CONFESIONES

Anne Igartiburu y María del Monte se sinceran en el estreno de ‘Dos parejas y un destino’

La presentadora y la cantante mostraron gran complicidad desde el comienzo y terminaron confesando sus mayores miedos

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Este miércoles TVE estrenaba ‘Dos parejas y un destino’, su nueva apuesta de entretenimiento en la que dos parejas de famosos recorren España viajando por diferentes provincias, y llevando a cabo la  ruta que les preparada un anfitrión misterioso al que conocen al final de la aventura. Para esta primera entrega, Gonzalo Miró y Florentino Fernández y Anne Igartiburu y María del Monte fueron los protagonistas. Castilla-La Mancha era la comunidad a recorrer y su anfitrión -José Bono- les preparó sendas rutas por Toledo y Albacete. A lo largo de su experiencia, la presentadora y la cantante de sevillanas dieron buena muestra de la complicidad entre ellas y aprovecharon además para conocerse mejor. Hubo tiempo para las risas y también para sincerarse.

A medida que avanzaba el programa las dos se iban mostrando cada vez más cómplices y más a gusto. Ambas han dado un giro en sus carreras, ampliando miras y adaptándose a los nuevos tiempos. Mientras que la comunicadora vasca ha ido teniendo cada vez más visibilidad como personaje, además de como coach en sus redes sociales, la cantante andaluza no tiene reparo en participar en distintos programas de televisión donde donde ha dado buena muestra de sus dotes como presentadora, imitadora y cocinera.

Anne Igartiburu y María del Monte

Anne Igartiburu y María del Monte, y Gonzalo Miró y Florentino Fernández han sido las parejas protagonistas del primer programa/TVE

Pero anoche no eran presentadora y cantante, eran Anne y María, dos mujeres de carácter que siempre muestran su mejor cara, pero que también tienen temores. Y ambas aprovecharon la experiencia para desvelar cuáles son sus mayores miedos y también sus secretos inconfesables. Para María, subirse en globo aerostático supuso todo un reto, mientras que para su compañera de programa el hecho de «no valerme por mí misma» y por ende no poder cuidarse de los suyos, es algo que le da pavor.

Anne y el peso de la fama

Lleva dos décadas trabajando en televisión y siendo la cara visible del programa de corazón por antonomasia de la televisión. Pero asumir el éxito durante tiempo llevó a Igartiburu a buscar ayuda para gestionar las consecuencias de la popularidad. «La autoexigencia es muy mala, eso de enjuiciarme y enjuiciar lo que tengo fuera…», explicaba la comunicadora y revelaba además que echa mucho de menos el espacio ‘Corazón’ que la cadena pública retiró de la parrilla cuando comenzó la pandemia. «Estos doce años en psicoterapia me han ayudado a conocerme mejor», confesaba a su compañera.

Anne Igartiburu y María del Monte

Anne le contó a María que ha necesitado de la psicoterapia para gestionar el peso de la popularidad/TVE

Y María le daba la réplica: «La gente te ve diciendo ‘hola corazones’ y se cree que todo está bien». «Pero es muy cerrado no intuir que más allá del ‘hola corazones’ no hay más. Es como si a ti solo te ven cantando sevillanas y no piensan que hay más», respondía la presentadora. Anne además afirmó que para ella un lujo es «hacer lo que quiera con y cuando quiera». «Eres una tía que merece la pena conocer», sentenciaba la examiga de Isabel Pantoja.

El duelo de María del Monte

Aunque la intérprete de ‘Cántame’ siempre se ha caracterizado por su discreción y por su recelo a hablar sobre su vida privada, durante su participación en ‘Dos parejas y un destino’ estuvo tan cómoda con su compañera de viaje que le contó qué ha supuesto la pérdida de su hermano Antonio durante el confinamiento. «Yo estoy acostumbrada a fingir que no tengo miedo, que no tengo pena, mis penas y mis tragedias me las tengo que comer», decía la cantante antes de explicar cómo está viviendo el duelo.

María del Monte

La cantante no pudo evitar emocionarse al explicarle a Anne cómo estaba siendo vivir el duelo tras la muerte de su hermano Antonio/TVE

Fue en abril del año pasado cuando falleció su hermano Antonio. María recibió la noticia estando confinada con su madre, de 95 años y que además está delicada de salud. «Su muerte es el palo más grande que a mí me ha dado la vida», reconocía. «Era mis pies, mis manos, mi cómplice, mi alma gemela. Nos entendíamos con la mirada y no entraba en mis planes que esto ocurriera, pero la vida es sabia y no me puedo derrumbar porque tengo gente a mi alrededor que me necesita», afirmaba sin poder evitar emocionarse.

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