UN IMPACTANTE CAMBIO

Charlene frente al espejo: adiós al recuerdo de Grace Kelly

Desde que comenzara su relación con el príncipe Alberto, la vida -y el rostro- de la sudafricana ha experimentado una impactante transformación. Analizamos con la ayuda de un especialista sus retoques estéticos.

Charlene
La princesa Charlene en una imagen de archivo / Gtres
  • Andrea Mori
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En el año 2000 la vida de la entonces nadadora Charlene Wittstock estaba a punto de cambiar para siempre. Fue en esa fecha, en los Juegos Olímpicos de Sídney cuando conoció al príncipe Alberto, pero no fue hasta años más tarde cuando empezaron su romance. En el año 2006 los rumores ya eran una realidad, aunque hubo que esperar hasta 2011 para que se convirtiera oficialmente en princesa de Mónaco. Charlene lleva diez años ejerciendo un papel que desde la muerte del príncipe Rainiero había ocupado la princesa Carolina. Polémicas al margen, lo cierto es que la sudafricana ha experimentado un importante cambio en este tiempo. Dejando a un lado lo que tiene que ver con su escasa participación en actos oficiales o las necesarias muestras de apoyo a su marido para zanjar cualquier tipo de especulación, la realidad es que el rostro de la exnadadora ha sufrido una importante metamorfosis en este tiempo y no solo fruto del envejecimiento.

Charlene

Charlene y Alberto acaban de celebrar diez años de matrimonio / Gtres

Al igual que la mayoría de las royals -Máxima de Holanda constituye una de las pocas excepciones-, la Princesa se ha sometido a una serie de retoques para frenar los efectos del envejecimiento en su rostro. Tratamientos que han hecho que su tez presente una tersura y una luminosidad espectaculares a sus cuarenta y tres años y que, frente a su primera etapa en la que la comparaban constantemente con Grace Kelly, la han alejado de este estereotipo, sobre todo gracias a sus arriesgados cambios de peinado.

Grace Kelly

En un principio se comparó mucho a Charlene con la que hubiera sido su suegra / Gtres

Look ha podido hablar con el doctor Ángel Martín, director médico de la Clínica Menorca, que ha analizado el rostro de la Princesa y los posibles retoques a los que se ha sometido desde las primeras imágenes públicas de Charlene en el año 2006 hasta hoy. “Por su evolución se puede apreciar que el primer cambio que se hizo fue una rinoplastia”, explica el especialista. La rinoplastia remodela la nariz mediante la reducción o aumento de su tamaño, eliminando los desvíos, cambiando la forma de la punta o del tabique, estrechando la amplitud de los orificios o cambiando el ángulo entre la nariz y el labio superior. A diferencia de la cirugía tradicional que es meramente reductiva, la rinoplastia actual da equilibrio y potencia a la vez el aspecto funcional de la nariz. Es lo que se llama una “cirugía de balance”.

El experto explica que la esposa del príncipe Alberto también lleva bótox en la frente, zona entrecejo y contorno de ojos, es decir el tercio superior del rostro. A esto hay que añadir que ha realzado y definido los pómulos con productos de relleno, como ácido hialurónico o Radiesse.

Charlene

La Princesa en una de sus primeras imágenes públicas / Gtres

El doctor Martín resalta que la Princesa luce en estos momentos un óvulo facial más ovalado: “esto además de conseguirse por el realce de los pómulos probablemente sea por un tratamiento con hilos o un trazado de ácido hialurónico en abanico desde un punto debajo del lóbulo de la oreja”, explica. Mención aparte merecen los labios, que también aparecen algo más gruesos: “se han definido con ácido hialurónico, marcando el arco de cupido y levantando un poco el labio superior para acortar un poco la distancia entre la nariz y el inicio de la boca”, sentencia. Todo este tipo de rellenos faciales son una solución temporal para quienes no quieren someterse a un procedimiento quirúrgico, de manera que es necesario un mantenimiento de manera rutinaria.

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