La fascinante historia de Louis Vuitton: el maletero que llevó el lujo al máximo nivel
La marca es una de las referencias más importantes en el mundo del lujo
Aunque ahora cuenta con varias líneas, sus orígenes se relacionan con el equipaje

Jeremy Allen White ha sido uno de los últimos rostros conocidos en convertirse en embajador de una de las firmas de lujo más importantes del mundo: Louis Vuitton. El actor de The Bear ha sido elegido por la marca por su estilo relajado y su autenticidad pero, antes de él, fueron otros muchos los que han representado a Vuitton, entre ellos, Carlos Alcaraz. El joven tenista español confirmó su alianza con la casa francesa hace ya dos años, en 2023, bajo la dirección creativa de Pharrell Williams. «Trabajar con los artesanos de Louis Vuitton ha sido una gran experiencia y un privilegio», dijo el murciano sobre esta nueva alianza, con la que la firma francesa buscaba conectar con las nuevas generaciones.
Aunque ahora es una de las firmas de lujo más importantes del mundo, con colecciones de moda y también de accesorios, lo cierto es que la historia de Louis Vuitton se debe al esfuerzo, la constancia y la perseverancia de su fundador.
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Un camino de 400 km hacia el lujo
Nacido el 4 de agosto de 1821 en Anchay, una pequeña aldea del este de Francia, Louis Vuitton se crio en el seno de una familia humilde. Su padre era campesino y y su madre trabajaba como sombrerera. Sin embargo, la muerte de su madre cuando él tenía solamente 10 años le marcó mucho, de hecho, no fue capaz de adaptarse a la nueva familia que formó su padre y se escapó de casa. Más de 400 kilómetros hasta París, donde sentó las bases de su destino. Tenía trabajos ocasionales y a veces ni siquiera encontraba un lugar confortable en el que dormir.
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Con el tiempo consiguió entrar en el taller de Monsier Marechal, uno de los fabricantes de baúles más prestigiosos. Fue el comienzo de su exitosa carrera. En aquel momento los viajes en tren, barco o carro eran constantes y las personas necesitaban baúles para llevar sus pertenencias. Vuitton destacó por su talento y por su esfuerzo constante, hasta que en 1854 abrió su propio taller. Su lema era: «Empaqueta de forma segura los objetos más frágiles».
Vuitton consiguió diseñar el primer baúl con tapa plana, lo que permitía que se apilara con facilidad y esto fue toda una revolución en el mundo del equipaje. Además, utilizaba la lona Trianon, más ligera y resistente que el cuero tradicional. En 1859 fundó el taller de Asnières, donde instaló su residencia.
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La popularidad del maletero aumentó de manera exponencial de manera muy rápida. La emperatriz Eugenia de Montijo lo nombró proveedor oficial de la casa real y muchos royals y aristócratas recurrieron a sus equipajes. Consiguió expandir el negocio a otros puntos de Europa, con una tienda en el centro de Londres. La leyenda de Vuitton ya estaba en marcha.
Fueron muchas las innovaciones que incorporó Luis Vuitton al mundo del equipaje. Algunas estéticas, otras más funcionales y prácticas, como nuevos cierres o tejidos más resistentes. Por ejemplo, en 1876 introdujo el diseño de rayas beige y marrón para evitar imitaciones y en 1888 lanzó el patrón damero.
Una tienda de Louis Vuitton en París. (Foto: Gtres)
Tras su muerte en 1892, su hijo Georges fue el que tomó las riendas del negocio. A él le debemos el icónico logo con el monograma LV, que ha conquistado a personas en todo el mundo y que es símbolo de lujo y distinción.
La evolución de la marca
La marca Vuitton ha seguido creciendo a partir del legado de su fundador y hoy es una de las más importantes del mundo, con repercusión en el ámbito de los equipajes y complementos, pero también en el de las prendas. Vuitton ha pasado de ser un taller de baúles a una potencia global del lujo, manteniendo su esencia artesanal mientras se adapta a las tendencias culturales.
Aunque la expansión internacional de Vuitton comenzó a partir de 1885 con la primera tienda fuera de Francia, la marca comenzó a ganar mayor visibilidad según avanzaba el siglo XX, como sinónimo de lujo y exclusividad. En 1987 se fusionó con Moët et Chandon y Hennessy para formar LVMH, el mayor conglomerado de lujo del mundo y ya en las últimas décadas, bajo la dirección de diseñadores como Marc Jacobs, Nicolas Ghesquière (línea femenina) y Pharrell Williams (línea masculina), la marca se ha reinventado con colaboraciones artísticas, colecciones prêt-à-porter y campañas globales. De la misma manera, no han faltado colaboraciones puntuales y las figuras de los embajadores, entre los que se encuentra el ya mencionado Carlos Alcaraz.