Vinicius sigue pidiendo paso. Sigue reclamando su sitio. Gritando que se merece unos galones que le está costando tener. Hace unos días se cumplían dos años de su debut como jugador del Real Madrid y el resumen era que en este tiempo había vivido instalado en una montaña rusa que no le había permitido terminar de asentarse. Ahora, parece que esa montaña asciende y él disfruta, aunque el objetivo es que la abandone y se instale en la continuidad. Ante el Levante volvió a ser titular, disfrutó, marcó y, como no, también falló. Vini en estado puro.
Desde el primer minuto se vio que Vinicius tenía ganas de reivindicarse. Tras dos suplencias, la última contra el Valladolid, donde fue clave saliendo desde el banquillo para hacer el gol de la victoria, Zidane le devolvía la titularidad y no estaba por la labor de desaprovechar la oportunidad. Eléctrico, junto a Benzema y Asensio arriba, el Madrid adquirió una movilidad que no se había visto hasta la fecha. Y así le llegó el premio al brasileño.
El Madrid sacaba un córner que terminaba en el segundo palo, donde Vinicius aprovechaba el espacio, controlaba, respiraba, golpeaba y, con calidad, la metía para adelantar a los blancos. Por primera vez desde que es jugador madridista marcaba en dos partidos consecutivos. Celebración, beso al escudo y piña con sus compañeros antes de seguir con su gran actuación.
Siendo siempre una solución, Modric veía como se desmarcaba por la banda, le metía una pelota en largo, corría más que nadie y, antes de pisar línea de fondo, levantaba la cabeza para asistir a Benzema, pero el galo no pudo concluir la jugada con premio. El Madrid se gustaba en la primera mitad y Vinicius se mostraba cómodo.
Llegó el Vini fallón
Tras el paso por los vestuarios el Real Madrid tuvo 10 minutos de arrebato donde buscó el segundo gol, ese que no llegó porque Vinicius, que sigue teniendo que mejorar la definición, fallaba dos oportunidades prácticamente consecutivas. Primero, Asensio le servía un balón y cuando se la levantó a Aitor, la pelota se marchó por poco. Y después, era Benzema el que le asistía y Vini, cuando sólo tenía que dirigir el esférico hacia la portería, golpeaba desviado.
Luego el Levante dio un paso al frente, el Real Madrid comenzó a sufrir y Vinicius ya no disfrutó tanto. Con los blancos tocados, Zidane decidió meter hombres de refresco y retiró al brasileño, que dejó un muy buen sabor de boca, pero que, una vez más, demostró que su relación con el gol tiene que mejorar, aunque está trabajando en ello.