Test de vitaminas, vinilos y una grapadora: el extraño inventario de regalos a Felipe y Letizia

Cada año, la Familia Real española se convierte en el centro de atención no solo por su agenda oficial, sino también por los numerosos regalos que reciben en sus múltiples actos, visitas y compromisos. En 2024, los Reyes Felipe VI y Letizia recogieron un total de 358 regalos, una cifra que refleja la diversidad de simbolismos, tradiciones y afectos que acompañan a su figura como representantes del Estado. Estos obsequios llegan desde diferentes rincones de España y del mundo, y abarcan desde lo protocolario hasta detalles insólitos y modernos, mostrando la pluralidad del país y el entorno que rodea a la monarquía.

Entre los regalos más emblemáticos que recibieron destaca una antorcha olímpica, símbolo inequívoco de la excelencia deportiva y del espíritu olímpico que inspira a España. Esta antorcha es un reconocimiento a la historia reciente del país en el mundo del deporte, además de una muestra del apoyo institucional a eventos deportivos internacionales, donde la Corona desempeña un papel relevante como figura de unidad y representación nacional. La entrega de este objeto refleja también la conexión entre la Familia Real y el deporte, una relación que a menudo ha sido visible en actos públicos y eventos deportivos.

La pasión por el fútbol, uno de los deportes más queridos en España, también estuvo presente en esta lista de regalos a través de una camiseta oficial del Atlético de Madrid. Este detalle deportivo tiene un doble significado, pues por un lado representa la cultura futbolística española y, por otro, conecta con los intereses personales del Rey Felipe, que es conocido por su afición a este club. La camiseta simboliza así no solo el deporte sino también la cercanía de la monarquía con la sociedad y sus pasiones populares.

Más allá de los regalos clásicos o con carga simbólica evidente, este año los Reyes recibieron también objetos poco convencionales que sorprendieron por su originalidad. Por ejemplo, entre los presentes figuraron una grapadora y un test de vitaminas, elementos cotidianos que se alejan del protocolo habitual. Este tipo de obsequios, lejos de ser meros caprichos, reflejan la modernidad y la preocupación social por aspectos como la salud y el bienestar, y muestran cómo la monarquía mantiene una relación cercana y actualizada con el entorno social en el que ejerce su función.

El ámbito cultural no quedó fuera de estos obsequios. Entre los regalos más significativos se contaron discos de vinilo, entre ellos uno dedicado al cantante Joan Manuel Serrat, una leyenda viva de la música española. Estos discos representan el valor que la Corona otorga a la cultura y a la preservación del patrimonio artístico nacional. A través de estos regalos, se vislumbra la importancia de la música como expresión de identidad y memoria colectiva, elementos que los Reyes promueven activamente en sus apariciones públicas y compromisos culturales. En la línea de los símbolos tradicionales, también se entregaron crucifijos, un presente que remite a la historia, la religión y las costumbres que forman parte del legado espiritual de muchas comunidades españolas. Estos regalos, cargados de simbolismo, manifiestan la integración de valores históricos y culturales en la vida oficial de la Familia Real, y refuerzan su papel como custodios de tradiciones que aún mantienen una fuerte presencia social.

Además de estos regalos con gran carga simbólica, la recepción de objetos abarcó una amplia gama de artículos: desde artesanía local hasta souvenirs de distintas regiones, pasando por piezas que reflejan las particularidades de cada zona visitada por los Reyes a lo largo del año. Esta variedad de regalos pone de manifiesto la riqueza cultural y territorial de España, así como el interés de diferentes colectivos y comunidades por estrechar lazos con la Corona.

El proceso de recepción y gestión de estos 358 regalos está estrictamente regulado. La Casa Real sigue protocolos claros para garantizar la transparencia y evitar conflictos de interés, así como para preservar estos objetos como parte del patrimonio histórico-institucional. Muchos de estos regalos acaban en depósitos oficiales o en museos, donde se conservan para la posteridad y pueden ser exhibidos en ocasiones especiales, contribuyendo a la memoria colectiva y al relato visual de la monarquía en España.