Xabi Alonso se montará el martes, tras entrenar en Valdebebas —las nuevas costumbres del donostiarra, que no a todos gustan en el club—, en un avión rumbo a Atenas, donde los blancos jugarán la quinta jornada de la fase de liga de la Champions contra el Olympiacos, sin red. Sin salvavidas. Sin margen de error. El empate contra el Elche, sumado a la derrota en Anfield y al pinchazo en Vallecas previo al parón y a las malísimas sensaciones que transmite el equipo, dejan al donostiarra a los pies de los caballos en una situación tremendamente delicada. Una derrota en el Pireo le pondría en un serio peligro para continuar siendo entrenador del Real Madrid.
Xabi Alonso ha cometido muchos errores desde que es entrenador del Real Madrid. Su primer gran fallo llegó en Estados Unidos. En concreto, en la semifinal del Mundial de Clubes contra el PSG, cuando no fue fiel a su idea para contentar a un Vinicius con el que nunca ha terminado de casar. El brasileño iba a ser suplente ese día, pero la lesión —por no decir leve molestia— de Trent le terminó colocando en el once titular. El donostiarra cambió el dibujo, regresó al 4-3-3 y los de Luis Enrique le metieron cuatro goles.
El segundo gran error, aunque antes ha ido cometiendo otros más, menos graves, de gestión de vestuario —especialmente con Vinicius—, llegó en el derbi contra el Atlético de Madrid. Otra vez no fue fiel a su idea, apostó por Bellingham y el inglés, que forzó, demostró que no estaba listo para ese encuentro. Días después, en Almaty, le dejó en el banquillo y se sintió señalado, arrojando más leña al fuego. En Kazajistán también emergió el incendio Valverde, que habló en la rueda de prensa previa, dijo que en el derbi faltó actitud; Xabi le rectificó minutos después y fue suplente. Lo que pasó después ya es sabido por todos. El charrúa no calentó, mostrando una imagen impropia de un jugador de su profesionalidad.
Los errores de Xabi
En los partidos siguientes, Xabi ha ido cometiendo pequeños errores, todos ellos de gestión de vestuario, que le han hecho perder a la gran mayoría de sus jugadores. El ejemplo se vio en Elche, donde dejó en el banquillo a Vinicius, Valverde y Camavinga, tres de los cuatro futbolistas con los que tiene una mayor falta de entendimiento. No hizo lo propio con Bellingham porque no había más. Cuando los tres saltaron al terreno de juego en la segunda parte, con el Real Madrid perdiendo, la actitud estuvo lejos de ser la esperada. Algo que quedó reflejado con el 2-1 de Álvaro Rodríguez.
Todo esto ha provocado una serie de malos resultados que han llevado a Xabi Alonso a no tener red, a no tener colchón. Decía Ancelotti, hoy anhelado por varios, que en el Real Madrid un empate es la antesala de la crisis. El donostiarra suma tres pinchazos seguidos, por lo que la herida ya es profunda y parece que se puede infectar. No ganar en Grecia, donde nunca lo han hecho los blancos a lo largo de su historia, pondrá al vasco en una posición tremendamente delicada, con su futuro más que cuestionado.
Al mismo tiempo, hay jugadores en el Real Madrid que reconocen que ellos también deben mejorar. Que la única culpa no puede ser del entrenador, puesto que la temporada pasada ya estuvieron mal con un técnico totalmente diferente, como era Carlo Ancelotti. Un pensamiento que comparten en Valdebebas, donde prefieren repartir las culpas.