Kate Middleton: el espinoso camino de una futura reina
La duquesa de Cambridge celebra diez años de matrimonio y como miembro de la familia real en su etapa de mayor madurez y soltura.
Han pasado algo más de diez años desde una de las bodas más importantes de la familia real británica. El 29 de abril de 2011, el príncipe Guillermo y Kate Middleton se daban el ‘sí, quiero’ en la Abadía de Westminster ante casi dos mil invitados que no quisieron faltar a uno de los enlaces más esperados del siglo. Se ponía así el broche de oro a la relación entre el hijo mayor de Diana de Gales y Catherine, a quien conoció en su etapa de estudiante y con quien se prometió tras diez años de relación en la que no faltaron las idas y venidas, hasta el punto de que a Middleton la prensa la llegó a llamar “waity Katie”, algo así como “Kate a la espera”.
Los duques de Cambridge el día de su boda / Gtres
Desde entonces, han sido muchas las cosas que han cambiado en la vida de la pareja. Al margen de la llegada escalonada de sus tres hijos, Kate y Guillermo han ido adquiriendo cada vez un mayor protagonismo dentro de “La Firnma”, sobre todo durante la pandemia. Una realidad que se puso especialmente de manifiesto cuando el duque de Cambridge enfermó de coronavirus y desde Kensongton se decidió no hacerlo público, para evitar desestabilizar la imagen de la Corona, que ya se enfrentaba al positivo de Carlos de Inglaterra, heredero al trono.
A pesar de que es el príncipe de Gales quien habrá de suceder a su madre y que Camilla estará a su lado -como lo ha hecho tanto en público como en la sombra durante las últimas décadas- lo cierto es que una buena parte de la población ve en los Cambridge a sus futuros reyes, máxime tras el escándalo de los duques de Sussex, que ha hecho mella de nuevo en la imagen del príncipe Carlos.
Los duques de Cambridge en una imagen reciente / Gtres
La percepción de Kate y Guillermo es bastante positiva en estos momentos, sobre todo porque se acercan a un sector de la población al que ni la Reina ni el príncipe Carlos pueden llegar por una cuestión tan elemental como es la de la edad.
Una década de cambios
Aunque es el príncipe Guillermo quien en el futuro ocupará el trono, ha sido Kate Middleton quien ha experimentado en esta última década más cambios. De hecho, en sus primeros años como novia de Guillermo fueron muchas las reservas por parte de la familia real, temerosa de un precipitado compromiso que pudiera provocar un escándalo similar al de Diana de Gales. El periodista Phil Dampier ha comentado en alguna ocasión que la Reina no estaba muy satisfecha con los logros profesionales de Catherine tras la universidad, que solo había trabajado en una tienda y cuestionó que fuera la persona adecuada. «Hubo una fase en la que parecía estar haciendo muy poco. La Reina una vez comentó que Kate no hacía mucho».
Sin embargo, esto no se debía tanto a los deseos de Middleton, sino a los del príncipe Guillermo que, cansado de la atención que acaparaba su novia, prefería que estuviera en un segundo plano. El hoy duque de Cambridge prefería que asumiera un papel secundario hasta que fuera oficialmente miembro de “La Firma”. Tanto es así , que en cuanto se comprometieron, se vio un importante cambio en ella. Un cambio paulatino pero eficaz que hoy en día cuenta con la total aprobación de la reina Isabel.
Kate Middleton tiene en la reina Isabel a su mejor espejo / Gtres
Kate Middleton ha encontrado en la Reina y en su nuera predilecta, Sophie Rhys Jones, el espejo en el que mirarse, sin dejar de rendir homenaje a Diana de Gales, un detalle que cuenta con la total aprobación de Guillermo. Al margen de los temas de estilo, en los que se aprecia una clara influencia de la monarca y que, además, ha ido aumentando con el paso del tiempo, la duquesa de Cambridge ha logrado una posición preferencial dentro de los Windsor. Su papel como madre de familia y su agenda propia con causas que apelan a algunos de los aspectos más humanos de la sociedad la han hecho destacar por encima del resto. En uno de los momentos más convulsos para la Corona, Kate Middleton se alza como un halo de esperanza para una institución que cada vez encuentra más detractores. Dios salve a la (futura) reina.