Analizamos el comportamiento de Estela Grande horas antes de que se confirmara su ruptura con Diego Matamoros
En tan solo una hora y cinco minutos, la vida de la mano pasó de la alegría más profunda a la desidia absoluta.
Pasados 43 minutos del arranque de la quinta gala de ‘El tiempo del descuento’, Estela Grande aparecía en el confesionario para visitar la casa de la que había salido días antes. Lo hacía apenas segundos después de que Sofía Suescún atravesase la misma puerta. Dos mujeres y un mismo destino: Kiko Jiménez.
La madrileña aparecía nerviosa recalcando su propia insistencia en volver a Guadalix. ¿Son quizás esas cuatro paredes su zona de confort? “Sí, estoy muy bien aquí, estoy cómoda”, apuntaba la maniquí al ser preguntada por Jorge Javier Vázquez por esta cuestión.
Estela Grande y Kiko Jiménez durante ‘El tiempo del descuento’/Mediaset
Sin embargo, la pregunta más delicada llegaba segundos después. El presentador le inquiría sobre el estado actual de su matrimonio. Ella, lejos de aclarar tajantemente su estado civil, comenzaba a lanzar frases dubitativas. “Se están diciendo muchas cosas, algunas son verdad y otras son mentira”, decía la maniquí en un intento frustrado por explicarse. Al ver la perseverancia del conductor del programa, Estela decía no haberse planteado una ruptura con Diego, pero necesitar “un poco de tiempo” para poner todo en su sito. ¿Grandes explicaciones para grandes mentiras?
Los argumentos comenzaron a confrontar en el mismo momento en que Estela dijo la siguiente frase: “Pase lo que pase, siempre voy a querer a Diego porque es una persona muy importante en mi vida”. ¿Si no han hablado de ruptura y quieren continuar con la relación, porque Estela baraja la posibilidad de que pase otra cosa?
Diego Matamoros y Estela Grande durante ‘El tiempo del descuento’/Gtres
Estela entraba en la casa con el fin de ver a Kiko Jiménez. Un encuentro en el que Estela comenzaba a justificarse sobre su visita. “Me ha costado mucho venir, no sabía si hacerlo porque no quería perjudicarte”, afirmaba. En ese momento, Estela comienza a hablar sin filtro solo respondiendo a una pregunta que Kiko le hacía: “Estela, ¿cómo estás? ¿Estás feliz? Ella confesaba con un nimio: “Estoy bien”. Sin querer dar más explicaciones. Tan solo una: fuera de la casa ha estado enganchada al canal 24 horas para ver a Kiko.
Sin embargo, toda la efusividad y alegría que destilaba en ese encuentro privado con el extronista, se volvió gris al convertirse en espectadora de la visita de Sofía Suescún a Kiko. Estela observaba los besos y abrazos de la pareja de forma pensativa y con una mano sobre su cara. Semblante serio y ojos achinados para no perderse ni un solo instante de lo que estaba ocurriendo en la sala contigua.
Estela se llevaba las manos a la cabeza cuando Kiko y Sofía bromeaban con la posibilidad de pasar una noche sexual los tres juntos. En ese mismo instante, un se cayó el mundo para ella. “Me siento estúpida”, sentenciaba. “No me puedo arrepentir de haber subido, pero me siento tonta. Ahora mismo me siento fatal”. Los ojos de Estela comenzaban a inundarse de lágrimas. En tan solo una hora y cinco minutos, la vida de Estela Grande pasó de la alegría más profunda a la desidia absoluta.