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En el afán de mejorar la seguridad vial y adaptarse a los avances tecnológicos, la Dirección General de Tráfico (DGT) ha puesto en marcha una serie de reformas significativas. Desde el 1 de julio, han entrado en vigor nuevas señalizaciones, diseñadas para modernizar y optimizar el control del tráfico en todo el país. Estas modificaciones forman parte de un esfuerzo mayor para reducir accidentes, garantizar el cumplimiento de las normas y facilitar una conducción más segura y eficiente.
Entre las novedades, destaca especialmente la incorporación de la señal S-991C, que informa sobre la presencia de un radar específico para controlar el paso de vehículos en semáforos en rojo. Este sistema, conocido comúnmente como radar «foto-rojo», está orientado a penalizar a aquellos conductores que no respetan el semáforo en rojo, una de las infracciones más peligrosas y frecuentes.
S-991C: la nueva señal de la DGT
La señal S-991C forma parte del nuevo conjunto de pictogramas de tráfico implementados por la Dirección General de Tráfico. Su propósito es claro: alertar a los conductores de la existencia de un sistema automatizado que vigila el respeto a los semáforos. En concreto, esta señal indica que en el tramo donde está colocada existe un radar conocido como “foto-rojo”, el cual está diseñado para detectar vehículos que no respetan la luz roja del semáforo y siguen su marcha sin detenerse.
Ésta nueva señalización tiene un enfoque preventivo más que punitivo. Es decir, su instalación no busca únicamente sancionar, sino advertir con antelación al conductor para que respete las normas de circulación, especialmente en zonas donde el paso de peatones o la intersección representan un riesgo elevado en caso de omisión del semáforo. A diferencia de otras señales tradicionales, la S-991C está directamente relacionada con una tecnología de vigilancia concreta, por lo cual su presencia implica también un control automático y visual del comportamiento del conductor.
¿Cómo funcionan los radares ‘foto-rojo’?
El funcionamiento del sistema «foto-rojo» es bastante preciso y se ha desarrollado con el objetivo de captar infracciones con pruebas visuales irrefutables. Consiste, básicamente, en un dispositivo compuesto por al menos dos cámaras que se colocan en proximidad al semáforo y su zona de influencia. Uno de estos elementos capta una imagen del vehículo justo antes de cruzar la línea de detención mientras la luz roja está encendida. Posteriormente, si el coche continúa su trayecto sin haberse detenido, una segunda cámara toma otra imagen cuando ya ha rebasado completamente el cruce.
Estas dos fotografías deben mostrar claramente la matrícula del vehículo, ya que constituyen la prueba de que la infracción ha ocurrido. De esta manera, las autoridades pueden emitir una sanción con evidencia visual que demuestra sin ambigüedad la responsabilidad del conductor. Por lo general, estos dispositivos están instalados entre 20 y 30 metros antes de la intersección, lo que les permite captar el recorrido completo del vehículo desde que se aproxima al semáforo hasta que lo cruza.
El sistema «foto-rojo» suele estar ubicado en puntos estratégicos, especialmente en intersecciones donde se han registrado incidentes en el pasado. Las autoridades priorizan aquellas áreas con mayor riesgo de accidentes o en las que existe una elevada concentración de personas, como zonas escolares, hospitales, o vías con alta densidad de tránsito.
Además, la DGT ha dejado claro que estos dispositivos deben estar debidamente señalizados con antelación mediante señales informativas. Esto responde al principio de transparencia en la actuación de las administraciones públicas y refuerza el carácter preventivo de la medida: el objetivo es evitar que el conductor cometa la infracción, no simplemente penalizarlo después.
¿Qué sanciones conlleva?
No respetar la señal S-991C, es decir, pasar un semáforo en rojo en una zona controlada por radar, se considera una infracción grave según el Reglamento General de Circulación. Esta conducta representa un serio peligro tanto para el propio conductor como para otros usuarios de la vía, especialmente peatones y ciclistas. Por ello, las sanciones asociadas no son menores.
En términos económicos, la multa por esta infracción asciende a 200 euros. Además, no solo implica un coste monetario, sino también la pérdida de cuatro puntos del carnet de conducir. Esta penalización refleja la gravedad de la conducta, dado que no detenerse ante una señal de semáforo en rojo es una de las principales causas de accidentes en entornos urbanos.
Cabe destacar que estas sanciones no son negociables ni sujetas a interpretación: si las cámaras captan de forma clara el paso del vehículo cuando el semáforo está en rojo, la multa será emitida automáticamente y llegará al domicilio del propietario del coche registrado.
La aparición de nuevas señales como la S-991C marca un antes y un después en la forma en que se regula el tráfico en España. La movilidad urbana del siglo XXI exige una respuesta adaptada a los retos actuales: aumento del número de vehículos, diversidad en los modos de transporte (bicicletas, patinetes eléctricos, vehículos compartidos), y una ciudadanía más consciente pero también más exigente con la seguridad vial.
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