Adiós a los alcoholímetros: la DGT confirma el cambio de 180º en los controles
La DGT ha dado un paso significativo en la mejora de los controles de alcoholemia con la incorporación de nuevos alcoholímetros. Bautizados como alcoholímetros pasivos, estos dispositivos permiten medir la presencia de alcohol en el aire sin necesidad de que el conductor sople en un tubo, lo que agiliza el proceso de detección y mejora la eficiencia en las pruebas de tráfico. La implementación de estos alcoholímetros no sólo optimiza la labor de los agentes de tráfico, sino que también garantiza que los controles sean más rápidos y precisos.
Además, la DGT también está trabajando en un cambio importante en las normativa relacionada con las tasas de alcoholemia. En 2025, se prevé que el límite de alcoholemia en sangre se reduzca a 0,2 gramos por litro (uno de los más estrictos de Europa) con el objetivo mejorar la seguridad vial y reducir la siniestralidad en las carreteras españolas. Los nuevos alcoholímetros se alinean perfectamente con este enfoque, facilitando controles más eficientes para detectar a los conductores que superen los límites establecidos.
Los nuevos alcoholímetros de la DGT
El funcionamiento de los alcoholímetros pasivos de la DGT es relativamente sencillo, pero eficiente. Pueden detectar las partículas de alcohol presentes en el aire exhalado cuando la persona está hablando o respirando cerca del sensor. Esto hace que el proceso sea mucho más rápido, permitiendo que los agentes realicen más pruebas en menos tiempo. Si el alcoholímetro detecta un nivel sospechoso de alcohol, el conductor será sometido a una segunda prueba con un etilómetro tradicional para obtener una medición exacta.
Este dispositivo puede revolucionar la manera en que se realizan los controles de alcoholemia en las carreteras. En lugar de la clásica prueba de soplar, el conductor sólo necesita estar cerca del dispositivo y pronunciar unas palabras para que el sensor detecte posibles partículas de alcohol en el aire exhalado. Esta mejora tiene múltiples ventajas, no sólo por su rapidez, sino también porque se puede utilizar en situaciones donde el conductor no puede soplar, como en accidentes donde pueda haber alguna lesión o en personas con dificultades respiratorias.
Nuevo límite de alcohol
La introducción de estos alcoholímetros coincide con una posible modificación en la normativa de alcoholemia que está considerando la DGT. Actualmente, el límite legal es de 0,5 gramos de alcohol por litro de sangre, pero en 2025 se espera que este límite se reduzca a 0,2 gramos por litro, lo que hará que las restricciones sean mucho más estrictas.
El límite de 0,2 gramos por litro en sangre se puede alcanzar con sólo una cerveza o una copa de vino, dependiendo del peso y otros factores. El alcohol alcanza su concentración máxima en sangre entre 30 y 90 minutos después de la ingesta, aunque ya está presente en el cuerpo cinco minutos después de consumirlo. La nueva norma, de aprobarse, significaría que se requiere un consumo mucho más limitado de alcohol antes de ponerse al volante, lo que promovería una cultura de conducción más responsable.
Sanciones
La DGT calcula que entre el 30% y el 50% de los accidentes de tráfico tienen relación con el consumo de alcohol. Sus efectos incluyen una falsa sensación de confianza, euforia, pérdida de juicio, dificultades para medir distancias y un mayor tiempo de reacción en la toma de decisiones. A medida que aumenta la cantidad de alcohol en sangre, el riesgo de sufrir un accidente crece exponencialmente. Por ejemplo, pasar de 0,5 gramos por litro de sangre a 0,8 gramos multiplica por cinco las probabilidades de estar involucrado en un accidente.
La DGT establece límites claros para el consumo de alcohol y drogas al volante. En cuanto al alcohol, los límites permitidos varían según el tipo de conductor. Para los particulares, el límite es de 0,5 gramos por litro en sangre o 0,25 miligramos por litro en aire espirado. Para conductores profesionales y noveles, el límite se reduce a 0,3 gramos por litro en sangre o 0,15 miligramos por litro en aire espirado.
En cuanto a las sanciones, si un conductor da positivo en drogas, la multa es de 1.000 euros, y se le retiran seis puntos del carné. Además, el infractor puede enfrentarse a penas de prisión de entre tres y seis meses, multas de hasta 12 meses o trabajos comunitarios de 30 a 90 días. En cuanto al alcohol, las sanciones varían dependiendo de la cantidad de alcohol en sangre.
Un primer positivo de hasta 0,50 miligramos por litro de aire espirado conlleva una multa de 600 euros y la retirada de cuatro puntos. Si el nivel es superior a 0,50 miligramos, la multa asciende a 1.000 euros, y se pierden seis puntos del carné. Además, el conductor puede enfrentarse a penas de prisión o trabajo en beneficio de la comunidad si supera los 0,60 miligramos por litro.
Es importante destacar que negarse a realizar las pruebas de alcoholemia o drogas también se considera una infracción grave. En este caso, el conductor podría enfrentarse a una pena de prisión de entre seis y doce meses y la retirada del carné de uno a cuatro años.