Según una nueva biografía

Los 45 años de amor oculto del príncipe Carlos y Camilla Parker Bowles

El príncipe Carlos y Camilla Parker
El príncipe Carlos y Camilla Parker, una historia de amor de 45 años / CONSULTA NUESTRA GALERÍA / Gtres
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Después de hablar del matrimonio «por obligación» del Príncipe Carlos con Diana de Gales, ahora la prensa británica se hace eco de un segundo capítulo que centra su atención en los 45 años de amor oculto entre Carlos y Camilla Parker Bowles. En una nueva biografía se revela cómo Carlos de Inglaterra se fijó en Camilla cuando él tenía 23 años, y ella 25.

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A diferencia de la infancia de Lady Di, Camilla Parker Bowles nació en el seno de una familia de clase alta y residía en una casa de siete dormitorios. Apodada como Milla, la actual pareja del príncipe Carlos «era una niña extrovertida, a la que le encantaban los caballos», según cuenta Sally Bedell Smith, la autora que examina esta relación cuando aún era secreta.

Como era costumbre entre los niños de clase alta, Camilla recibió formación en protocolo. «En Suiza aprendió a cocinar y a poner la mesa y encontró un trabajó como recepcionista en la prestigiosa firma de decoración ‘Colefax & Fowler’ en Mayfair. Tenía por aquel entonces un atractivo enorme y se la empezó a relacionar con Rupert Hambro, el vástago de una familia bancaria prominente», recalca la biografía.

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Sin embargo, Camilla era la novia de Andrew Parker Bowles, duque de Cornualles, de quien toma su apellido. Ella tenía 23 años «y buscaba vengarse de él», un oficial de caballería que le engañaba. Andrew, de 22 años, la volvió «loca de celos». En el verano de 1972, el príncipe Carlos le pidió matrimonio, aunque ella declinó la propuesta, según relata su amigo de 50 años, Patrick Beresford. Aquel mes de julio, Andrew Parker Bowles se fue a Irlanda del Norte y Chipre, durante los seis meses del servicio militar, dejando a Camilla «a su suerte».

Lo que más atraía a Carlos de Camilla era que «ella hablaba mucho con él y siempre le escuchaba», según recoge ‘Daily Mail’. Además, el Príncipe no solo encontró en ella un hombro en el que apoyarse, «sino también calidez, vivacidad y sentido del humor». Camilla asistía a verle a jugar a polo, y por las tardes salía a la exclusiva discoteca Annabel, en Mayfair.

El príncipe Carlos y Camilla Parker

El príncipe Carlos y Camilla Parker en imagen de archivo / Gtres

La relación fue valorada por tío de Carlos, Lord Mountbatten, que sentía que Camilla sería «una buena experiencia de aprendizaje» para el príncipe. Por eso, les prestó su casa de campo de Hampshire (Broadlands) para que se apartaran del foco mediático. Ambos sabían que el tiempo del que podían disponer juntos era muy limitado.

Después de aquellos primeros encuentros, en enero de 1973, Carlos se fue con la Armada de misión al Caribe, y Camilla volvió a los brazos de Andrew Parker Bowles. En ese instante, tanto el padre de Camilla como el de su novio, les obligaron a prometerse «en un momento en el que Camilla seguía enamorada de Carlos». Así lo anunciaron en un comunicado oficial en ‘The Times’ el 15 de marzo de ese mismo año.

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Andrew Parker Bowles y Camilla Shand se casaron en una ceremonia católica en la Capilla de los Guardias en Londres el 4 de julio de 1973. Supuso un acontecimiento social de suma importancia en la sociedad británica, con la Reina Madre y la Princesa Anne sentadas en la primera fila. Posteriormente, la pareja se trasladó a vivir a Bolehyde Manor, cerca de Chippenham (Wiltshire), donde Camilla rápidamente se adaptó a las rutinas domésticas, mientras que Andrew fue trasladado a trabajar en el Ejército en Londres.

Por su parte, el príncipe Carlos tenía intención de retomar la relación con ella. «Hablaron mientras estaba embarazada de su primer hijo, Tom, y se veían en el campo de polo siempre que él jugaba». En febrero de 1975, Carlos de Inglaterra se convirtió en el padrino de su hijo y, dos días más tarde, llamó al duque de Beaufort para preguntarle si podía cazar zorros en la finca del duque Badminton, donde Camilla ya hacía lo propio desde hacía años.

A partir de entonces, ella y el príncipe viajaban regularmente con la excusa de la caza, y Camilla Parker Bowles se convirtió en su mejor amiga y confidente.

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