Sofía de Borbón, la gran ‘olvidada’ en el día grande de la princesa de Asturias
Las diferencias entre las dos hijas de los Reyes se van acrecentando cada vez más
El próximo 8 de septiembre todos los ojos estarán puestos en la princesa de Asturias. Leonor de Borbón protagonizará su primer desplazamiento oficial y se confirmará como heredera de la Corona en un acto simbólico que coincide con la celebración de los Centenarios de Covadonga. A la primogénita de los Reyes no solo la acompañarán sus padres, sino también su hermana menor, la misma que cuando apenas eran dos bebés gateaba tras ella al tiempo que trataba de llamar su atención balbuceando: «Leoló, Leoló». La infanta doña Sofía estará junto a la Princesa en un segundo plano, el que el destino y la Historia le han llamado a ocupar. No tanto sus padres, que desde el principio se han preocupado por que entre las hermanas no haya unas diferencias que a la larga serán inevitables. Leonor será algún día reina de España y tiene que prepararse para ello, su hermana es libre de este yugo.
Aunque hasta ahora las diferencias entre ambas niñas han sido casi inapreciables, desde que Felipe VI fuera proclamado Jefe del Estado y muy especialmente desde que Zarzuela distribuyera la primera fotografía oficial de la heredara los caminos de ambas cada vez están más separados. Hace ya varios años, precisamente una fotografía fue objeto de polémica en la familia. Fue en 2012, cuando la Casa del Rey consideró oportuno realizar una fotografía de las tres generaciones de la Monarquía, encarnadas en las figuras de don Juan Carlos, don Felipe y doña Leonor. En aquel momento, la pequeña Sofía se sintió desplazada y hubo que hacer una foto similar con la niña que quedó para el álbum familiar.
Don Juan Carlos con don Felipe y doña Leonor en una imagen que representa tres generaciones de la Corona
Pese a que de puertas hacia dentro las dos niñas reciben el mismo trato por parte de sus padres, que se esfuerzan para que Sofía no se sienta desplazada, lo cierto es que el camino de Leonor ya estaba marcado desde su nacimiento. Tanto es así que la elección de sus padrinos de bautismo no obedece a razones personales como en el caso de la Infanta. Los de Leonor son los Eméritos mientras que los de Sofía son Paloma Rocasolano y Konstantin de Bulgaria.
El pasado 30 de enero, la entrega del collar del Toisón de Oro a la Princesa por parte de Felipe VI supuso un punto de inflexión en la vida de las hijas de don Felipe y doña Letizia. Pese a que tanto la Princesa como la Infanta son conscientes del lugar que ocupan cada una, por primera vez, Leonor era la única protagonista y Sofía se quedaba en un segundo plano. Las miradas y gestos de doña Letizia hacia su hija menor fueron la prueba fehaciente de cómo la Reina se esforzaba con el fin de que la niña no sintiera celos por el protagonismo de su hermana. Un protagonismo que solo es oficial y no oficioso, ya que en el ámbito privado ambas reciben el mismo trato.
Sin embargo, a medida que pasen los años, las diferencias se irán acrecentando más. Leonor tiene una hoja de ruta marcada, pero Sofía es libre de tomar sus propias decisiones, tan libre que el día que su hermana sea proclamada reina dejará de formar parte de la Familia Real, igual que ha ocurrido con las infantas doña Elena y doña Cristina.
Faltan menos de 24 horas para que los Reyes y sus hijas lleguen a Asturias y una vez más, Leonor vuelve a acaparar todos los titulares. La Princesa se enfrenta a su primera gran cita histórica y su hermana estará a su lado. En un segundo plano, pero bajo la atenta mirada de sus padres, que se han esforzado por hacerle entender que el papel de Leonor no es un privilegio, sino una obligación.