¿Es realmente Urdangarin el primer ‘royal’ español condenado?
La historia se repite, pero con un final mucho más drástico. Pese a lo que inicialmente se pudiera creer, Iñaki Urdangarin no ha sido el primer ‘royal’ que tiene problemas con la Justicia, o cuyas acciones han sido condenadas por un tribunal. Bien es cierto que el marido de la infanta doña Cristina no es en sentido estricto un miembro de la Familia Real -ni siquiera la propia Infanta lo es- , pero en cualquier caso, sí que es el primer familiar de un rey que irá a la cárcel y su situación no deja de ser cuanto menos insólita.
Iñaki Urdangarin ingresará en prisión/ Gtres
Es por esto que desde que se conociera su presunta, y ya a día de hoy confirmada de pleno, implicación en el Caso Nóos, la atención mediática se ha volcado de manera especial sobre la familia Urdangarin-Borbón, que se ha convertido en objetivo de las críticas. Nadie podía entender cómo el yerno del entonces monarca podía estar implicado en una trama de fraude y malversación de fondos públicos, sobre todo cuando gozaba de una posición privilegiada a todos los niveles.
El caso de Urdangarin ha dado la vuelta al mundo. En ninguna Monarquía europea se ha visto hasta ahora una situación igual. Tal como confirma a LOOK la historiadora Marlene Koening, en otras casas reales ha habido algún escándalo relacionado con multas de tráfico y asuntos similares, como en Inglaterra, donde son conocidos algunos excesos al volante por parte del duque de Gloucester o la princesa Ana, que una vez tuvo que prestar declaración por un altercado protagonizado por su perro. Incluso se podrían recordar los escándalos de juventud del recién casado duque de Sussex, o como mantiene el editor de la revista Majesty, Joe Little, el caso de Eduardo VII, quien en 1869, fue llamado como testigo en el pleito de divorcio de los Mordaunt. No obstante, todo ello es peccata minuta en comparación con el escándalo Urdangarin.
Un antecedente inesperado
Sin embargo, no hay que echar mucho la vista atrás ni irse muy lejos para encontrar un antecedente claro a la situación del marido de doña Cristina. Por paradójico que pueda resultar, en la propia familia Borbón hay un precedente muy claro de conducta ‘poco ejemplar’ que guarda algunas similitudes con el caso Urdangarin.
Luis Fernando con uniforme de Maestrante de Granada (1909)
Se trata de la historia del infante Luis Fernando de Orleans, hijo de la infanta Eulalia de Borbón (hermana de Alfonso XII) y Antonio de Orleans. Luis Fernando no nació como infante, una condición que por derecho no le pertenecía, sino que se la otorgó la regente María Cristina dos años antes que Alfonso XIII asumiese la Jefatura del Estado. Tal como confirma el escritor José Carlos García Rodríguez , biógrafo de Luis Fernando de Orleans, a este digital, «la concesión del título de Infante de España era una prerrogativa real. En este caso fue la reina María Cristina, viuda de Alfonso XII, quien en nombre de su hijo Alfonso XIII, dispuso por Real Decreto que Luis Fernando de Orleans, hijo de su cuñada la infanta Eulalia, gozara de las prerrogativas de Infante de España, como forma de mostrarle su cariño a Eulalia». Una concesión que se hizo extensiva a todos los hijos de la Infanta: «Vengo en disponer que el hijo o hija que diere a luz mi dicha hermana (Doña María Eulalia Francisca de Asís) goce las prerrogativas de Infante de España y mando que se le guarden las preeminencias, honores y demás distinciones correspondientes a tan alta jerarquía», rezaba el decreto.
María Cristina con Alfonso XIII en un cuadro de Madrazo / Gtres
Sin embargo, la posición no le duró mucho a Luis Fernando. Ya en el reinado de Alfonso XIII, este se la retiró en 1924 por su ‘conducta poco ejemplar’. Un hecho insólito que recuerda mucho al momento en que Felipe VI decidió retirar a su hermana la infanta doña Cristina -y por extensión a Iñaki Urdangarin- el título de duquesa de Palma de Mallorca. Entonces el monarca no ‘expulsó’ a doña Cristina de la familia ni hizo que perdiera sus derechos dinásticos, pero podía haberlo hecho.
Luis Fernando con su madre, la infanta Eulalia (1904)
El Rey es el único que tiene la potestad de retirar la dignidad dinástica de Infante y aunque bien es cierto que en el momento en que se imputó a doña Cristina en el Caso Nóos podía haberse esperado que esta renunciase de manera voluntaria a su condición, no lo hizo, por lo que don Felipe solo optó por retirarle el título de duquesa. Diferente suerte corrió Luis Fernando. Él ni siquiera era infante por derecho de nacimiento y el Rey no palideció cuando tuvo que privarle de esta condición.
Una vida llena de escándalos
Los motivos que llevaron al Rey a desposeer a Luis Fernando de la dignidad de Infante y los privilegios que ello implicaba no resultaban banales. Aunque tanto él como su hermano Alfonso- a quien también Alfonso XIII retiró la condición por no pedir el permiso real para contraer matrimonio, aunque más tarde la recuperaría gracias a sus logros militares- recibieron una educación férrea, las mutuas infidelidades de sus padres, su posterior separación y crecer en una familia disfuncional les pasó factura.
Desde muy joven, tanto Luis Fernando como Alfonso fueron propensos al desorden y al exceso. En 1924 el nombre de Luis apareció vinculado a un caso de tráfico de opiáceos y a la muerte en extrañas circunstancias de un joven homosexual, lo que provocó su expulsión inmediata de Francia y la retirada de todos los privilegios de la Corona Española.
Alfonso XIII en una imagen de archivo / Gtres
Tal como confirma García Rodríguez, durante su estancia en París, acompañado por su amante Antonio de Vasconcelos, el aún Infante protagonizó varios escándalos. «Dedicado a traficar con cocaína que conseguía en Italia y pasaba a Francia por valija diplomática, la presencia de Luis Fernando en la prensa francesa era continua, cosa que desquiciaba a su primo Alfonso XIII», destaca el biógrafo. Fue el embajador español en París, José Mª Quiñones de León quien puso en conocimiento del monarca el impropio comportamiento de su primo y le notificó la noticia de la muerte de un joven marinero homosexual en su domicilio en extrañas circunstancias. Una noticia que provocó la ira del Rey. «La prensa francesa consideraba al Infante un depravado y era frecuente que sus excesos, incluidas las fiestas donde abundaban las drogas, especialmente la cocaína, aparecieran en las notas de prensa. En numerosas ocasiones fue llevado a comisarías por escándalo público», sostiene el escritor.
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Ante la situación, Alfonso XIII decidió retirarle a su primo las prerrogativas de Infante de España por Real Decreto de 9 de octubre de 1924 y aunque el escándalo pudo apaciguarse en cierta medida gracias a la actuación del monarca, lo cierto es que Luis Fernando fue expulsado de manera definitiva del territorio galo. A diferencia de Iñaki, Luis se libraba de ir a prisión, pero perdía todos los privilegios.
Alfonso XIII en una imagen de archivo / Gtres
Un golpe que el joven no perdonaría a su primo: «Me retiras lo único que no puedes ordenar, pues nuestros títulos son inherentes a nuestras personas. He nacido y moriré Infante de España, como tú has nacido y morirás Rey de España, mucho tiempo después de que tus súbditos te den la patada en el culo que te mereces», contestaba al Rey. Pese a todo, el joven volvería a las andadas apenas dos años después. En marzo de 1926 le arrestaron de nuevo al intentar cruzar la frontera hispanoportuguesa disfrazado de mujer y fue además acusado de contrabando.
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Los escándalos protagonizados por el primo del Rey no terminarían aquí. Aunque su vida sentimental nunca fue muy estable, Luis Fernando era un hombre de gran atractivo y tuvo bastante éxito con las mujeres. Un compromiso fallido en 1929 y una boda ‘por conveniencia’ en 1930. El novio, Luis Fernando, tenía 41 años, y la novia, Marie Constance Charlotte Say, de 72, era heredera de un imperio azucarero.
La boda supuso un nuevo escándalo para el hijo de la infanta Eulalia, a quien se acusó de interesado e incluso fue llevado a juicio por el sobrino de la novia. Finalmente, el caso no prosperó y Luis Fernando ‘se salió con la suya’. Pese a todo, el español logró acabar con el vasto patrimonio de su esposa y se quedaría totalmente arruinado. El destino querría que Luis Fernando muriera joven, con solo 56 años, mientras era sometido a una castración a causa de un cáncer de testículos. Lo hizo tras una vida llena de excesos, sin títulos y sumido en la pobreza, y sobre todo, despojado de una condición que le impedía ser enterrado junto a los suyos en el Panteón de Infantes de El Escorial.