Patinazo royal | ‘Free the nipple’ en el balcón de palacio
La realeza está de celebración. Las grandes casas europeas se han unido en Noruega para conmemorar por todo lo alto el 80 cumpleaños de los Reyes Harald y Sonia. Los monarcas noruegos quisieron agasajar a los invitados, que desplegaron todas sus armas estilísticas, con una glamurosa cena en el Palacio Real de Oslo. Sin embargo, todo este desfile de altos cargos, nobleza y estilo royal ha quedado empañado por un inoportuno episodio que tuvo lugar momentos antes.
Los homenajeados, junto con algunos de los invitados de mayor renombre, salieron al balcón del palacio para saludar a las cientos de personas que esperaban concentradas en la explanada exterior. Una imagen habitual en las grandes citas de las agendas reales, que, sin embargo, escapó de toda normalidad (y protocolo) tras la irrupción de una joven con un vestido asimétrico rojo ajustado, sin sujetador, que dejaba poco lugar a la imaginación.
Los miembros de las Familias Reales europeos salieron al balcón del Palacio Real de Oslo a saludar. / Gtres
Pero, ¿quién es la joven que se ha decido desafiar el dress code más noble? Saquen papel y boli. Desirée Kogevinas es prima segunda de Haakon y Marta Luisa de Noruega. La madre de Desirée, Madeleine Bernadotte, es hija a su vez de Carl Bernadotte que es hermano de Astrid de Bélgica. Este parentesco hace que Carl, abuelo de Desirée, sea tío del rey Harald y, por tanto, su hija Madeleine, prima hermana del soberano noruego.
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Estos lazos familiares explican la presencia de Desirée en el balcón presidencial desde el que los reyes noruegos agradecían a su pueblo las felicitaciones por su 80 cumpleaños. Según informa la prensa local, no es la primera vez que la joven, afincada en Ginebra (Suiza), acude a actos oficiales de su familia. Por tanto, no se explican el grave error cometido a la hora de escoger su último atuendo.
Para el experto en protocolo real Reidar Helliesen, Kogevinas incumplió el código a la hora de vestir en un acto tan solemne como es el cumpleaños de los reyes noruegos. “Los únicos que podrían romper las reglas son los mismos reyes, pero nunca un invitado y en este caso, Desirée lo hizo. Se podría pensar que se trata de una persona que no está acostumbrada a estar en los círculos reales, pero no es verdad. Su vestido busca llamar la atención y es bien sabido que un invitado nunca debe eclipsar a los homenajeados”, explica Reidar.
Dejando de lado este anecdótico momento (y presunta violación al dress code del evento), los pasillos del palacio se convirtieron en una pasarela, en la que pudimos ver a los miembros de las Familias Reales europeas luciendo sus mejores galas. Un desfile con grandes aciertos y grandes errores.
En el pódium ganador encontramos a Tatiana de Grecia, que derrochó elegancia con un diseño verde de escote asimétrico y manga de volante; Matilde de Bélgica, con un espectacular Armani rojo con volantes horizontales; y Victoria de Suecia, con un sofisticado Elie Saab de escote barco y falda plisada.
Sin embargo, Sonia de Noruega, la gran protagonista de la velada, con un diseño verde flúor nada favorecedor; Astrid de Noruega, con un modelo blanco con transparencias y bordados; María Teresa de Luxemburgo, con vestido negro y capa en rosa pastel de Yves Saint Laurent; y Beatriz de Holanda, con una túnica estampada, protagonizaron los grandes tropiezos estilísticos.