Piru Urquijo, el último cisne de Madrid: retrato de la fascinante abuela de Teresa, prometida de Almeida
Tía abuela de la futura duquesa de Huéscar y nieta de Gregorio Marañón, navegó con Dalí y cenó con Fidel Castro
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Carmen Fernández de Araoz, llamada en sociedad como Piru Urquijo, se ha convertido en una de las protagonistas colaterales de la próxima boda de su nieta, Teresa Urquijo Moreno, con el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, que se celebrará el sábado 6 de abril en la capital. Todo el mundo parece haber quedado fascinado con la azarosa existencia de la abuela política del primer edil quien cumplirá 90 años el próximo 2 de agosto y, en efecto, tiene una vida que merece ser contada. De hecho, en esta época de cisnes revisitados, nos podemos aventurar a asegurar que si Truman Capote la hubiese conocido probablemente la hubiera incorporado a su cohorte de “ladies who lunch” en Le Côte Basque o Le Pavillon. No hay duda de que es carne de literatura: su inconfundible cardado, su afición por las joyas, los broches y la mezcla de estampados. O, conociendo la energía incombustible de Piru, que cuenta con chófer y secretaria, hubiera sido ella la que se hubiera llevado al enfant terrible de las letras estadounidenses a almorzar al Club Puerta de Hierro.
En julio de 1957, nuestra protagonista copó los titulares por su boda con Jaime Urquijo y Chacón, hijo de los marqueses de Amurrio. El enlace, celebrado en la Real Basílica de San Francisco “El Grande” de Madrid, contó con la presencia de numerosas personalidades. Entre ellas, el entonces alcalde de la capital, José María de la Blanca Finat y Escrivá de Romaní, conde de Mayalde, uno de los testigos, así como el almirante Abárzuza, ministro de La Marina; el teniente general Barroso, ministro del Ejército, o el ex embajador estadounidense James Clement Dunn. Sin embargo, el encargado de llevarla hasta el altar fue su abuelo, el prestigioso médico Gregorio Marañón. El banquete tuvo lugar en el chalet de Tiro de Pichón de La Moraleja, en Madrid.
Una familia muy bien conectada
A lo largo de 62 años de sólido matrimonio, ella y su marido, fallecido en 2019 a los 88 años, crearon una gran familia de seis hijos: Juan, financiero fallecido en 1995 durante un accidente aéreo a los 36 años; Cristina, Gonzalo, Lucas, Victoria y Pedro. El primero, Juan, estuvo casado con Beatriz Zóbel de Ayala y Miranda, descendiente de los fundadores de Sotogrande, una de las mujeres más ricas de Filipinas y hoy mujer del fotógrafo Fernando Manso. La segunda, Cristina, con el economista Antoine Velge Thierry. El tercero, Gonzalo, consejero delegado de TALGO y ex presidente de Abengoa, está casado con Marta Barreiros Cotoner, nieta del marqués de Mondéjar, primer jefe de la Casa del Rey y propietaria de la floristería Aquilea, responsable de la decoración floral en la boda de su sobrina con el político del Partido Popular. El cuarto, Lucas, director de comunicación de Roche Farma, es el padre de Teresa y su mujer es Beatriz Moreno y de Borbón, hija de los marqueses de Laserna y primos del rey Juan Carlos. La quinta, Victoria, inversora, contrajo matrimonio con el economista Nicolás Thierry Gudefin. Pedro, el sexto, es ingeniero y está casado con Alba de Donesteve y Goyoaga.
Piru Urquijo, en Los Molinillos. / @valeriacotoner
En su fabuloso piso en el epicentro del Barrio de Salamanca, ubicado en las inmediaciones de la iglesia de los Jesuitas, donde se casarán José Luis y Teresa, Piru y su marido han recibido a numerosas personalidades, incluidos los reyes de Bulgaria y los de España. Allí, un mayordomo exquisitamente vestido de blanco acomoda a los invitados y sirve, entre algunas viandas, jamón de bellota o unas croquetas recién hechas, marca de la casa.
A su vez, Piru posee una increíble finca en Navalagamella (Madrid), a unos 25 kilómetros de la capital. Llamada Los Molinillos, forma parte de la familia desde que la comprase en 1939 el suegro de Piru, Luis Cayetano de Urquijo, marqués de Amurrio. Los predios habían sido el escenario de la gran batalla de Brunete que describió Ernst Hemingway en “Por quién doblan las campanas” y, para su rehabilitación, el aristócrata contrató a un arquitecto californiano llamado Arthur E. Middlehurst que levantó un “Beverly Hills” en plena llanura castellana, tal y como ella misma contó a la edición americana de la revista AD.
Los Molinillos, la finca de Piru Urquijo. / @eiconthemove_
De los jardines se encargó Cecilio Rodríguez, uno de los mejores paisajistas de España. La casa, decorada por el célebre interiorista Duarte Pinto Coelho, cuenta con antigüedades que Piru, una gran amante de la belleza, ha ido coleccionando a lo largo de sus viajes por todo el mundo o, sin ir más lejos, de la Real Fábrica de Cristales de La Granja. José Luis Martínez-Almeida y Teresa Urquijo celebraron allí el pasado sábado 27 de enero la pedida de mano. Debido a la buena relación de la Familia Real con Piru y sus hijos, la Guardia Real entrena allí en ocasiones.
Piru Urquijo, en Los Molinillos. / @eiconthemove_
El verano que Piru navegó con Dalí
El salón de esta residencia es una buena muestra del poder de Piru y su marido en la sociedad española. Allí, hay una fotografía de la abuela de Teresa con Salvador Dalí, junto con el que el matrimonio navegó el Mediterráneo durante el verano de 1962 en el yate de un buen amigo suyo, el empresario Ricardo Sicre, espía de EE UU en la España franquista durante la II Guerra Mundial. “Gala, más difícil de carácter, no encajó en el viaje desde el primer momento. Le incomodaban los horarios, las comidas y la navegación. Al cabo de unos días, desembarcó en el primer puerto que encontramos y se quedó ahí, rodeada de un magnífico equipaje de Louis Vuitton. Nunca más volvimos a saber de ella ni se la volvió a mencionar. Pienso que la única que se quedó preocupada por ella fui yo”, comentó Piru a este periodista.
No iban solos. Les acompañaban el torero Luis Miguel Dominguín, la princesa Domitila Ruspoli o el escritor Robert Graves, entre otros amigos . “El literato nos amenizaba comentando “Yo, Claudio”, su obra de plena actualidad en aquellas fechas, y se paseaba por cubierta con un gran sombrero negro de ala ancha”, dijo Piru, vestida de Yves Saint Laurent en la imagen. La abuela de Teresa Urquijo es una gran amante de la alta costura. De hecho, es, junto a otras poderosas damas del Ibex, una de las mejores clientas de Jan Taminiau, el diseñador de cámara de la reina Máxima de Holanda. Otra de las propiedades de la familia fue el Palacio de Galiana de Toledo, hoy gestionado por Sofía Palazuelo, futura duquesa de Alba y sobrina nieta de Piru.
Piru Urquijo, con su nieta Paloma Urquijo Zobel de Ayala.
Con ustedes, Piru de España
En sus primeros años de vida profesional, su marido estuvo ligado al Grupo Banco Urquijo. Luego a Energías e Industrias Aragonesas durante cincuenta años y, durante cuarenta años, fue consejero de Tabacalera, la mitad de ellos ostentando el cargo de vicepresidente. Según su hijo Gonzalo, presidente de la Fundación Hesperia de los reyes, constituida tras la donación de cuatro millones de euros en 2010 por parte del menorquín Juan Ignacio Balada a los entonces príncipes de Asturias y a los nietos de los reyes eméritos, siempre fue una empresa muy querida por él, ya que su padre, Luis de Urquijo y Usía, marqués de Amurrio, la presidió durante varias décadas. Fue un firme defensor del negocio de los puros, buscando acuerdos con Cuba. Piru siempre tiene alguna anécdota que compartir de sus encuentros con el dictador cubano. De tanto rodearse de leyendas, ella misma se ha convertido en una. Con ustedes, Piru de España.