectivos en mayor situación de vulnerabilidad como personas mayores, infancia, embarazadas, población trabajadora en exteriores, género y salud mental.

Además, el informe analiza en detalle los planes de adaptación al calor de una muestra de 15 ciudades españolas: Barcelona, Bilbao, Cáceres, Córdoba, Guadalajara, Madrid, Murcia, Palma, Pamplona, Sevilla, Tarragona, Valencia, Vigo y Zaragoza.

Impactos del calor en la salud

Las olas de calor son uno de los eventos meteorológicos extremos que se están intensificando y agravando como consecuencia del cambio climático y que más muertes causa en Europa.

Entre 2022 y 2023 murieron más de 8.000 personas en España a causa del calor, según el Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria (MoMo). España es el país europeo donde más aumenta la tasa de mortalidad atribuible al calor extremo que, según los estudios, es el doble en mujeres que en hombres.

La mayoría de las muertes atribuibles al calor se dan por agravamiento de enfermedades existentes, como cardíacas, respiratorias, renales, gastrointestinales y neurológicas. También tiene un alto impacto en la salud mental e incluso se ha relacionado con un aumento de la tasa de suicidios.

Vulnerables al calor

Pero además de las condiciones de salud de partida, otras características como la edad, sexo, el tipo de trabajo, el nivel de renta u otras cuestiones económicas o sociales también influyen.

Cuando se superponen unas características con otras, la vulnerabilidad se dispara. Los estudios muestran la evidencia de la desigualdad en la vulnerabilidad al calor, tanto por características sanitarias como socioeconómicas.

Uno de los factores más destacables es que el calor impacta en las personas, especialmente en las ciudades, donde la población es hasta seis veces más vulnerable que en las zonas rurales.

Además, según apunta la Agencia Europea del Medio Ambiente, en las ciudades del sur de Europa esta vulnerabilidad se acentúa al tener un efecto isla de calor urbana más pronunciado y contar con un menor porcentaje de zonas verdes que actúan como amortiguadoras del calor.

Calor Extremo

Planes de adaptación

El informe de Greenpeace destaca que no hay ninguna ciudad que tenga planes adecuados al calor extremo (no se ha evaluado la puesta en marcha de estos planes) a pesar de que las olas de calor son cada vez más frecuentes e intensas debido al cambio climático:

Vigo y Guadalajara son los municipios que cuentan con los planes publicados más deficientes, mientras que Barcelona y Zaragoza cuentan con los planes mejor planteados, aunque deben seguir trabajando para reforzar las medidas y adecuarlos a la urgencia necesaria y a la vulnerabilidad de la población.

Sólo cuatro ciudades, Barcelona, Bilbao, Murcia y Tarragona, cuentan con una red de refugios climáticos disponible, una de las medidas más efectivas y de fácil implementación a corto plazo.

Planes municipales

Barcelona, Cáceres, Valencia y Zaragoza son las únicas cuyos planes tienen ejes o líneas de acción enfocadas a la reducción de desigualdades. La mayoría de los planes carecen de objetivos medibles, sin los cuales los planes quedan vacíos de ambición y dirección. Tan sólo Barcelona y Bilbao dan un valor cuantitativo a las medidas que plantean.

Únicamente Barcelona cuenta con un estudio local de vulnerabilidad y mapas de impacto del calor extremo. La mayoría (8 ciudades) no tienen ningún tipo de estudio o cuentan sólo con un análisis parcial (5 ciudades). Esta medida es imprescindible para invertir los recursos en las zonas y medidas prioritarias.

Aunque todos los planes incluyen alguna medida de infraestructura verde, hay mucha heterogeneidad en cuanto su extensión, variedad y ambición, destaca Greenpeace.

Medidas a tomar

Los datos extraídos muestran la necesidad imperiosa de desarrollar políticas comprometidas y vinculantes de reducción de emisiones que pongan fin al uso de los combustibles fósiles causantes del cambio climático y eviten agravar las consecuencias de la crisis climática.

Además, para los impactos que ya se están sufriendo y que se acentuarán en los próximos años, señalan que «es imprescindible que los ayuntamientos pongan en marcha planes con todas las medidas necesarias para transformarse en municipios mejor adaptados al cambio climático, resilientes y justos».

A su vez, la organización ecologista detallan en el análisis realizado las acciones más urgentes a tomar en las ciudades:

  1. Renaturalizar las ciudades: aplicar la regla 3-30-300 para aumentar la cobertura vegetal de forma equitativa: toda persona deberá ver tres árboles desde su casa, tener un 30% de cobertura vegetal en su barrio y un espacio verde a 300 metros, de calidad, accesible y seguro.
  2. Habilitar una red de refugios climáticos públicos accesibles, cercanos y gratuitos, con zonas de descanso e hidratación, una medida clave de salud pública y de fácil implementación.
  3. Desarrollar planes de sombra, mapas de vulnerabilidad y de desplazamientos confortables, para ir al colegio, trabajo o al centro de salud con menos riesgo de exposición a altas temperaturas.
  4. Implementar urgentemente medidas sociales que aumenten la protección de las personas, especialmente de las más vulnerables.

«Elaborar estos planes es sin duda un primer paso positivo por parte de los gobiernos municipales, pero deben adecuarse a la urgencia necesaria y avanzar en su implementación. Las olas de calor están provocando muertes cada año», destaca Elvira Jiménez.

«Adaptar los municipios al calor extremo no es una moda ni un capricho, es una cuestión de salud pública y de equidad. Se trata de salvar vidas sin dejar a nadie atrás», ha concluido Jiménez.