Un aborto y un reproche a su padre: Ana Botín cuenta los episodios que han marcado su vida
La presidenta del Banco Santander se sincera en 'Planeta Calleja' para hablar de las dificultades que tuvo en la relación con su padre
No es fácil conseguir un testimonio privado de Ana Botín, pero Jesús Calleja lo ha conseguido. El presentador se la ha llevado a su ‘planeta’, con Groenlandia como telón de fondo, para hablar del cambio climático y de otras cuestiones de índole más personal. La heredera del Banco Santander ha repasado alguno de los momentos que han marcado (para bien o para mal) su vida.
Pocos conocen que perdió un niño y Ana Botín se sinceró así con Calleja sobre este asunto: «Mi primer cargo de relevancia aquí en España lo tuve pasados los 30. Perdí una niña, esto nadie lo sabe, y quise cambiar de aires, por eso decidí dejar Estados Unidos y mudarme a España para trabajar en el banco. Me llamó un señor para trabajar en el banco de mi padre, así que deduzco que le preguntó si le parecía bien, pero mi padre nunca me dijo nada».
Aún le escuece la decisión de su padre, Emilio Botín, de prescindir de ella en el banco y no duda en reprochárselo: «Creo que lo podría haber hecho de otra manera. Mi padre me llamó un día, tras estar 10 años en Latinoamérica, y me invitó a irme para que pudiese haber fusión. Hizo lo que tenía que hacer, pero la manera en que me lo dijo me hizo daño»
La relación con su padre estuvo lejos de ser idílica en lo profesional: «La relación con mi padre, como padre, era buenísima. Como jefe, teníamos nuestros más y nuestros menos, pero como padre era estupendo. Siempre nos fuimos de vacaciones juntos, cada año, por eso los tres años que nuestra relación estuvo peor tras el despido se me hicieron tan largos».
Al mismo tiempo ha contado su episodio más complejo con su progenitor dentro del Santander: «Lo más duro fue lo que dijo en una junta de accionistas. Me dejó regular, porque dijo que lo que le importaba era el banco y no la familia. Visto lo que pasó después, que realmente fue una guerra entre azules y rojos, si no me hubieran matado entonces me hubieran matado a los seis meses porque fue una situación muy dura que se prolongó durante seis años».