El Real Madrid volvió a demostrar ante el Atalanta un evidente problema con el gol. Unas dificultades para marcar que alcanzan su máximo exponente en Vinicius Junior. El joven brasileño volvió a quedarse a cero, pese a tener oportunidades claras para ver por fin puerta. Su crisis con el gol no tiene fin. En la ida de los octavos de Champions sumó su vigesimoquinto partido de forma consecutiva sin anotar. Un lastre que empieza a pesarle y mucho, más aún en un momento en el que es una de las principales bajas en ataque del equipo, teniendo en cuenta el importante número de bajas de los de Zidane.
Vinicius no termina de despegar y parte de la culpa reside en su incapacidad para marcar. Su falta de instinto goleador queda normalmente cubierta con su desborde desde la banda, pero en las ocasiones en las que no debe perdonar, lo hace, convirtiéndose en el principal escollo de que su etapa en el conjunto blanco no esté siendo un éxito rotundo. El constante peligro que genera desde el costado se diluye cuando enfila la portería y eso, cuando no hay un nueve de referencia, se convierte en un problema real para los intereses del equipo.
Ante el Atalanta, Vinicius volvió a quedar en evidencia por su falta de acierto. De hecho, tuvo la que quizás fue la oportunidad más clara del partido, pero nuevamente la mandó lejos de la portería. Era complicado, pero lo hizo. El canarinho gozó de una ocasión en el área pequeña, solo ante el portero, que ni siquiera se le echó encima. El balón le cayó muerto, cualquier remate medianamente bueno lo hubiera mandado dentro de la portería, pero intentó una imposible e innecesaria vaselina que terminó con la pelota saliendo por encima del larguero.
Aquel tanto hubiera dado un respiro al Real Madrid que, con empate a cero en el marcador, veía como cada vez más se le complicaba la eliminatoria, después de haber estado desde el minuto 17 con uno más. Los madridistas no estaban sabiendo aprovechar la superioridad numérica, al no generar excesivas ocasiones gracias al buen repliegue del equipo italiano. Y en la acción que pudo cambiar el desarrollo de la eliminatoria, Vinicius volvió a demostrar que está negado de cara a gol. Por suerte, Mendy apareció para sorprender al final y darles la victoria.
25 partidos sin marcar
El jugador del Real Madrid encadena ya 25 partidos consecutivos sin marcar. Hay que remontarse al 21 de octubre para encontrar su último gol. Fue en la misma competición, en Champions, ante el Shakhtar, en el primer partido que disputaban los blancos y que perdieron por 2-3. Entonces, llevaba apenas unos segundos sobre el césped cuando se aprovechó de un saque de banda para robar, salir en velocidad hacia el área y batir al meta. Los blancos se engancharon a un partido que perdían por tres goles al descanso, aunque finalmente no pudieron rascar nada positivo.
Fue la última aparición como goleador de Vinicius, que aunque no ha marcado, sí que ha estado presente en algunos de los goles marcados por los madridistas desde entonces. De hecho, ha dado tres asistencias en este tiempo, además de provocar un gol importantísimo para los intereses del equipo en la Liga. Contra el Inter asistió a Rodrygo en la agónica victoria en Valdebebas por 3-2, repitiendo también frente al Athletic en el gol de Kroos y ante el Getafe para Benzema.
En el partido ante el Sevilla, en el que los blancos comenzaron a salir de la profunda crisis que se encontraban, fue clave en el cambio de imagen que protagonizó el equipo. Con empate a cero en el marcador, desaprovechó un centro buenísimo desde la izquierda al primer palo que no logró enganchar bien, pero sí que tocó lo suficiente para despistar a Bono, que terminó introduciéndose el balón en su portería.
Inicio prometedor
Los partidos que lleva sin marcar, contrastan con un inicio de curso prometedor para el brasileño. En los cinco primeros partidos que disputó, marcó los tres goles que lleva hasta la fecha este curso, lo que hacía presagiar que estábamos ante el arranque goleador del joven. Vinicius había pecado siempre de perdonar cuando se ponía frente al arco, aunque en el primer tramo del curso, parecía haber dejado atrás sus inseguridades a la hora de disparar a gol.
En su segundo partido de la temporada, contra el Valladolid, hizo el solitario tanto de la victoria del conjunto blanco en Valdebebas, lo que ponía al Madrid en la zona alta de la clasificación, tras un inicio de curso más que dudoso. Tan solo una semana más tarde, adelantaba de nuevo a los blancos ante el Levante y encarrilaba una victoria que no se conformaría hasta los minutos finales. Dos partidos después, llegó el gol ante el Shakhtar, el último de los que ha marcado este curso.
Su frenético arranque de temporada como goleador no hacía indicar para nada la sequía que vendría después. En 312 minutos disputados marcó un total de tres goles, un promedio a la altura de los mejores del mundo. Sin embargo, desde entonces acumula un total de 1.235 minutos sin ver puerta. Oportunidades para ello ha tenido más que de sobra.