#PlanesLook | Vino y jazz: Un tinto al son de la suave voz de Rachelle Bentley
Jazz y vino, una combinación tan sugerente como explosiva. Arranca en Madrid una nueva edición del Festival Ingenia Jazz & Wine, una iniciativa que bajo en patrocinio de las Bodegas Ingenia trae a la capital algunas de las mejores representantes del panorama jazzístico actual. Tres conciertos, los tres primeros domingos del mes de julio a las 21:00, que en el madrileño Teatro Galileo harán las delicias de los amantes de un género musical tan versátil que es capaz de fusionarse con otros hasta crear auténticas obras de arte. Así lo demostrarán la británica Rachelle Bentley, la española Yoio Cuesta y el grupo franco argelino Nes. Porque el jazz es historia viva, es técnica, pero es improvisación y sobre todo, evolución.
Una artista polifacética
Intensa, ecléctica e innovadora. Rachelle Bentley será la encargada de dar el pistoletazo de salida al ciclo de conciertos el próximo día 8. La británica, afincada en Madrid, lleva la música en las venas. «A lo largo de toda mi vida, la música ha sido una constante. Mi padre también era cantante, mi abuelo era músico, mi bisabuelo tocaba el cello y mi madre era muy melómana», declara. La artista confiesa que cuando había fiestas en su casa, solía quedarse dormida junto a un altavoz en su infancia. Una anécdota que le ha marcado de cara a su futuro.
Rachelle Bentley
Sin embargo, pese a que la música se ha convertido en su profesión, Rachelle ha hecho de todo. Tanto es así, que le resulta complicado decidirse por una de las facetas de su vida profesional. «La música es algo que nunca acaba, me gustan muchos estilos, tengo mucho por descubrir todavía. Con mi voz, a través de la experimentación, pero también la fotografía, las Bellas Artes…», afirma. Sin embargo, tiene claro cuál es su asignatura pendiente. «Me queda escribir, he hecho cursos de escritura creativa, pero poco más, es algo que cuando me relaje un poco me pondré a ello.»
Si hay algo que puede definir a Bentley es su capacidad para reinventarse y sorprender. No es fácil encasillar a la artista. Fan de David Bowie, Elton John, Ella Fitzgerald , Madonna e incluso Michael Jackson. «Mis influencias son muy diversas», afirma. Sorpresas también las que le gusta ofrecer al público, aunque cuidando cada detalle de su actuación. «Me gusta sorprender en los conciertos, el repertorio en sí es una incógnita y me gusta incluir algo nuevo siempre, hacer cosas poco usuales, aunque voy bastante preparada». Una preparación que incluye un pequeño ritual antes de subir al escenario. «Soy bastante supersticiosa, lo miro todo, me relajo y me concentro unos minutos», declara.
Posado de la cantante Rachelle Bentley / Gtres
El amor como tema central
Cantar al amor o al desamor, esa es la cuestión. Dicen que los mejores temas proceden del desamor o de situaciones complicadas, algo en lo que la artista está de acuerdo. «Creo que en el desamor hay mucho que expresar y de ahí surge mucha pasión. Quizás no las mejores canciones pero es una buena base», declara Rachelle. Para la inglesa, muchas de sus composiciones tienen un elemento autobiográfico y en cierta medida sí están vinculados al amor, pero más como sentimiento universal. «La mayoría de los temas que he hecho tratan el amor, el desamor o también el amor humano, de la humanidad, por ejemplo el tema ‘Human love’, que habla del amor universal». Todo ello sin olvidarse de otras cuestiones como la crítica social.
Jazz, gastronomía y vino
«Un vino tinto, para mí desde luego la bebida por excelencia es el vino». Bentley lo tiene claro, el vino es el mejor acompañante para una velada de jazz. En cuanto a la gastronomía, a la artista le gusta la comida exótica, pero si tuviera que elegir, se quedaba con un buen jamón.
Rachelle Bentley
Entre el jazz y el vino hay muchas más similitudes de las que en un principio pueda parecer. Los dos son capaces de evocar sensaciones, recuerdos y sentimientos, lo que hace del vino es el complemento perfecto de una buena velada de jazz. Es más emoción que técnica. Como resalta la artista, el jazz va más allá de lo metódico, pero sin dejarlo a un lado. «No es como el lírico, pero siempre hay que tener algo de técnica. Y la emoción para transmitir es muy necesaria. Hay que encontrar un equilibrio. Lo importante es comunicarte y que la gente sienta y disfrute.
El futuro del jazz
El jazz es un género minoritario pero eso a la vez lo convierte en un tipo de música exclusiva y especial, aunque a la vez, cercana y al alcance de todos. «El jazz tiene una historia detrás, su vínculo con el cine es fundamental, además es muy versátil». Una versatilidad que le permite fusionarse con otros géneros y alcanzar a más público. «El jazz se escucha de una manera diferente y por eso no puede llegar a tanta gente. Pero conozco mucha gente joven que empieza a gustarle el jazz y el elemento fusión también favorece a abrir a más público», sostiene la artista.
Madrid, ciudad del jazz
Nacida en Inglaterra, Rachelle ha vivido en numerosos lugares del mundo aunque Madrid ha conquistado su corazón. «Madrid significa mucho, aquí me he encontrado más artísticamente y he conocido gente fantástica». Para la artista, la ciudad ofrece más de lo que uno se podría imaginar. Pese a lo que aparentemente pueda pensarse, la capital española permite muchas posibilidades tanto a los amantes como a los profesionales del jazz, aunque sea a pequeña escala. Aún así, es importante promover iniciativas que permitan su desarrollo. «Seguir cantando, seguir tocando, seguir experimentando y llevándolo a diferentes segmentos. Y por supuesto proyectos como este, unir el jazz con el vino u otros productos para que los artistas tengan un apoyo.
INGENIA JAZZ & WINE FESTIVAL
Domingos 8, 15, 22 de julio a las 21:00 en el Teatro Galileo