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Cuál es la presión correcta de los neumáticos y cómo saberlo según tu coche

La presión de los neumáticos, en condiciones normales, debería oscilar entre 29 y 36 psi

Un desgaste excesivo, peor frenada o un mayor riesgo de impacto, entre otros, son algunas de las consecuencias de tener la presión de los neumáticos alta

Esto es lo que tienes que hacer para que los neumáticos de tu coche duren mucho más

cambiar los neumáticos
Neumáticos

Una gran número de usuarios, cuando son preguntados por la presión de los neumáticos, no tienen ni idea de la respuesta correcta. Esta situación, lógicamente, es realmente preocupante, pues una presión incorrecta podría generar ciertos problemas en el momento de la conducción e incluso, en el peor de los casos, generarían accidentes de tráfico que pondría en peligro la vida del propio conductor y la del resto de personas que circulan por esa zona en concreto de la vía.

Por ello, a continuación os vamos a detallar cuál es la presión correcta de los neumáticos para evitar este tipo de escenarios y cómo comprobarla de forma periódica, además de explicar las posibles consecuencias en caso de que la presión se encuentre más alta o baja.

Cuál es la presión correcta de los neumáticos

En condiciones normales, la presión correcta de los neumáticos dependerá, principalmente, del modelo del coche que tengas y de las recomendaciones del fabricante. Para la mayoría de los coches, la enumeración correcta suele estar entre 2.0 y 2.5 bares, es decir, entre 29 y 36 psi. No obstante, es importante revisar las características del automóvil para asegurarte de que estás utilizando la presión correcta. Por ello, se recomienda revisar los neumáticos cuando estén fríos, ya que el calor generado por la conducción puede afectar a la lectura.

Es importante recalcar que la presión del vehículo, generalmente, se suele indicar en la etiqueta del coche, la cual está ubicada en el marco de la puerta del conductor o en el manual del propio automóvil.

Cómo comprobar la presión de los neumáticos de un coche: paso a paso

  1. Antes de iniciar la comprobación, es importante tener acceso al manual del vehículo y, sobre todo, adquirir un manómetro de presión de neumáticos, el cual puede ser digital o análogo. Si no tienes uno, los talleres y estaciones de servicio tienen máquinas especializadas para ello.
  2. Neumáticos fríos: tal y como hemos indicado líneas atrás, lo ideal es que los neumáticos no hayan estado en uso durante al menos 3 horas. Cuando las ruedas están calientes, la presión sube ligeramente debido al calor generado por la conducción y podría dar una lectura incorrecta.
  3. Localizar la válvula del neumático y colocar el manómetro: este elemento se encuentra al borde del neumático y es donde se coloca el manómetro. Asegúrate de quitar el tapón de la válvula de forma correcta y guárdalo en un lugar seguro para colocarlo nuevamente en su posición tras comprobar la presión. Posteriormente, coloca la pieza de manera firme y deberías escuchar un ‘pf’ de aire cuando se realice la medición.
  4. Leer la medición: la presión debe coincidir con las especificaciones recomendadas por el fabricante, que normalmente estarán entre 2.0 y 2.5 bares (29-36 psi).
  5. Compara la presión recomendada: verifica la presión recomendada para cada neumático.
  6. Ajusta la presión si es necesario: si la presión es más baja de lo recomendado, lógicamente, deberás inflar el neumático. Si está alta, puedes liberar algo de aire presionando la válvula con un pequeño objeto, como, por ejemplo, con una punta de bolígrafo, hasta que alcances la presión correcta. Es vital no subir la presión en exceso, ya que puede causar un desgaste irregular del mismo y aumentar un mayor riesgo de accidente.
  7. Repetir la acción en todos los neumáticos
  8. Comprobación final: si tienes dudas sobre la presión o sientes que los neumáticos no mantienen la presión correctamente una vez finalizada tu comprobación, lo mejor es ir a un taller especializado para que revisen posibles fugas.

Qué pasa si la presión de los neumáticos es baja

  • Se podría generar un desgaste irregular y acelerado de los neumáticos, especialmente en los bordes.
  • Mayor consumo de combustible debido a la mayor resistencia al rodaje.
  • Riesgo de sobrecalentamiento y fallo del neumático, lo que aumenta las posibilidades de sufrir un reventón.
  • Menor rendimiento en la conducción: menor estabilidad, mayor distancia de frenado y menor tracción, especialmente en condiciones de lluvia.

Qué pasa si la presión de las ruedas es alta

  • Desgaste excesivo en el centro del neumático: cuando la presión está demasiado alta, la parte central del neumático entra en contacto con el suelo más que los bordes, lo que provoca un desgaste excesivo en esa zona central.
  • Reducción de la tracción y el confort: un neumático inflado en exceso tiene menos área de contacto con el suelo, lo que puede reducir la tracción, especialmente en superficies mojadas o resbaladizas. Esto puede hacer que el coche sea más propenso a perder el control.
  • Riesgo de daño por impacto: los neumáticos con alta presión son más rígidos y, por lo tanto, tienen una menor capacidad para absorber impactos. Esto puede aumentar el riesgo de daños por baches o cualquier irregularidad en la carretera, lo que puede afectar la integridad del neumático.
  • Mayor riesgo de reventón
  • Peor rendimiento en frenadas: al tener menos superficie de contacto con el suelo, ofrecen una menor efectividad al frenar, lo que puede alargar las distancias de frenado y aumentar el riesgo de accidentes.

 

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