Prueba del Lexus RX 450h
Quedan menos años de los que pensamos para que nuestra experiencia diaria con un automóvil cambie radicalmente de lo que es ahora. Un cambio que no solo va a revolucionar nuestras vidas, también revolucionará la industria, el diseño, la producción, la economía y el medio ambiente. Pero también las carreteras, los accidentes, los viajes y el estrés.
Pero si a partir de ahora vamos a vivir un “sin vivir” de presentaciones revolucionarias alrededor de todo esto, casi la mayoría de estos avances se mostrará desde un laboratorio. Aunque, siempre hay atrevidos, visionarios y empresas con ganas de demostrar que están más allá que las demás. Lexus, la marca paradigma de lujo e innovación de Toyota, es una de ellas y en sus proyectos imprime innovación de una manera disruptiva.
Lexus no se conforma con experimentar, va dando pasos sin perder el tiempo, va pintando el cuadro y borrando el cuadro, va caminando el camino y a la vez recorriendo caminos. Los japoneses son muy amigos del scrum, de hecho, esa forma de organizar la producción de software de manera ágil ya no solo se emplea con el software, que fue su origen, también se proyecta a la producción fabril, industrial, farmacéutica y, claro, automovilística.
Podemos decir que el scrum, se plantee de una manera o de otra, cada empresa lo hace como bien lo entiende, es una filosofía aplicada a la producción que es capaz de enmendar errores sobre la marcha. Un error no significa parar, un error significa volver atrás, parar un momento y solventar el error para que no vuelva a ocurrir nunca. Pero no solo se trata de enmendar errores, también se trata de aplicar la innovación aunque no esté madura. Si no se hace así se corre el riesgo de que otros nos adelanten. “Software funcionando” es el lema del scrum, pero también lo podemos aplicar a coches funcionando.
La excelencia de hacerlo así lleva a producir coches como el Lexus RX 450h, un automóvil que está más cerca de los referentes que citaba en el primer párrafo, pero sin olvidar que las personas de hoy en día todavía no están preparadas. El RX 450h es una ventana abierta al futuro de la automoción. Y además es una realidad construida sobre lo que es de momento necesario y lo que queremos que sea necesario en un presente conectado con las cosas. Algo al alcance de unos pocos, por su precio, pero al alcance de todos puesto que existe.
Conserva cosas del presente, el motor de combustión de momento no es cuestión de prescindir de él. Pero anuncia el futuro, está claro que sus motores eléctricos no son un brindis al sol. El tiempo (no mucho) les dará la razón, las energías eléctricas tal vez sean las que ganen la partida, todo hace pensar que sí, pero habrá momentos de transición y el de ahora es uno de ellos.
El Lexus RX 450h está hecho no solo para atender las necesidades de movilidad del hombre de hoy, también está pensado para ser usado en muchos más ámbitos de la cotidianidad. Entrar en él nos da muchas pistas de lo que nos vamos a encontrar. El puesto de conducción es el centro de la usabilidad. La pantalla, una de las más grandes del mercado, reina sobre el salpicadero, pero a una distancia lo suficientemente lejana como para no distraer. Es más, el conductor tiene también proyectado en el parabrisas, colgada de la nada, alguna información críptica sobre la velocidad, el navegador, la velocidad permitida en la ruta y el consumo inmediato.
La cantidad de parámetros del centro de control es enorme, tal vez demasiada para muchas personas no tan acostumbradas a los gadgets de hoy en día. El equipo de música, firmado por Mark Levinson, marca mito entre los amantes del High End de audio, suena muy bien. Un sonido que luce más cuando el coche encuentra sus momentos de silencio.
Al arrancar, el motor no arranca, se conecta, es decir que puedes andar con él sin el rumoroso traqueteo del motor de combustión. Pero desgraciadamente el coche no puede ir siempre en modo eléctrico, si así fuera, los amantes de la música serían absolutamente felices y Mark Levinson no quedaría defraudado.
Hay que recordar que Mark Levinson recogió el guante de Lexus, el desafío era meter uno de sus equipos de música en un coche, eso sí, siempre que el fabricante japonés fuera capaz de construir un coche muy silencioso. Y acabó siendo una realidad en el modelo de 2001 SC 430, equipado con el motor V8 más silencio que jamás ha rodado sobre la tierra. Además rizando el rizo ya que se trata de un coche convertible que debía ecualizar la música de un modo distinto y de manera automática si éste iba descapotado o cerrado.
No es el caso del motor de combustión del RX, cuando necesitamos potencia, el hecho de aplastar el pedal del acelerador se torna en un momento extraño. Suena el motor con un zumbido agudo, sin saltos perceptibles en los cambios de velocidad de su caja automática de variador continuo. Un zumbar que desaparece cuando ahuecamos el pedal y lo dejamos a la altura necesaria para mantener una velocidad constante. En ese punto, otra vez el silencio.
Las plazas son grandes delante y detrás, algo estrechas las banquetas delanteras para los tiempos que corren. La gente es cada vez más grande. El maletero en cambio es pequeño para un coche de su tamaño. Tienes la suerte de poder correr los asientos traseros de manera longitudinal y eso te dará algo más de espacio, pero no el suficiente para unas vacaciones largas de cinco adultos, que son los que caben y aguantan un viaje largo.
Podríamos pensar que al tratarse de un coche de tecnología híbrida los consumos son bajos, pero esto hay que explicarlo. Son bajos, muy bajos para un coche de su peso si nos movemos en los entornos ciudadanos donde no se requiere de potencia de verdad, en un atasco el modo eléctrico combinado con algunos arranques del motor de combustión para darle un poco de “bebida” a las pilas es sin duda su entorno “barato”.
Si circulamos a velocidades legales de autopista, con cuatro personas con equipaje en su interior el consumo que hemos obtenido supera los 10 litros cada 100 kilómetros.
Pero tal vez no sean estos detalles los que se asoman a la ventana del futuro, son otros. Las ayudas a la conducción, las alertas por tráfico, la seguridad del conjunto, la seguridad predictiva de colisión, esos son los argumentos que colocan al RX entre los coches más usables del mundo. No pienso que 10 litros a los 100 echen abajo una compra a quien pueda comprar este coche.
Pero la seguridad no es solo el argumento de peso, la facilidad de conducción de un coche de su tamaño, las ayudas para maniobrar en situaciones difíciles van sumando puntos para insistir que este Lexus es uno de los coches más usables que jamás se hayan construido.
Y por último no pueden faltar una serie de conclusiones sobre su manejo en carretera. En autopistas tiene su edén, pero los modos de conducción que lleva a discreción del conductor lo transforman en un coche que se comporta muy bien en cualquier tipo de carretera. En mi caso no niego que la dureza de la dirección y de la suspensión en el modo sport y el modo sport plus fueron las preferidas, pero ya se sabe sobre gustos colores y este coche tiene todo el arco iris.