La sonrisa de la Princesa Leonor, a examen
EXCLUSIVA Participativa, encantadora y natural: los detalles desconocidos del último acto en solitario de Leonor
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La participación de la Princesa Leonor en su segundo acto en solitario ha generado mucha expectación. No solo porque la presencia de la heredera en compromisos oficiales se ha reducido mucho desde que se marchase a estudiar al Atlantic College de Gales sino porque, además, con el cambio de normativa, ya es posible dejar de utilizar mascarillas en interiores. Una vuelta a la ‘antigua normalidad’ que nos ha permitido ver la sonrisa de la hija mayor de los Reyes, que llevaba oculta mucho tiempo debido a las mascarillas.
Leonor se ha trasladado hasta el municipio madrileño de Leganés para participar en una importante jornada sobre ciberseguridad. En este caso concreto, se ha tratado de un encuentro en el que se ha celebrado una mesa redonda y varios talleres a través de una iniciativa del INCIBE en el que se busca formar a jóvenes, familias y educadores en un tema tan actual como es el uso responsable de Internet para evitar fraudes y otro tipo de problemas.
La Princesa en un acto en Leganés. / Gtres
Dado que uno de los temas que más ha llamado la atención es precisamente el rostro de la Princesa sin mascarilla, este digital ha podido contactar con una especialista en odontología. Se trata de la doctora Patricia Bratos, ortodoncista y cofundadora de la Clínica Dental Ferrus & Bratos de Madrid.
La doctora Bratos ha comentado la evolución de la sonrisa de la hija mayor de los Reyes. «En las imágenes se ve a Leonor con dos huecos en el lugar de sus caninos superiores. Esta etapa de la dentición se la conoce como mixta: en la boca aún hay dientes de leche y todavía no han salido del todo los definitivos. Depende del desarrollo de cada niño el momento en el que se cae una pieza y empieza a erupcionar la permanente, pero en general el recambio dentario concluye alrededor de los doce o trece años. Eso sí, sin contar las cuatro muelas del juicio, que pueden empezar a salir entre los diecisiete y los veinticinco años, o incluso no llegar a salir», revela la doctora.
La Princesa en un acto con mascarilla. / Gtres
Aunque no se puede confirmar, podría darse el caso de que Leonor haya utilizado ortodoncia interceptiva. «Estos tratamientos están orientados a guiar el crecimiento de las bases óseas, es decir, del maxilar y la mandíbula, modificando su postura y tamaño desde que el niño tiene cinco años hasta que cumple once, momento en que finaliza el desarrollo de sus estructuras óseas. En caso de que las bases óseas se estén formando adecuadamente, no es necesario colocar aparatología dental interceptiva», recalca la especialista.
Según revela la doctora Bratos, «es importante detectar a tiempo cualquier problema relacionado con una maloclusión, ya que tratarlo en la infancia es clave para obtener un resultado óptimo y de forma más sencilla. En la edad adulta, únicamente podemos actuar sobre los huesos de la boca mediante una intervención quirúrgica, así que la edad adecuada para comenzar la ortodoncia es a partir de los cinco o seis años», confirma
La Princesa con todos los dientes. / Gtres
Aunque lo más habitual es que los niños lleven la ortodoncia tradicional basada en brackets metálicos, actualmente existe una amplia variedad de sistemas mucho más estéticos y menos visibles ante las demás personas. Por ello, la ortodoncia invisible es la favorita para muchos de nuestros pacientes que no desean que nadie sepa que llevan ortodoncia, como los alineadores transparentes o los brackets linguales, que se adhieren en la cara interna de los dientes.
Este digital también ha contactado con la odontóloga y experta en estética dentofacial Irene Esteve. «En estas imágenes de la princesa Leonor observamos que tiene dos ausencias en la zona de los caninos, lo que nos hace pensar que esas piezas deben estar incluidas (dentro del
paladar) Esto se puede deducir, ya que los incisivos laterales están un poco inclinados, algo que suele ser característico de este tipo de problema», explica.
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«El tratamiento a emplear dependería del diagnóstico y de la posición de esos caninos en el espacio. Lo más aconsejable sería bajar esos caninos y reposicionarlos en su sitio, bien mediante ortodoncia convencional o con invisalign. En caso de no poder fraccionar esos caninos para reposicionarlos en su sitio adecuado, quizás la opción seria colocar unos implantes y hacer la extracción de dichos caninos. Esta opción parece viable ya que por la edad de la Princesa lo ideal sería esperar a la mayoría de edad o a los veinte años», comenta.
La doctora Patricia Bratos. / Cortesía
La doctora Bratos también ha comentado cuáles serían los mejores tratamientos mejorar la sonrisa de la Princesa: «estamos hablando de una persona de dieciséis años, por lo que ahora mismo para lucir una sonrisa sana y estética, bastaría con seguir unos sencillos consejos», ha explicado.
-Tras la retirada de la ortodoncia, es imprescindible que respete la fase de retención, consistente en llevar dos retenedores: uno removible y otro fijo. Gracias a ellos, los dientes no se mueven al lugar previo al tratamiento, por lo que es posible mantener los resultados de la ortodoncia de por vida.
-Es importante cuidar la higiene diaria y no solo lavarse los dientes después de cada comida, sino recurrir a otros utensilios de limpieza oral: hilo dental y enjuagues bucales. Además, realizar una higiene dental cada ocho o diez meses e ir a las revisiones pautadas por su dentista de confianza.
-La técnica del cepillado es otro aspecto básico y muy importante: conviene elegir un cepillo con cerdas suaves para evitar daños en las encías. Con el fin de reforzar el esmalte y evitar la aparición de caries, conviene usar un dentífrico con flúor.
-Los profesionales siempre alertamos de que los hábitos como el tabaco o el alcohol terminan afectando al tono blanco de los dientes, aunque en su caso aún en una paciente joven para realizar tratamientos de estética dental como es el blanqueamiento. Es posible hacerlo a partir de los dieciocho años. La dieta también afecta al color de la sonrisa, por lo que ingerir con mucha frecuencia alimentos o bebidas con alta coloración termina mermando la estética dental.