¿Qué fue del piso de soltera de la reina Letizia?
Letizia Ortiz acaba de celebrar sus 45 primaveras de vida dejando atrás un año repleto de opiniones y de escándalos. Pero, sobre todo, tras vivir tres de los años más convulsos para la Corona española. Las amantes de Juan Carlos, cuyos nombres han salido a la luz en estos últimos meses, o la sentencia del caso Noos son algunas de las sombras más alargadas por las que a la Familia Real no le ha quedado más remedio que ponerle al mal tiempo buena cara y hacer de tripas corazón para limpiar, en la medida de lo posible, una de las instituciones que, hasta no hace demasiado tiempo, gozaba de un prestigio intachable.
Sin embargo, antes de que Letizia tuviera que centrar toda su atención en esta complicada labor, su vida era mucho más sencilla. Sobre todo, antes de conocer a Don Felipe, momento en el que su vida sufrió un tsunami que se llevó por delante todo su pasado. La periodista asturiana daba paso a una futura reina que debía aprender a encajar que ya nada volvería a ser como antes y debía despedirse de esas cosas cotidianas a las que hasta la fecha no le había dado importancia. Entre ellas la de vivir en un barrio, Valdebernardo. Su rutina entre las calles que rodeaban su domicilio desaparecía para siempre y su casa, un pisito de 90 metros cuadrados situado en una urbanización, se convertía en punto de peregrinación para curiosos. También para la prensa, que hizo de la calle Ladera de los Almendros su particular zona de acampada donde las horas apenas parecían correr en el reloj a la espera de algún familiar que acudiera al piso de Letizia Ortiz.
Una vez abandonado el que era su piso de soltera y con todas sus pertenencias ya en Zarzuela, la entonces aspirante a princesa cedió su inmueble a su hermana Érika, que se instaló allí tras la ruptura con el padre de su hija Carla, Antonio Vigo. Lo que podría haber sido el inicio de una nueva vida para la hermana de la periodista terminó de la peor manera posible: Érika fue hallada sin vida en ese domicilio de Ladera de los Almendros.
Aquel terrible episodio revolucionó los cimientos de la familia Ortiz y para contribuir a superar tan dramática pérdida Letizia quiso deshacerse de ese piso que ya nunca traería buen recuerdo alguno.
«Cuando pasó lo que pasó, no dejaron ni el pomo de la puerta»
La entonces princesa de Asturias, desconsolada y abrazada a la infanta Cristina tras la muerte de Érika Ortiz / Gtres
A partir de ese día los paparazzi dejaron de buscar en esa ubicación a la futura consorte y los curiosos evitaron volver a hablar de este suceso. Ladera de los Almendros 40 volvía a ser un domicilio anónimo. Pero, ¿qué ha sido de esa vivienda 10 años después de que Letizia diera un portazo a la casa en la que falleció su hermana? ¿Quién lo compró? ¿Quién vive actualmente entre las paredes que guardaron con celo el que fue durante unos meses el secreto más grande la Corona?
Lo primero que ha podido saber LOOK al respecto, es que la residencia, perteneciente a una comunidad de 118 pisos y cerca de 130 vecinos, se vendió poco después de que falleciera Érika Ortiz. «Cuando pasó lo que pasó, lo limpiaron todo. Se lo llevaron absolutamente todo y no dejaron ni el pomo de la puerta de la entrada», comienza contándole a este digital uno de sus vecinos. «Se vendió bastante rápido y desde entonces continúa viviendo la misma pareja que lo compró», añade otro residente de la comunidad.
La finca en cuestión, según rezan datos del Registro de la Propiedad, cuenta con unos 85 metros cuadrados construidos y 62 útiles, ha sido completamente reformada por sus posteriores dueños, R.M. y R.C., y su actual responsabilidad hipotecaria es de 188.480 euros desde su solicitud el 30 de septiembre de 2008, apenas un año y medio después de la muerte de la hermana de Letizia. Por su parte, este digital trató de ponerse en contacto directamente con sus actuales dueños, pero declinaron con amabilidad hacer ningún tipo de comentario al respecto.
Un secreto a voces
A pesar de todo lo ocurrido, los vecinos de la zona aún recuerdan que «fueron tiempos felices» para una joven presentadora de telediarios que caía bien a los que la rodeaban. «Cuando Letizia llegó al barrio, quiso invitar a todos los vecinos a su casa para darnos la bienvenida. Pero después, en esta comunidad somos muchos y no hay mucho trato entre ninguno de nosotros», cuenta uno de ellos. «Cuando ya estaba prometida, Felipe le regaló un Audi que ella aparcaba en el parking del edificio. Todos sabíamos quién era, pero ella, muy reservada, apenas esbozaba un tímido saludo si se cruzaba con cualquiera de nosotros en el ascensor o en la escalera», añade otro.
Letizia aparcaba en su domicilio este Audi que le regaló Felipe cuando eran prometidos. Foto del 07/11/2003 – Gtres
Pasaron esos años de aparente tranquilidad y entonces llegó el despegue de su popularidad cuando se convirtió en la novia oficial de Felipe de Borbón. Un cambio en la vida de la entonces periodista de TVE que trajo consigo su posterior mudanza a Zarzuela.
«No volvieron a pisar por aquí», cuenta uno de los trabajadores de la finca. «Por aquí vino alguna vez, incluso con Felipe, a comprar el pan, y también solía venir su abuelo a desayunar hasta que falleciera. Pero desde su compromiso con Felipe, no regresaron», añade a LOOK el actual responsable de la panadería ‘La Tahona Trigolimpio’ (que cuando la frecuentaba Letizia se llamaba ‘La Tahona de Moratalaz’), situada a escasas manzanas de la localidad.
El piso de soltera de Letizia está situado en la C/ Ladera de los Almendros 40 / Gtres
La vivienda guarda un curioso vínculo con el primer marido de Letizia
Como dato curioso, LOOK ha podido descubrir, además, que aunque la reina haya intentado borrar todo rastro de su vida pasada en esta vivienda, existe un vínculo que lo hace inevitable. Concretamente, Alonso Guerrero, su primer marido. ¿La razón? Más allá de los metros cuadrados físicos o de los cientos de recuerdos que encierran los muros del inmueble, uno de sus actuales y únicos propietarios desde su venta, procede directamente de Losar de la Vera, el mismo municipio de Extremadura donde el exmarido de la consorte se compró su actual finca poco tiempo después.
¿Casualidad? Coincidencia o no, el pasado a menudo vuelve a tocar en la puerta del presente y lo hace para recordar que, por muchos secretos que se quieran esconder o episodios que se pretendan enterrar, estos no siempre quedan sepultados. Ni siquiera, para una reina como Letizia Ortiz.