Rey Juan Carlos, la decepción confirmada
El rey Felipe ha renunciado a la herencia de su padre y le ha retirado su asignación de 194.000 euros por supuestas cuentas en Suiza
Último fin de semana de agosto de 2013. En Mallorca el verano comenzaba a despedirse. Aquel fiscal me lo dijo muy claro: “Ni lo intentes; no puedes demostrar nada. El Rey es inviolable”. 7 años después el rey Felipe renuncia a la herencia de su padre y le retira su asignación de 194.000 euros por supuestas cuentas en Suiza. La decisión se produce después de que el diario ‘El País’ y el británico ‘The Telegraph’ publicasen que don Juan Carlos figura como beneficiario de una fundación en Liechtenstein y el rey Felipe VI, de una en Panamá que recibió 100 millones de dólares por parte de la casa real saudí en el año 2008, respectivamente. A nombre de estas dos fundaciones aparecen ligadas sendas cuentas bancarias en Suiza.
La noticia nos pilla muy sensibles, azotados por la crisis sanitaria que ha provocado el contagio generalizado en España – mayoritariamente en Madrid- del Covid-19, el maldito coronavirus. ¡Qué ironía! corona y virus. Va a ser que todo lo que se venía diciendo hace años, pero sin decir del todo, sobre los negocios del Rey, esas palabras de Urdangarin cuando a él también lo pillaron con las que alegaba que, si todos hacían lo que les daba la gana, por qué no iba a hacerlo él también, que tenía el mejor maestro. Lo contaron Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta en “Urdagarin, un conseguidor en la corte del rey Juan Carlos” (Esfera de los Libros). Así que va a ser que es algo vírico en la Familia. Cuánta decepción.
El rey Felipe y don Juan Carlos en un acto de la fundación Cotect / Gtres
Devoré la noticia en cuanto se publicó y entonces recordé aquel verano en el que me vi con el juez instructor del Caso Noos, José Castro. Me adelantó que el nombre de alguien “gordo” saldría en los próximos días. Nunca me reveló el nombre. Tan sólo conseguí que contestara, ante mi insistencia, que sí, ese alguien era “el más gordo”. No tenía la certeza cien por cien, pero todo apuntaba al Rey. Volví al hotel dándole vueltas a la información y seguí con las averiguaciones. Con la Zarzuela habíamos topado.
La primera semana de septiembre comenzaba la nueva temporada del Programa de Ana Rosa. Recibí ya en plató la llamada que me confirmó que se trataba de don Juan Carlos. Y dimos en directo el nombre del “más gordo”. La Agencia Tributaria había elaborado un informe, a petición del juez Castro, en el que se revelaba que el monarca había transferido a su hija Cristina 1,2 millones de euros, en sendos envíos de 600.000, en julio de 2004, para la compra de una vivienda en Barcelona por el que el matrimonio Urdangarin pagó 5,8 millones de euros.
Pero vamos a ver, insistí agitada al fiscal, si en esa fecha Casa Real tiene un presupuesto oficial que no llega a 8 millones de euros y con esta cantidad cubre las asignaciones de la Reina, el príncipe Felipe, Letizia y las infantas, además del coste de casi una veintena de personas de la estructura de la Zarzuela, ¿cómo le quedan 1,2 millones para que su hija se compre el casoplón de Pedralbes? ¿De dónde lo ha sacado?
Don Juan Carlos y su hijo en un acto en el Palacio Real en 2015 / Gtres
Fue entonces cuando, respetando el off de record, escuché aquello de “No insistas. El rey es inviolable”. La investigación concluyó que se trataba de dos transferencias realizadas desde sus “cuentas particulares” de un préstamo de padre a hija, a 23 años y a interés cero. De su obligación de devolver como prestataria en los plazos establecidos, la infanta solo pudo demostrar a juez que había devuelto 150.000 euros.
Cuando don Felipe emitió el comunicado este pasado domingo en el que, en pro de la transparencia prometida, se desvinculaba de todo, renunciaba a ídem y retiraba la asignación de 194.000 euros a su padre, el rey Juan Carlos, ya era tarde. Creo que tarde porque al reconocer que fue en marzo del año pasado cuando le informaron de estos negocios ocultos y desleales de su padre y que decidió entonces dar fe ante notario de que ignoraba y desconocía absolutamente todo, surge una inmediata pregunta: ¿Por qué no lo hizo público y actuó con la misma contundencia hace un año? Ese virus se podía haber atajado antes ¿Era entonces menos grave o ha sido que los medios lo han publicado, le han dejado con sus regios traseros al aire y entonces sí, comunicado, renuncio a esos dineros, retiro asignación al Patrón y yo no sé nada?
Don Juan Carlos y doña Sofía junto a las infantas Elena y Cristina e Iñaki Urdangarin / Gtres
Entiendo que si a doña Cristina le presta don Juan Carlos en 2004 1,2 millones (lo supimos todos hace más de seis años) entiendo que la Casa, la de S.M, ya sabía que había dinero de sobra y de sobres, ¿o no? ¿La inviolabilidad del Rey es solo como Monarca o también cuando actúa como ciudadano comisionista?
Solo puedo sentir, en estos días confusos y difíciles para todos los españoles, confinada en casa (YoMeQuedoenCasa), una tremenda decepción, que me confirma lo que varias voces bien informadas ya me habían adelantado. He crecido en un país que felizmente conquistó la democracia cuando era una niña, que fue ganando libertades y derechos de los que he disfrutado como ciudadana y como mujer; la España juancarlista, la que me enseñaron a querer y en la que creía hasta que me contaron mucho más de lo que hasta hoy se ha publicado. La gran decepción se confirma.