Los Reyes se despiden de Plácido Arango tras su ausencia en la capilla ardiente

No podían faltar. Los Reyes han sido los encargados de presidir el funeral por el empresario y mecenas Plácido Arango. Don Felipe y doña Letizia llegaban poco después de las ocho de la tarde a la madrileña iglesia de Los Jerónimos, donde se ha celebrado una misa por el eterno descanso de una de las figuras más importantes del mundo de la cultura y la economía española de las últimas décadas. A pesar de que Sus Majestades no estuvieron presentes en el capilla ardiente por Arango, los Reyes no se han perdido las exequias por el filántropo.

Fueron los reyes don Juan Carlos y doña Sofía los encargados de representar a la Casa de Su Majestad en el tanatorio por Arango. Un día después de su fallecimiento, los padres de Felipe VI acudían a la capilla ardiente a última hora de la tarde, más o menos al tiempo en el que el Rey se encontraba cumpliendo con uno de sus compromisos de agenda, una audiencia con el equipo de baloncesto del Real Madrid, campeón de la 84 edición de la Copa de S.M. el Rey. Quizás por este motivo, Sus Majestades solamente enviaron un emotivo comunicado a la familia de Arango para manifestar sus condolencias.

“Querida Familia,

Hemos recibido con profunda tristeza la noticia del fallecimiento de Plácido, que tanto hemos sentido. En estos momentos, queremos unirnos al dolor de toda la familia por la irreparable pérdida de una persona especialmente querida y respetada, así como enviar todo nuestro apoyo. Nunca olvidaremos su humanidad, su compromiso con España y México, su sobresaliente trabajo como presidente de la Fundación Príncipe de Asturias y su brillante trayectoria empresarial y de mecenazgo. Guardaremos siempre un recuerdo muy especial de las ocasiones que hemos compartido, así como de la cercanía y lealtad con las que siempre nos distinguió. Con el mayor afecto y un gran abrazo.

Felipe R. Letizia R»

La relación entre la Familia Real y Arango se remonta a la década de los ochenta. Plácido Arango fue el segundo presidente de la Fundación Príncipe de Asturias en una etapa en la que la Institución apenas contaba con cinco años de andadura. El filántropo sucedió en el cargo a Pedro Massaveu Peterson y esta posición le permitió entablar un fuerte vínculo con los Borbón. De hecho, hace apenas unos días, don Felipe hizo entrega a la hija del mecenas, Maite Arango, del Premio Reino de España a la trayectoria empresarial. Un galardón que se ha concedido a Arango a título póstumo por su labor y por ser ejemplo para las futuras generaciones por su contribución al desarrollo económico y social de España a lo largo de varias décadas de esfuerzo y trabajo. En su discurso, el monarca se refirió a Arango como “un gran amigo”.

Pero no era la primera vez que don Felipe hacía entrega de un reconocimiento al filántropo. En septiembre de 2017, Arango recibía de manos de Felipe VI el Premio Enrique V. Iglesias al Desarrollo del Espacio Empresarial Iberoamericano. Aquel día, el monarca recordó la etapa del empresario como presidente de la fundación: «Estuvo acompañándome y dándome muchas lecciones, aunque él no lo admita como tal» por «su humildad», dijo entonces el Rey.

Una figura clave para España

El pasado 17 de febrero, Arango fallecía en su domicilio madrileño a los 88 años de edad, tras una vida en la que el mundo de la empresa y la cultura fueron los absolutos protagonistas. Nacido en la localidad azteca de Tampico en 1931, el mecenas y filántropo se instaló en la segunda mitad de la década de los sesenta en Madrid, donde fundó -entre otras muchas cosas- la cadena de restaurantes VIPS, lo que supuso el germen de un gran imperio hostelero que hoy aglutina marcas como Friday’s, Starbucks o Ginos, aunque en 2018 vendió al grupo mexicano Alsea.

Aunque Arango desarrolló gran parte de su carrera en el mundo empresarial, su gran pasión siempre fue el arte. Una faceta que le convirtió en uno de los coleccionistas más importantes de España, así como benefactor del Museo del Prado y del Museo de Bellas Artes de Asturias.