Los que ganan y los que perdemos con un petróleo caro
El precio del petróleo marca nuestras vidas. El tremendo alza del 40% que acumula en el último año, poco a poco, lo iremos notando en la calle. La cotización del mercado del crudo siempre ha supuesto una historia de vencedores y vencidos, siempre los hay que ganan, y los hay que pierden. Pero, ¿quiénes son?
Los que ganan con un petróleo caro
Sólo las compañías petroleras, las empresas de ‘fracking’ y los países productores de crudo se benefician de un ‘oro negro’ caro, como el actual, que ha roto los máximos desde 2014. Así, Venezuela o Rusia son algunos de los más beneficiados, sino ¿de qué iba a firmar Putin un tratado con la OPEP para recortar la producción petrolera? Los países árabes, por supuesto, también notan el impacto.
La industria del polémico ‘fracking’ sólo resulta rentable por encima de los 50 dólares por barril, con lo que las empresas dedicadas a este modo de extracción petrolera también resultan muy beneficiadas con un alto precio del crudo.
Las petroleras, por supuesto, también resultan beneficiadas, toda vez que los precios altos de petróleo les permiten ensanchar sus márgenes de beneficio. Basta ver a Repsol en Bolsa, que atraviesa una auténtica subida libre gracias a la cual ha roto sus máximos históricos. Según el consenso de Bloomberg, cuatro de cada diez analista recomiendan comprar sus títulos, frente a un 50% que apuesta por mantener en cartera el papel de la petrolera española.
Los que perdemos
Entre los ganadores se encuentran muy pocos residentes en España. Sin embargo, somos muchos los ‘perdedores’ con una escalada del precio del crudo. Nuestro país importa prácticamente todo el petróleo que consume, lo que ya nos da una idea de lo que supone un encarecimiento del mismo. Todos los países ‘dependientes’ de los productores, perdemos con un petróleo caro.
Así las cosas, la gasolina también se encarece, lo que implica, por tanto, que todos los productos y servicios que requieran transporte verán incrementado su valor. Pongamos un ejemplo claro. Si en Madrid queremos comprar unas buenas naranjas valencianas, tendremos que pagar el transporte, que se habrá encarecido debido al alza de la gasolina, y repercutirá en el precio final de la naranja y, por tanto, en nuestro bolsillo. Pues así con todos los productos.
En el transporte de pasajeros, lógicamente, también se notará, y mucho, encareciendo todo tipo de viajes. Todo esto, sin hablar de la multitud de productos cotidianos fabricados a partir de derivados petrolíferos.
De seguir el alza, podría llegar a suponer una subida general de los precios y, por tanto, haría despertar a la inflación. Una inflación que haría subir el IPC y que nos haría disponer de una menor renta para consumir. Lo mismo ocurriría con las empresas españolas, que habrían de pagar más por prácticamente todo.
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