El castillo perdido de los Grimaldi en Cagnes-sur-Mer: un bastión fuera de Mónaco
El Castillo de Cagnes-sur-Mer tiene un vínculo especial con Mónaco
Fue residencia de la familia Grimaldi durante varios siglos
Los Grimaldi son una de las dinastías más ricas de la realeza europea. Según los datos que se tienen, la fortuna del príncipe Alberto se estima en aproximadamente 1.000 millones de euros. Un patrimonio considerable que incluye varias propiedades importantes, entre ellas, el emblemático Palacio de Mónaco, residencia oficial del príncipe, su esposa y sus hijos. Sin embargo, no es la única propiedad del jefe del Estado y su familia. Además de las mansiones de Mónaco de las princesas Estefanía y Carolina, hay otras propiedades interesantes que forman parte de la fortuna familiar.
Por ejemplo, la finca de Roc Agel, donde los Grimaldi solían pasar los veranos y donde la princesa Estefanía encontró el refugio ideal para sus elefantes, Baby y Nepal, rescatados de un zoo. También el Castillo de Marchais, cerca de la frontera de Bélgica. Una inmensa propiedad a la que sigue acudiendo con cierta regularidad la princesa de Hannover para disfrutar de una de sus grandes pasiones, la caza.
Alberto y Charlene de Mónaco juntos. (Foto: Gtres).
Sin embargo, en esta ocasión vamos a hablar de un castillo poco conocido y que estuvo en manos de los Grimaldi durante cinco siglos. Un bastión fuera del Principado, convertido en museo desde hace casi ocho décadas.
Se trata del Castillo de Cagnes-sur-Mer, una antigua fortaleza de los Grimaldi a 35 kilómetros al oeste del Principado. La fortaleza fue reconvertida en museo tras la Segunda Guerra Mundial y el príncipe Alberto participó en la inauguración de una sala dedicada al vínculo de los Grimaldi con Cagnes-sur-Mer en 2013.
Los Grimaldi y Cagnes-sur-Mer
La llegada de los Grimaldi a la localidad francesa se remonta a principios del siglo XIV. A pesar de que a día de hoy se conoce a la familia del príncipe Alberto por ocupar la jefatura del Estado de Mónaco, lo cierto es que en la Edad Media los Grimaldi estaban presentes en otras zonas de Europa, principalmente Francia e Italia. Diferentes miembros de la familia fueron condes de Beuil o señores de Antibes.
Rainiero I Grimaldi recibió el señorío de Cagnes-sur-Mer de manos de Felipe IV de Francia -llamado ‘El Hermoso’- en 1304. El rey de Francia quiso recompensar a Rainiero con este señorío por los servicios prestados. Grimaldi se había puesto a disposición del monarca francés y había liderado la flora franco-holandesa-genovesa durante la batalla naval de Zierikzee, al final de la guerra de Flandes.
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El antepasado del príncipe Alberto convirtió Cagnes-sur-Mer en su nuevo hogar. Al principio el castillo era una simple fortaleza para defender y vigilar el territorio, pero nada más. A partir del siglo XVII, la fortaleza ya era un imponente palacio, sin perder su silueta medieval, pero con un elegante y refinado interior que recuerda mucho a lo que se puede ver al Palacio Grimaldi de Mónaco. En los trabajos de reforma tuvo mucho que ver el barón Jean-Henri Grimaldi, primo del príncipe Honoré II de Mónaco.
La salida de los Grimaldi
Los Grimaldi permanecieron en Cagnes-sur-Mer durante casi cinco siglos, pero fueron expulsados de allí a raíz de la Revolución Francesa, en 1789. Fue una salida definitiva, sin vuelta atrás. El castillo permaneció abandonado durante mucho tiempo, hasta que en el siglo XIX fue adquirido por un particular. Desde 1937 es propiedad de la ciudad, que lo transformó en museo en 1946.
Alberto de Mónaco en Cagnes-sur-Mer. (Foto: Gtres).
Un vínculo permanente con Mónaco
Sin embargo, todo el castillo y la zona está llena de referencias a la familia Grimaldi. Por ejemplo, dentro del recinto hay una sala dedicada de manera exclusiva a la dinastía, que fue inaugurada personalmente por el príncipe Alberto en el año 2013.